El 16 de octubre es el Día Mundial de la Alimentación. Este año el lema elegido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es “Protección social y agricultura, romper el ciclo de la pobreza rural”.

Se entiende por protección social una combinación de políticas, programas e intervenciones destinadas a proteger a las personas cuyos derechos están vulnerados por la pobreza y la inseguridad alimentaria; es decir, que no tienen acceso regular a suficientes alimentos nutritivos, necesarios para llevar una vida activa y sana.

La protección social evita que las personas pasen hambre a corto plazo, pero fundamentalmente fomenta la producción y proporciona una mayor estabilidad de ingresos a largo plazo, lo cual reduce la inseguridad alimentaria y la pobreza. La alimentación escolar, por ejemplo, es una forma de protección social.

El Día Mundial de la Alimentación es una oportunidad para reflexionar sobre cómo nos alimentamos y cómo eso influye en la salud. No se trata solo de una conducta individual, sino que debemos pensarlo como comunidad, ya que hay factores sociales, económicos y ambientales que influyen sobre los comportamientos, incluidos los hábitos alimentarios. Las elecciones a la hora de alimentarse no dependen sólo de una decisión personal, sino también de las circunstancias, el acceso y la posibilidad de una persona de adquirirlos.

El Plan de Acción de la Organización Panamericana de la Salud para la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia (2014), reconoce la influencia de los factores sociales, económicos, ambientales y otros sobre los comportamientos alimentarios, al declarar que el precio, la publicidad, la urbanización, la globalización, la disponibilidad y la accesibilidad, determinan las preferencias alimentarias de la persona, sus decisiones al comprar y los comportamientos alimentarios.

Por ejemplo en las ciudades, se puede tener acceso a alimentos ultraprocesadosen escuelas, en los lugares de trabajo, de esparcimiento, etcétera. Parecen ser opciones convenientes y atractivas que están listas para ser consumidas; pero en general contienen poco valor nutritivo. Desde la Dirección de Enfermedades Crónicas No Transmisibles, informan que en la Provincia de Córdoba, aproximadamente 6 personas de cada 10 mayores de 18 años, padecen de sobrepeso u obesidad. Cada vez se demuestra más la asociación entre la prevalencia de la obesidad y las ventas de este tipo de alimentos.

Una alimentación saludable es fundamental para mantener una buena salud y mejorar la calidad de vida. En la actualidad una importante carga de enfermedad está asociada a una nutrición y alimentación inadecuadas. Desde hace varios años, la alimentación no saludable se ubica como el factor de riesgo más importante en todo el mundo.

Una nueva clasificación de los alimentos

La OMS ha realizado una propuesta para una nueva clasificación de los alimentos, que incluye:

-Grupo 1: Alimentos naturales y mínimamente procesados. Incluye los alimentos de origen natural, tanto vegetal (verduras, frutas, nueces, leguminosas, etc.) como animal (carnes frescas, huevos, leche); y aquellos que han sido alterados mínimamente sin que se les agregue ninguna sustancia externa, por ejemplo en el lavado, pasteurizado, rebanado, esterilizado, etc.

En combinaciones adecuadas, todos los alimentos de este grupo forman la base para una alimentación saludable.

-Grupo 2: Ingredientes culinarios. Son sustancias extraídas de componentes de los alimentos, tales como las grasas, aceites, harinas, almidones y azúcar; o bien obtenidas de la naturaleza, como la sal. La importancia nutricional de estos ingredientes culinarios no debe ser evaluada de forma aislada, sino en combinación con los alimentos.

-Grupo 3: Productos comestibles listos para el consumo: procesados y altamente procesados (ultraprocesados). Los productos procesados son aquellos que son alterados por la adición o introducción de sustancias (sal, azúcar, aceite, conservantes y/o aditivos) que cambian la naturaleza delos alimentos originales, con el fin de prolongar su duración, hacerlos más agradables o atractivos; por ejemplo, las verduras enlatadas, las conservas en salmuera o almíbar, el queso, el jamón. Conservan la identidad básica y la mayoría de los componentes del alimento original, pero los métodos de procesamiento usados hacen quesean desbalanceados nutricionalmente, debido a la adición de aceite, azúcar o sal.

En tanto, los ultraprocesados, son elaboradosprincipalmente con ingredientes industriales, normalmente contienen poco o ningún alimento entero. Muchos están diseñados para ser consumidos como “snacks” y bebidas. La mayoría de los ingredientes de los productos ultraprocesados son aditivos, que incluyen entre otros, conservantes, estabilizantes, emulsionantes, disolventes, aglutinantes,aumentadores de volumen, edulcorantes, resaltadores sensoriales, sabores y colores. Ejemplos de estos alimentos son las sopas enlatadas o deshidratadas, las margarinas, los cereales de desayuno, las papas fritas, las gaseosas y jugos, las galletas, las mermeladas, las salsas, los helados, entre muchos otros tipos de productos “listos para calentar” o “listos para consumir.

Los alimentos ultraprocesados poseen alta densidad energética, pueden crear hábitos de consumo y hasta adicción.

Fuente: Prensa Gobierno de Córdoba.