Desde hace algunos meses en San Francisco viene ganando terreno el famoso “paco”, la droga corrosiva derivada de los restos de la cocaína, aunque en los barrios marginales de San Francisco se la conoce por su forma de consumo: “pipazo”

Alejandro (30) –nombre ficticio para proteger su identidad- sufrió las consecuencias de esta peligrosa droga que desde el año pasado viene ganando adictos en los sectores más humildes. Se obtiene con la mezcla de restos de pasta base de la cocaína con otros ingredientes, es decir, con las sobras de la producción de cocaína.

El joven expone ante nuestros ojos los sencillos elementos para armar el “pipazo”. Un tubito de aluminio-que puede extraerse de una bombilla para tomar mate-, virulana, una cuchara sopera, bicarbonato de sodio-que a veces es reemplazado por picadura de tubos fluorescentes e incluso veneno para ratas-, un palillo y la bolsita de pasta base, que según Alejandro se consigue a 100 pesos.

Según cuenta, la dosis puede durar hasta cuatro pitadas, pero los efectos son inmediatos y devastadores para el cuerpo.

"Hace alrededor de seis meses que está en la ciudad y unos tres que se ve habitualmente en los barrios", sostiene Alejandro. "La virulana sirve como filtro, pero para que todo tenga mayor efecto, porque estás quemando un metal que tiene un montón de químicos", afirma. Los puntos de venta del "pipazo" son los barrios Acapulco, San Cayetano y San Javier.

Las consecuencias negativas

El joven asegura estar recuperado y admite todo lo que esta droga le produjo. “Lo primero que te da es coraje, estás siempre activo, si te dicen algo reaccionás mal. Y necesitas seguir consumiendo, el cuerpo te lo pide y mientras más fumás más loco quedás. Podés estar hasta tres días sin dormir y no te importa nada”, describe.

“A mí me trajo muchos problemas con mi familia-continúa-, lo primero que hacía era salir a robar a cualquiera, le quería pegar a mi vieja, le robaba cosas, vendía lo poco que tenía o lo empeñaba. Y los narcos se aprovechan de eso. Le dan ayuda al que se está drogando, y le cambian cualquier cosa por tres bolsas de esa porquería”. 

Las familias piden ayuda

Desde la Asociación Civil Nazareth, casa “San Francisco de Asís”, institución que realiza una intensa tarea en el tratamiento de las adicciones en nuestra ciudad, advierten sobre la presencia de esta nueva modalidad.

“En los últimos meses tuvimos 5 casos de adolescentes de entre 17 y 24 años que llegaron a la institución y cuyas familias insistían en que consumían ‘el pipazo’”, sostiene la directora institucional de la casa, María Susana Aymar. Sólo 1 de los 5 casos ha comenzado el tratamiento en la casa, los demás fueron internados en terapias psiquiátricas.

“Las familias describen los síntomas de sus hijos como que están totalmente alienados, es decir perdidos, que se autoagreden o atacaron a integrantes de la familia. Pasan tiempo sin comer ni dormir”, sostiene Aymar. “Nosotros advertimos que hay algo más dando vueltas y que ha llegado a un sector con menor poder adquisitivo”, concluye.

Los efectos

Las consecuencias de esta tendencia se pueden dividir en cuatro etapas según informes especializados:

-Etapa de euforia, en la que se observa una disminución de inhibiciones, sensación de placer e intensificación del estado de ánimo. En algunas personas puede tomar rasgos de: euforia, hipervigilancia, hiperexcitabilidad, éxtasis, cambios en los niveles de atención. Disminución notable del apetitito y la fatiga.

-Etapa de disforia, en que el sujeto bruscamente empieza a sentirse angustiado, deprimido e inseguro. Se produce un deseo incontenible de seguir fumando.

-Etapa en que el sujeto empieza a consumir ininterrumpidamente para evitar la etapa "2" cuando aún tiene dosis en la sangre.

- Etapa de psicosis y alucinaciones. Finalmente la psicosis o pérdida del contacto con la realidad. Las alucinaciones pueden ser visuales, cutáneas, auditivas y olfatorias. La psicosis se puede producir después de varios días o semanas de fumar con frecuencia. Se presenta agitación, ideas paranoides, agresividad, alucinaciones, etc.