"La situación no está nada fácil”. La frase parece un cliché, pero se escucha en todo ámbito y en donde haya jubilados mucho más. Es que estos integran uno de los sectores más golpeados en la Argentina ante la aceleración de la inflación y la consecuente pérdida de poder adquisitivo, un hecho incontrastable incluso por los datos oficiales. Muchos jubilados pasan por grandes dificultades y privaciones para poder llegar a fin de mes, teniendo que optar por no comprar medicamentos que necesitan, pedir ayuda a familiares o gastar mucho menos en su alimentación. Es decir, tener que comer menos.

Con sus achaques a cuestas, muchos de los abuelos de la ciudad concurrieron esta semana al Centro de Jubilados del Este Cordobés para retirar el bolsón alimentario que entrega el Pami, una pequeña ayuda encima cada vez más pequeña ya que el módulo se achicó considerablemente en los últimos cuatro años. Llegaban en ciclomotores, bicicletas y remises como el mismo objetivo: buscar su comida, una ayuda cada vez más necesaria.

Reina Vatt camina por la vieja casa de calle Garibaldi donde funciona el Centro. Está jubilada y hace seis años que busca el bolsón: “Me sirve muchísimo porque yo estoy enferma de una rodilla, me tengo que operar y ni siquiera un par de chancletas me puedo comprar”, reveló a El Periódico, dando un diagnóstico de su presente.

La mujer, que cobra unos 10 mil pesos, debe recibir ayuda de su hija para el pago de los impuestos y los servicios. “Llego a fin de mes porque tengo a mi hija que me ayuda, si yo tuviera que pagar la luz, el agua y el gas me voy a vivir al basural, abajo de unas chapas”, dijo angustiada.

La farmacia, carísima

Algo común a todos los adultos mayores son los gastos en salud, sobre todo lo referido a la farmacia: “Gasto unos 5 mil pesos mensuales de fármacos, los mismos son cubiertos en parte por Pami. Si no, no los podría comprar. Tengo unas gotitas que estoy tomando que valen tres mil pesos. Cada vez que voy es una locura lo que valen los remedios, pero los necesito porque no puedo caminar”, agrega Reina.

Luis Pajón, otro jubilado de la ciudad que hace cinco meses recoge el módulo alimentario, cobra 12 mil pesos. Pese a que trabajó durante años, si no hace una changa la economía hoy se le complica mucho. Al menos, aclaró a modo de suspiro, no paga alquiler: “Si alquilara no me alcanzaría. Gracias a Dios Pami me cubre el 100 por ciento de los remedios y en otros casos el 70. Hay remedios que me salen casi dos mil pesos. Siempre fue complicado. Si uno no se ayuda con algo es imposible”, señaló.

La jubilación no alcanza

Según un análisis elaborado por el Centro de Economía Política (CEPA), entre mayo de 2015 y octubre de 2019, el poder adquisitivo de la jubilación mínima se retrajo nada menos que 23,4%.

La estimación a diciembre de 2019 con relación al mismo mes de 2015, si se toman en cuenta las proyecciones del mercado difundidas por el Banco Central y el aumento previsto para fin de año, "alcanza una caída similar", señaló el sondeo publicado días atrás.

Si se analiza la evolución de la jubilación en dólares, también allí la pérdida es significativa porque la jubilación actual implica la reducción de casi la mitad del promedio de la mínima en dólares en 2015, al pasar de 441 dólares promedio a 221 en octubre último.

“Mi familia me ayuda mucho, un poco me ayuda mi sobrina porque con la jubilación no llego, saco 6500 pesos. A mí me dura porque yo soy sola y en farmacia no gasto, nomás para la comida”, explicó Teresita Márquez, otra vecina de la ciudad que cobra la mínima y que mientras esperaba por su bolsón comentó que entre sus gastos se encuentra el pago del alquiler del lugar donde vive. A veces no llego con la luz, el agua y otros gastos. Cuando no llego me ayudan y cuando cobro se los devuelvo, y después me vuelven a prestar, son muy buenos”, confiesa Teresita.

En una situación similar se encuentra Mabel Hezner. Cobra la mínima y además de los gastos en comida y medicamentos paga un alquiler, lo que le dificulta llegar a fin de mes. En ese sentido celebra la ayuda de Pami para solventar los gastos por su enfermedad.

