Cada 22 de mayo se recuerda a Santa Rita patrona de las causas imposibles y en su honor en San Francisco se realizará su tradicional fiesta patronal, pero previamente esta semana también habrá diferentes actividades. 

  • Miércoles 15: bendición a personas que no pueden quedar embarazadas a las 15.30
  • Jueves 16: bendición a los voluntarios de las Cáritas parroquiales a partir de las 14.30. 
  • Viernes 17: misa a las 14.30 donde se resaltará la “Prudencia de Santa Rita”. 
  • Sábado 18: se renovarán votos matrimoniales a partir de las 14.30 con una misa. 
  • Domingo 19: se administrará el sacramento de la unción de los enfermos en la misa de las 19. 
  • Lunes 20: bendición a madres que perdieron sus hijos y aquellas que quedaron viudas, también a las 14.30.
  • Martes 21: santa misa desde las 14.30.
  • Miércoles 22: la fiesta patronal inicia a las 10 con una misa y habrá otra celebración a las 15.30 que incluye procesión. 

Todos los días habrá servicio de santería.

Historia

Santa Rita de Casia es conocida como la patrona de lo imposible (1381-1457). 

Su nombre real era Margherita Lotti nació en 1381, en Roccaporena, cerca de Cascia (provincia de Perugia, Italia). Ella y sus padres fueron pobres y no tuvieron mayor educación. Rita fue analfabeta por muchos años, pero ha publicado la iglesia que Dios le concedió la habilidad de aprender a leer por cuenta propia.

Sintió cuando era adolescente el llamado a la vocación religosa, pero aceptó el destino impuesto por sus padres de casarse. 

Estuvo casada con un hombre violento por el cual rezó y se convirtió, al igual que sus hijos que murieron por el deseo de venganza. 

Incluso antes de ver a sus hijos condenados al infierno ella pidió a Dios que los llevara y los dos sufrieron una enfermedad repentina por la que murieron. 

Después de eso, una noche estando en oración escuchó que la llamaban tres veces por su nombre. Abrió la puerta y encontró a San Agustín, San Nicolás de Tolentino y San Juan Bautista, de quien era muy devota, le pidieron que los siga y sintió que era elevada en el aire rumbo a Cascia donde la encontraron las monjas, ellas aprobaron su ingreso a la congregación.

Con el tiempo desarrolló estigmas y las marcas de la corona de espinas que Cristo tuvo en la Cruz. Finalmente murió por una dolorosa enfermedad en 1457, las heridas en su frente desaparecieron y apareció una mancha roja como rubí que despedía una fragancia.