Claudio José Spalla ingresó a Bomberos Voluntarios en 1989. Se retiró a fines de 1995 por razones personales y retomó su vocación en 2010. Lleva casi 15 años de servicio. “Volví porque siempre lo sentí, siempre lo quise. Estuve seis años viniendo, aunque todavía no había ingresado”, comentó.

Spalla recordó que ingresó en 1989 como cadete junto a Diego Gaetán, José Nota y Marcelo Muratore. El jefe en ese momento era Juan Ronconi; Luis Silvestrelli era Sub Oficial: “Yo juré en el año 90 y ellos uno o dos años después”, detalló José.

“Sigo formando parte del Cuerpo Activo. Aunque soy cabo primero, sigo saliendo. Este año asumí pero sigo saliendo, es mi vocación, no puedo estar quieto”, añadió.

Además de ser bombero, el voluntario trabaja en una empresa de climatización y todos los trabajos que tuvo en su vida se relacionaron a la electricidad.

Por otro lado, el bombero tiene tres hijos: Alexander, de 23 años, apasionado por los malabares; Daiana, de 19, es estudiante de enfermería; y Bautista, de 11, está capacitándose para ser bombero.

“No les voy a prohibir nada porque creo que todos se merecen hacer lo que realmente sienten”, comentó.

El inicio

Con respecto al descubrimiento de su vocación, el Spalla recordó que fue Hobey Salvático, hoy jefe del Cuerpo Activo, quien lo hizo ingresar en la institución: “Tenía 17 años, era vecino de él, y cuando sonaba la sirena lo veía salir y lo seguía. Le pedí venir para ver cómo era estar acá, ver qué hacían. Un día me trajo y ahí empecé”.

Spalla trabajó en Mantenimiento Edilicio (mantención de la sala de máquinas, vestuario, cocina, casino, la sala de operaciones, etc.) y en Automotores. Ahora, como cabo primero se ocupa de buscar presupuestos para las unidades, averiguar por mecánicos, realizar pagos, entre otras tareas.

Vocación familiar

Claudio, tiene tres hijos que son su orgullo y con Bautista, su hijo más chico de 11 años, comparte la pasión por ser bombero: “A él nunca le transmití la vocación de ser bombero, es independiente. Yo no quiero ni exigirle ni traerlo, la decisión la tomó él solo. Ya a los 5 años vino acá y le gustó”.

Asimismo, el bombero voluntario expresó que la sensación de compartir la vocación con su hijo es “imposible de describir” ya que, dentro de algunos años, podrán salir juntos a los siniestros. También, contó que dentro de la institución mantienen una relación formal y llena de respeto: “Acá adentro él me saluda con el cargo que tengo. Afuera sí somos padre e hijo, pero acá adentro él me respeta, y si yo tengo que retarlo o decirle algo, se lo digo respetando el lugar. No mezclo las dos cosas”.

Su objetivo 

Haciendo mención a las metas que tiene previstas, el cabo primero dijo que desea seguir “luchando” para que los bomberos jóvenes puedan trabajar de la mejor manera dentro de la institución: “Quiero cuidar la institución y buscar siempre cosas nuevas para ir proyectando. Ver qué se puede hacer, ir evaluando todo, e ir haciendo cosas para los chicos”.