Patricia Cagnola es madre, abuela, esposa y también rectificadora de motores, tarea –esta última- que debió aprender por necesidad y para ayudar a su marido Carlos.  

Juntos trabajan en Recti Tec-abreviatura de rectificaciones técnicas-, su taller ubicado en el Parque Industrial.

"Nunca me imaginé que iba a tener contacto con la grasa y los motores. Comencé en este trabajo con mi esposo hace 29 años, fue por necesidad, él se había separado del socio que tenía y no contaba con el tiempo para hacer una tapa de cilindro. Me enseñó y me empezó a gustar. Todo lo que sé se lo debo a él", asegura.

En el taller realizan rectificaciones de todo tipo de motores, autos, camiones, tractores y alguna que otra motito. “Yo trabajo con tapas de cilindro y todo el proceso que lleva para repararlas, desarmarlas y rectificarlas”, dice Patricia con solvencia.

Multifunción

Pero Patricia no solo trabaja entre máquinas, grasa, aceites y querosene, entre otras cosas, también le gusta tejer, coser, bordar y cuidar de sus nietos. Además atiende su casa y lleva la parte administrativa y contable de Recti Tec. "En realidad así como en su momento me gustó trabajar en el supermercado, también hoy disfruto estar en el taller”, señala. 

Pese a sus más de dos décadas en el taller, Patricia asegura que todavía en la actualidad muchos clientes se sorprenden de verla trabajar entre las máquinas: “Por lo general son personas que nunca han visto una mujer en un taller y sí, he tenido alguna que otra broma machista que decían que ‘las mujeres deberían estar en la cocina y en la casa’, pero no lo entienden, yo doy gracias a Dios de poder trabajar en un taller que se hizo desde abajo y con mucho esfuerzo”, reconoce.