La firma ZF Argentina presentó sobre finales de la semana pasada un procedimiento preventivo de crisis ante el Departamento de Trabajo de San Francisco, aludiendo a la emergencia sanitaria por el coronavirus que impacta directamente en su producción de amortiguadores.

Según pudo averiguar El Periódico, se trató de un trámite de manera virtual (por correo electrónico), ante la imposibilidad de llevar a cabo una audiencia presencial debido al decreto de aislamiento social, preventivo y obligatorio.

Tras ello, este órgano puso en aviso tanto a la Unión Obrera Metalúrgica como a la Asociación de Supervisores de la Industria Metalmecánica de la República Argentina (Asimra), sindicatos a los que pertenecen los trabajadores de la multinacional.

“Nosotros solo funcionamos de enlace entre el gremio y la empresa”, dijo una fuente del Departamento de Trabajo, quien advirtió que rige un decreto nacional que prohíbe despidos y suspensiones "sin justa causa y por las causales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor" por 60 días desde el pasado 1º de abril.

Ante ello, se espera que finalmente las cámaras empresariales del sector firmen un acuerdo con la UOM para que los trabajadores de la industria metalúrgica que se desempeñan en establecimientos cuyas actividades quedaron paralizadas por efecto de la cuarentena, cobren su salario con un descuento del 30 por ciento. A cambio, las compañías del sector se comprometerán a no efectuar despidos por el término de 120 días. Este acuerdo se iba a firmar el pasado viernes, pero hay resistencia en algunas líneas del sindicato.

En la región Pauny de Las Varillas se anticipó a este acuerdo y cerró momentáneamente su planta.

La situación de ZF Argentina

Alejandro Roasso, director general de la empresa de capitales alemanes radicada en nuestra ciudad, explicó a El Periódico que los clientes de la industria automotriz a quienes les venden, tanto de la Argentina como de Brasil, están paralizados y definió al impacto de la pandemia como “terrible”.

“Las terminales de Argentina, en algunos casos, vuelven a producir a mediados de mayo o directamente en junio. El mercado de reposición en nuestro país está casi parado por la cuarentena, solo se mantiene el mercado de reposición de Alemania pero con cantidades reducidas”, reveló el empresario. 

Según Roasso, dependiendo de la evolución de la crisis, se estima que la baja de producción para todo el año puede estar entre el 40 y el 60 por ciento, aunque no descartó peores cifras en alguno que otro mes.

Actualmente, la empresa, con 360 trabajadores, se encuentra sin producción: “En el último DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) quedó establecido que podemos volver por las actividades de exportación pero aún estamos al aguardo de que se reglamente la manera oficial de pedir dicha autorización, la cual entendemos es inminente. Nosotros esperamos reiniciar la producción en breve, pero con un volumen reducido en un 40 por ciento por ahora”, graficó. 

Al ser consultado sobre la solicitud del procedimiento preventivo de crisis ante del Departamento de Trabajo y las suspensiones de personal, Roasso justificó: “Es algo que todas las automotrices han hecho y es una medida imprescindible para tratar de darle sustentabilidad a la empresa. Ya se han reducido al mínimo todas las compras de materiales y costos indirectos, y finalmente también hay que reducir la carga salarial y las cargas sociales correspondientes para poder achicar el impacto negativo”.

Pauny cerró sus puertas momentáneamente

La empresa fabricante de tractores Pauny, de Las Varillas, con 580 trabajadores, paró la producción la semana pasada y hasta el 8 de mayo, comprendiendo la reducción del 75 por ciento de los salarios de los trabajadores, algo de lo que puso en conocimiento a la UOM previamente.

La decisión, se indicó, era tomada a cambio de que no se produzcan despidos y sin haber acuerdos firmados previamente con las cámaras, como el que se espera cerrar las próximas horas.

La causa, según pudo conocer este medio, obedeció principalmente a la falta de insumos y a no poder producir normalmente en el marco de la situación de emergencia sanitaria y aislamiento obligatorio por la pandemia del coronavirus.

A la espera de definiciones

Desde la seccional local de la UOM mostraron la preocupación sobre el impacto económico hacia los trabajadores, con las medidas que están llevando adelante las empresas. Asimismo, reconocen la situación complicada que viven y las complicaciones para producir actuales.

Aníbal Tissera, secretario general del gremio en la ciudad, mostró su posición ante la situación de ZF: “Hace una semana tuvimos conocimiento y lo llevamos al círculo de delegados de la empresa con nuestra posición. Si bien hoy en las cámaras hay un compromiso adquirido de que las suspensiones sean graduales y con un acuerdo entre los trabajadores, que se terminaría de firmar en el Ministerio de Trabajo de la Nación esta semana, pusimos en situación que no se puede suspender ni despedir personal hasta el 29 de mayo por decreto”.

Por estas horas, la organización nacional de la UOM negocia un acuerdo para preservar las fuentes de trabajo mediante suspensiones pagas con el 70% de los salarios, que ya estaba cerca de la firma con las cámaras empresariales porque se habían superado las principales diferencias. Sin embargo, aún existe resistencia de un puñado de seccionales, lo que mantiene frenado este pacto.

El jueves pasado, el líder de la UOM, Antonio Caló, reconoció que la situación está difícil, “como en todos los gremios, y muchas empresas no van a tener trabajo cuando se termine la cuarentena. Por eso estamos aceptando que les paguen 70% a los trabajadores hasta que los vuelvan a convocar”, dijo en declaraciones a la prensa. Desde ese mismo día inició un intenso debate entre los dirigentes metalúrgicos, en el que varios titulares de seccionales importantes del gremio cuestionaron el acuerdo.

Tissera manifestó que el parate por la pandemia “golpea a las Pymes” y que es un momento donde “todos tenemos que colaborar”.

Sobre el impacto de ZF Argentina y Pauny para la región, el sindicalista sostuvo: “Son empresas grandes, que a su vez tercerizan trabajos en talleres más chicos, por lo que es una cadena. Es una situación muy difícil donde hay que ponerle el hombro todos, va más allá de todo porque es una pandemia”, argumentó.

Sobre el ánimo del trabajador, Tissera dijo: “El trabajador tiene el ánimo caído y hay que hablar de tres cuestiones. Los salarios siguen por debajo de los niveles normales, las empresas suspenden y los supermercados y almacenes le revientan el bolsillo al extremo. Esa es la preocupación más grande, por los precios. Eso echa por tierra el sueldo”, aseguró.