Días atrás, varios grupos de investigadores de San Francisco fueron seleccionados por el Programa Jóvenes en Ciencia, impulsado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba, y apoyado por de la Agencia Córdoba Innovar y Emprender, universidades de la provincia de Córdoba y CONICET Córdoba, para recibir financiación para sus investigaciones en marcha.

Este programa viene a dar respuesta a la necesidad de fortalecer el sistema científico tecnológico promoviendo que más jóvenes se inserten en el mismo, sumando capacidades, habilidades y nuevos conocimientos. En este sentido, el Programa tiene por objeto motivar, impulsar y fortalecer la creación y consolidación de equipos de investigación liderados por jóvenes de hasta 35 años, quienes acompañados por tutores, generen conocimiento original y/o innovador con potencial para transferencia o aplicabilidad en la Provincia de Córdoba.

Entre los seleccionados estuvo el proyecto del grupo del ingeniero Lucio Chiappero, docente de UTN San Francisco. Más allá de que su nombre figura por ser el director del proyecto, lo acompañan la ingeniera Micaela Peralta, la ingeniera María Celeste Porporatto y dos estudiantes de Ingeniería Química: Santiago Dobler y Mateo Lesta. En su caso recibirán 500 mil pesos para avanzar en el desarrollo de biopellets para la industria de procesamiento de plásticos.

Todos son integrantes del grupo de investigación y desarrollo GPOL de UTN San Francisco, que se dedica al estudio, caracterización e investigación en el área de polímeros, y que dirige la doctora Verónica Nicolau, quien en esta oportunidad ofició de tutora. Más allá de que los integrantes son más, para este en proyecto en particular sólo participaron algunos.

El proyecto

El tema del proyecto presentado tiene que ver con el desarrollo de biopellets para la industria de procesamiento de plásticos, es decir, con el desarrollo de materiales más ecológicos que los tradicionales.

“El biopellet es un pequeño material de plástico que se utiliza como componente fundamental para la fabricación de grandes compuestos plásticos. A diferencia de los pellets convencionales, los biopellets están compuestos no solo por plástico, sino también por componentes naturales como la lignina. Justamente el objetivo general de trabajo es obtener materiales más amigables con el medio ambiente”, explicó Chiappero.

Tratando de llevar claridad sobre el tema de la investigación, explicó que en la actualidad existe un importante uso de materiales termoplásticos que son derivados del petróleo. Por ello, como el petróleo es un recurso no renovable, buscan hacer materiales usando otro tipo de materia prima.

“En el caso nuestro utilizamos lignina, que es un polímero muy complejo que está presente en la pared celular de las plantas. Y es un desecho de la industria papelera, o era, porque actualmente se le están buscando nuevos usos para no tirarla. El objetivo nuestro es mezclar un termoplástico, por ejemplo, el polietileno lineal de baja densidad, con la lignina en bajas proporciones, y elaborar un material novedoso que conste de la mezcla de termoplástico y lignina”, indicó.

De esta forma, se pretende utilizar una menor cantidad de termoplástico obteniendo un producto a bajo costo: “El material final sería más amigable con el medio ambiente”.

Qué busca la investigación

La investigación busca responder varios interrogantes relacionados a los materiales a usar como materia prima.

“Puede haber lignina proveniente de plantas de madera dura, de madera blanda, de hierbas. Cada una es distinta. Entonces tenemos que caracterizarlas, es decir, conocer sus propiedades físicas, sus propiedades químicas, su estructura química, entonces de esa forma nos vamos a dar cuenta cuál es la más adecuada para utilizarla en el termoplástico. Una vez que tenemos las mezclas, la idea es evaluar, por ejemplo, si se puede procesar correctamente, si no existe una separación de fases, si los materiales son compatibles, porque puede pasar que la lignina y el termoplástico no sean compatibles entre sí y el material que obtengamos no tenga buenas propiedades finales y no sirva”, detalló.

Seguidamente, amplió: “Una vez que conozcamos cómo lo podemos procesar, a qué temperatura, a qué tiempo, podemos obtener los materiales. Y una vez obtenidos, la idea es caracterizarlos también para ver si sus propiedades finales son similares al termoplástico puro. Esto es para poder decir si el material nuevo que hicimos es similar al material puro. En ese caso tendríamos un beneficio económico, porque sería más económico, y un beneficio ambiental, porque estaríamos utilizando una materia prima renovable y que sustituye el petróleo”.

La investigación se encuentra en un nivel 3 de lo que se conoce como maduración tecnológica, es decir que ya cuenta con cierto avance: “Tenemos algunas investigaciones, caracterizaciones de lignina, algunos estudios previos hechos, trabajos presentados, aunque hechos a escala de laboratorio, es decir, a una escala pequeña. La idea es terminar de estudiar bien todos estos procesos y poder llevarlos a una escala industrial, con mayores volúmenes de material”.

El financiamiento

Según explicó Chiappero, el dinero a recibir sería utilizado para la compra de equipamiento, la realización de análisis y gastos varios.

“Muchos análisis que se requiere hacer a la lignina hay que tercerizarlos por así decirlo a institutos que cuentan con equipamiento que nosotros no tenemos. También para caracterizar estas ligninas necesitamos reactivos que son muy costosos, por ello con esta financiación los vamos a poder adquirir. Y por una actividad de divulgación. Una vez que tengamos algún resultado, sería interesante poder exponerlos en distintos congresos y esto también lleva un costo”, cerró.