“A mí me ayuda bastante el bolsón porque hace dos años que me sacaron la pensión”, arremetió Nelli Córdoba, otra abuela que se sumó a la charla para amenizar la espera. “Según Anses se equivocaron desde Buenos Aires. Cobro nada más que 1900 pesos y tengo dos criaturas, así que no hago nada. A veces me llaman a trabajar, tengo trabajitos, a veces una vez por semana o a veces pasan 15 días y no consigo. Es imposible vivir de esta forma”, narró.

Movilidad jubilatoria: poco movimiento

Los cambios en la movilidad jubilatoria estuvieron entre las medidas más cuestionadas de las reformas que impulsó el gobierno de Mauricio Macri. La ley de reforma previsional (27.426), que se aprobó en medio de protestas masivas, modificó la fórmula de movilidad y el período que abarca cada reajuste, lo que terminó perjudicando los ingresos de los jubilados.

“Con la nueva fórmula matemática que se aplicará para determinar los aumentos en los haberes, los jubilados están perdiendo plata, pero no poder adquisitivo”, vociferaba en diciembre de 2017 el legislador del PRO Pablo Tonelli. De acuerdo a la mirada de Cambiemos, la prioridad era que los ingresos de la tercera edad se muevan a la par de la inflación y no por encima de esta, como sucedía antes, donde se tomaba como núcleo la recaudación.

Pero se trató de otro desacierto macrista porque desde la entrada en vigencia de la nueva fórmula de movilidad, las jubilaciones perdieron un 20% de poder de compra. Más precisamente, la jubilación mínima alcanzó los $12.937,21 en octubre de este año mientras que si se hubiese ajustado por inflación el valor sería de $ 16.153,68.

Ahora, uno de los primeros desafíos que deberá enfrentar el gobierno de Alberto Fernández se vincula a su promesa de recomponer los haberes jubilatorios.

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Bolsones más chicos 

Si bien la cantidad de bolsones entregados se mantienen, lo cierto es que desde hace unos años se redujo la cantidad de productos. En la actualidad cada módulo alimentario comprende 11 alimentos, entre ellos aceite, azúcar, leche, huevos, arroz, polenta y galletitas saladas. Sin embargo, dista mucho de ser lo que fue hace unos años, cuando 23 artículos engrosaban la lista.

“Se le han ido sacando productos. Cuando yo empecé a trabajar, en 2006, se entregaban aproximadamente 22 o 23 productos. Con el tiempo se fue achicando porque Pami mandaba siempre la misma cantidad de dinero y la mercadería iba aumentando. Así llegamos a tener 11 productos”, explicó Jorge Acosta, presidente Centro de Jubilados del Este Cordobés.

“En 2015 llegó un aumento del 20 por ciento, cuando la mercadería había aumentado un 120 por ciento. Así empezó a mermar el volumen del bolsón. La mercadería aumentó y estamos peleando con los oferentes. Antes los bolsones traían mermelada, atún, caballa, jardinera. Hoy ya no”, resumió.

Algo que lamentó ACosta, por ejemplo, es la quita de la yerba de la lista. Y por un triste motivo. “La sacaron las nutricionistas porque aducían de que la yerba era agua sucia. Al contrario. Yo les di a entender, porque uno es jubilado y sabe cómo tiene que llegar a fin de mes, el problema que se ocasionó. La yerba es un alimento para la noche, al mediodía se come bien y a la noche con un poco de pan o algo liviano se puede pasar todavía. Pero la sacaron y no la ingresaron nunca más”, criticó.

Aumentan los remedios

Según el Centro de Economía Política, los precios de los 50 principales medicamentos utilizados por adultos mayores registraron un aumento promedio de 8,7% durante octubre. Si se considera el caso de los diez medicamentos que más aumentaron en el mismo período, el incremento alcanzó el 15,7%, con casos de subas de hasta un 21,9%, apunta el estudio.

Claves

- En la Argentina hay 5,7 millones de jubilados y pensionados, pero más de la mitad tiene problemas para llegar a fin de mes.

- Desde la entrada en vigencia de la nueva fórmula de movilidad, las jubilaciones perdieron un 20% de poder de compra. La jubilación mínima alcanzó los $12.937.

- En noviembre el Centro de Jubilados del Este Cordobés entregó 775 bolsones. Asimismo, ATE dio 89 bolsones y en Frontera se entregaron 91, con los que suman unos 955. Pero desde 2015, cada bolsón pasó de tener 23 artículos a contar con 11.