A los 10 años de edad, Gustavo Rosso ya iba y venía por los pasillos de la empresa funeraria que montó su abuelo. Veía en este trabajo la posibilidad de hacer algo bueno para los demás, aunque estos se encuentren pasando uno de los peores momentos de su vida. En los noventa, tras un paso fugaz por Córdoba, volvió a San Francisco para meterse de lleno en el trabajo funerario.

“Cuando empecé a trabajar en la empresa noté en este ámbito a nivel general que el empresario descuidaba al homenajeado, para decirlo de alguna manera, que es justamente la persona fallecida. Me refiero a no tratar al cuerpo del fallecido para que los seres queridos se acerquen a verlo y no lo encuentren en malas condiciones. Para mí es común escuchar la frase ´yo cuando me muera no quiero que me velen sino que tapen el cajón y me lleven al cementerio`. Sucede que estas generaciones vieron a sus abuelos o padres muy mal preparados”, explica Rosso.

Un duelo saludable

Según Rosso –no lo dice él aclara, sino el grupo de psicólogos con el que trabaja su empresa- “la necesidad de poder velar a una persona, por una, cinco o diez horas, genera un clic en los seres queridos quienes en ese momento entienden que esa persona no va a estar más. Se le llama un duelo saludable, el dolor no va a desaparecer pero se podrá sobrellevar de otra manera la muerte”.

Por este motivo, Rosso puso de relieve la importancia de la tanatoestética, que consiste en diferentes ejercicios que se realizan para arreglar y maquillar a las personas muertas antes de ser velados: “Empezamos a trabajar con profesionales, hicimos cursos en Buenos Aires, con referentes hasta de Francia. La idea es conservar el cuerpo o reconstruirlo en los casos de accidentes graves para que la familia pueda despedirse casi como era en vida”.

Sobre la experiencia, Rosso indicó que es una forma de sentirse útil ante un momento duro como es la muerte. Aunque también reconoció como algo “terrible” preparar, sobre todo, a un bebé o a un niño.

“Uno en esto busca conocer las particularidades de la persona que falleció para poder presentarlo; no es lo mismo un joven de 20 años que un hombre de 40 o uno de 90”, expresó.

Conservación

En el caso que el cuerpo deba permanecer unos días más en estado de conservación debido a que se espera por un familiar que no está en el país, por ejemplo, entra en juego la tanatopraxia, que es la aplicación de métodos para la higiene, la conservación y el cuidado estético del cadáver, práctica que se utiliza pero que se busca convertir en ley desde el 2006 para profesionalizar aún más este trabajo.

Sobre si alguna vez le costó más realizar alguna práctica por una cuestión afectiva, Rosso recordó la muerte de su mujer, la modelo Solange Magnano en noviembre de 2009: “No la maquillé yo pero estuve en el momento y le dije a quien lo hizo cómo quería que fuera. Solange no me habría perdonado si no estaba bella en ese momento”.