Por Manuel Ruiz

Los libros viajan a través de la escuela es el nombre del proyecto que el docente Leandro Fenoglio imaginó para unir transversalmente los niveles de la Escuela Nicolás Avellaneda, el Normal. Un libro de cuentos escrito por los chicos de quinto grado, ilustrado por los de quinto año y que los niños del jardín seguirán leyendo cada vez que quieran. Tres de las ilustradoras, Carolina Dussin, Abril Correa, Gimena Magnino y el propio Fenoglio lo explican.

A cargo de la cátedra de Arte de 5° año de la institución, Fenoglio le propuso a esos alumnos un proyecto al que llamaron “Los libros viajan a través de la escuela”. 

La idea consistía en que los chicos de 5 grado de la primaria a cargo de la maestra Maricel Mina, clave en el proceso, escribieran un libro de cuentos. Una fábula. Lo que quieran. Ese texto no frenaba ahí con un excelente felicitaciones, seguía hasta 5° año, donde los chicos del secundario debían interpretar ese cuento e ilustrarlo. No importaba si ese trabajo llegaba al seis arañando o clavaba un diez. Porque seguía, hacia abajo. Hasta el jardín de infantes, donde los chicos de las salitas se iban a encontrar con las historias que escribieron los grandes y dibujaron los más grandes. Para terminar de significar la obra.

Desarrollo

Doce cuentos escritos de a dos. E ilustrados por dos o tres de seis años más grandes. Tres de esas ilustradoras, que trabajaron sobre tres textos diferentes, cuentan que lo más difícil fue respetar lo que habían escritos los chicos. “Porque algunos tienen mucha imaginación (monos con un ojo, cuatro orejas y cinco patas, por ejemplo) y queríamos que eso se refleje en la ilustración. Y después tratar de ser lo más creativas posible para que a los chicos del jardín les guste, les diviertan”, señalan.

23 de septiembre, los chicos del secundario y del primario le entregan y leen los libros a los chicos del jardín. Fenoglio se siente contento de que los chicos se vieran capaces de ese hecho creativo colectivo. Tuvo un desenlace feliz. Pero no es el final porque este cuento no se ha acabado, lo siguen contando los chicos del jardín.