Romina Guevara: la enfermera "del barrio" que fue reconocida como "arquitecta social" del año
Trabaja desde hace 18 años en el Hospital Iturraspe y es, además, estudiante avanzada de Abogacía. Después de su labor en el nosocomio, atiende a vecinos de barrio Parque y San Cayetano de manera desinteresada, a la vez que participa activamente del espacio comunitario La Virgencita en barrio Parque. Su historia.
Recientemente, el proyecto Arquitectos Sociales llevó a cabo su XI Gala Anual de Premiaciones, en la que Romina Guevara, Lic. en Enfermería, fue reconocida como la Arquitecta Social del Año 2024.
Guevara trabaja desde hace 18 años en el Hospital J. B. Iturraspe y es, además, estudiante avanzada de Abogacía. Después de su labor en el hospital, se transforma en "la enfermera del barrio" atendiendo a vecinos de San Cayetano y Parque en forma permanente y ad-honorem, a la vez que participa activamente del espacio comunitario La Virgencita en barrio Parque.
Guevara fue distinguida junto a otros referentes de la comunidad en diferentes rubros. Así, resultaron premiados Mirta Verita, en Cultura; Gustavo Rosso, en Nobleza del Trabajo; el Dr. Walter Astegiano, en Vocación al Servicio; Maricel Vocos y Paulina Bertoli, en Fortaleza en la Adversidad; y Joaquin Robledo, como el Joven Arquitecto Social, éste último distinguido por el Comité de Honor.
En La Mañana de El Periódico, por El Periódico Radio, Guevara contó las sensaciones al recibir la distinción y se refirió a su actividad, que trasciende lo laboral sumando su granito de arena a la comunidad.
“No me lo esperaba. Estaba con mi familia y fue sorprendente, emocionante, no lo esperaba, había muchos candidatos y todos eran muy buenos. Por eso quiero agradecer el trabajo que hacemos desde el Centro Comunitario La Virgencita todos los días desde donde apostamos todos los días a ayudar y a acompañar a todo el grupo de familias que hay”, comenzó.
La profesional contó que su pasión por la enfermería nació hace muchos años, un poco por legado, ya que en su familia hay varios integrantes ligado a la actividad: “Ya viene como de un legado esto de apostar al servicio de la salud. Nos gusta esta vocación de estar siempre al servicio del otro. Y desde la salud, teniendo en cuenta que muchas personas no se controlan, no se hacen chequeos".
Pero también, otro poco se dio a partir de una difícil situación familiar, ya que su papá falleció precisamente por no controlar su salud adecuadamente. “Ahí dije que quería estudiar esto. Mi papá falleció de un infarto. Yo siempre trabajé en terapia intensiva y esto sirvió para empezar a educar y promocionar la importancia de cuidarse”, reveló.
A partir de su labor, Guevara vivió momentos duros al enfrentarse a pacientes con gripe A y Covid-19: “Mi pensamiento es por qué esperamos a que los pacientes lleguen muy mal y no podemos ir nosotros, como equipo de salud al barrio, y hacer promoción, educación y acompañamiento a las personas”.
El trabajo en el barrio
Romina nació en barrio Parque y es por eso que decidió invertir parte de tu tiempo y sus conocimientos allí: “Nací en Barrio Parque, me fui a los 11 años más o menos, después me recibí, estudié mi profesión que me apasiona, y quise volver al barrio, donde vive toda mi familia. Me fue muy fácil llegar al barrio, ya era una más, ya me conocían, entonces empezamos a hacer consultas y se fueron diagnosticando varias cosas”.
Sobre cómo se dio, recordó: “En 2020 estaba estudiando Abogacía, frené y me pregunté de qué me servía tener tantos títulos colgados en la pared si nadie los estaba aprovechando. Y ahí me di cuenta de que no sirve de nada si no estás ayudando a tus padres, a tu prójimo, a tu vecino”.
Es así que a la par de su trabajo en el hospital, en turnos de ocho horas, Romina organiza consultas médicas gratuitas en el centro comunitario del barrio, donde las personas pueden llegar de manera espontánea para recibir asesoramiento y orientación en salud.
Además de brindar atención médica básica, se encarga de acompañar a los vecinos en el acceso a especialidades y tratamientos, guiándolos en el sistema de salud público y privado, muchas veces enfrentando la escasez de recursos y tiempos de espera.
Así, por ejemplo, ayudó a una mujer a llegar a su diagnóstico de cáncer y poder tratarse, así como pudo hacerle conocer a la familia de un niño con dificultades en el habla de que ello era producto de una hipoacusia.
“Me preguntaban cómo había llegado el diagnóstico. Y era de ir a verlos a la casa. Yo voy a la merienda del comedor La Virgencita, todas las tardes que no trabajo en el hospital estoy en el centro comunitario. Ellos llegan y hablan conmigo, sin turnos, sin nada. A veces llegan con un laboratorio o un estudio médico y yo les digo a dónde tienen que ir. Es un asesoramiento y acompañamiento, para que puedan conocer cómo funciona el sistema de salud, tanto lo público lo privado, orientándolos a dónde tienen que llegar”, apuntó.
Sobre el final, se refirió acerca de su premio y reflexionó: “Yo creo que todos podemos ser arquitectos sociales. Creo y apuesto a que todos podemos dar un poquitito del tiempo, así sea un día a la semana, para ayudar al prójimo”.