Desde hace cinco años, José "Pepe" Giuliano Albo dirige la Escuela 526 Paulo Freire ubicada en barrio Acapulco, en la localidad santafesina de Josefina. Ubicada en un sector con muchas dificultades y carencias, la escuela busca convertirse en el motor del barrio y que sus alumnos reciban la mejor educación posible.

“Que sepan que la escuela es lo más importante para ellos, que aprendan más y mejor y salgan con las herramientas básicas para seguir estudiando o trabajando”, resumió el director, también docente de Educación Física.

En una entrevista con Yo Digo, el programa de El Periódico TV (martes a las 19) que conducen Nicolás Albera y Faustino Rizzi, que desde este año también se replica en El Periódico Radio FM 97.1, Giuliano Albo explicó los objetivos que encara al frente de la institución, destacó el trabajo de la comunidad docente y subrayó que el acompañamiento de la familia es fundamental para los jóvenes alumnos, entre otros temas.

"No es solamente darle un plato de comida, andá a la escuela y arreglate. No, el papá tiene que estar presente. Cuando vienen a le escuela los papás, siempre les digo que si quieren vengan todos los días, si quieren ver a sus hijos y hasta ingresar a las aulas, no tengo problema. Pero que el chico vea que el papá está presente. Eso es fundamental", consideró.

Por otra parte, señaló que un proyecto importantísimo para la entidad educativa será terminar el comedor escolar, lo que daría un salto de calidad y evitaría que muchos alumnos tengan que irse a otra escuela con comedor.  

José Giuliano Albo: "Que los alumnos sepan que la escuela es lo más importante para ellos"

- ¿Cómo llegaste a la docencia y en qué momento te diste cuenta que por ahí iba lo tuyo?
- Me tengo que remontar a cuando era muy chico, lo único que me gustaba era el deporte y mi vida estaba enfocada en eso. De chico vi que estaba la parte de educación física y ya lo vi con buenos ojos. Yo tenía ocho o nueve años y acá en la ciudad había una revistita de básquet que le hacían reportaje a los jugadores y dentro de eso le hacían preguntas qué te gustaría ser el día de mañana, dije profe de educación física. Seguí jugando al básquet hasta que me fui a estudiar. Estudié y me recibí, siempre ayudado por mis padres. Era lo único que me gustaba y descubrí la docencia gracias al deporte, porque me llevó a conocer profes y descubrí que era lo mío. Me acuerdo de Orlando Olivero o Aníbal Gaviglio, que uno los tenía como referentes. En mi familia, mi abuela y mi mamá era docente, los genes ya los tenía.

- O sea que algo ya traías y combinaste las dos cosas.
- Combiné las dos cosas, viste que la vida es un proceso de construcción continuo. Me recibí y volví para San Francisco, empecé a anotarme en las escuelas, trabajé 17 años como entrenador de básquet y como coordinador de minibásquet fue un puntapié para darme cuenta que me gustaba la parte de gestión. Al poco tiempo empecé a trabajar en la escuela de Acapulco, empecé de a poquito. Se crea la escuela secundaria 14 años atrás, asume Patri Reinero, ella se jubila y el cargo me toca a mí. Ahora ya cinco años como director de la escuela, proyectando una visión para el futuro.

- Cómo te surgió esa posibilidad de llegar a ser director, cómo lo encaraste.
- Cuando Patri se retira, dentro del escalafón estaba la posibilidad de que lo tome. El cargo directivo es muy distinto a cuando uno va a dar clases. Yo ya venía como preceptor y sabía que tenías que estar full time, todo el día. En la escuela hay un montón de aspectos que organizar, no solamente la parte del alumnado o los profes, sino cosas que envían de Supervisión y nosotros tenemos que estar a la altura para hacerlas viables. Fue una decisión que tuve que tomarla con mi familia, porque te lleva tiempo. A cinco años de estar en la gestión, uno se va formando todos los días, y siento que me gusta mucho y me siento cómodo donde estoy. No es fácil el lugar que uno ocupa como director, pero lo estamos haciendo con todo el colectivo docente. Considero que tengo el mejor colectivo docente, si no fuera por ellos, los padres y los alumnos, es imposible llevar todo adelante.

- Es decir que es un proceso colectivo de gestión y no un liderazgo tuyo solo. Implica una comunidad docente comprometida con los objetivos de la escuela. 
- Comprometidos es la palabra clave. Porque por ahí podés pensar distinto en algún aspecto, el tema es estar comprometidos. Nosotros tenemos una misión que es ir haciendo en el día a día lo que tenemos que hacer y la visión de a dónde queremos apuntar como escuela. Está ubicada en un barrio vulnerable, con sus características. La gran ventaja como director que tuve son los veintipico de años que vengo trabajando en la escuela, entonces tengo un conocimiento de la cuestión interna, no solo del alumnado sino del barrio. Tenemos que enfocarnos en las necesidades que tenemos como escuela y en función de eso comprometerse, no salirnos del libreto y saber a dónde apuntamos.

- Ese contexto de pobreza y vulnerabilidad, ¿cómo cambia tu función en la escuela?
- No la cambia. Yo lo comparo con el deporte, me contrata un equipo que está en ciertas circunstancias de la tabla, bueno, yo lo tengo que elevar tres o cuatro posiciones para cumplir con mi objetivo. Esto es lo mismo: yo recibí la escuela y la tengo que llevar a otro nivel. Dentro de lo que considero que hay que potenciar, es tratar de hacer un cambio cultural: que sepan que la escuela es lo más importante para ellos. El objetivo primario es que el alumno aprenda más y mejor, y que salga con las herramientas básicas para desempeñarse y desarrollarse en la vida para que puedan seguir estudiando o trabajando. Y tener una escuela en las mismas condiciones que cualquier otra del país. Junto a la escuela primaria, apuntar a lo mejor, la tenemos que llevar no solo desde la parte edilicia a una escuela con todo lo que necesita el alumnado, sino que salgan formados e íntegros, para ir a la sociedad y enfrentarla como corresponde. Cuando ingresé a la escuela, no había ni cartel identificatorio. No había conocimiento del nombre de la escuela, los chicos no estaban identificados. Y para que haya sentido de pertenencia, tengo que arrancar con eso, con que los chicos se identifiquen con lo que hace uno. Hoy la escuela tiene un nombre y apellido en Santa Fe y Córdoba, y es un orgullo enorme. 

- Eso de que es importante que los alumnos sepan que tienen la escuela y que sea lo más importante para ellos. ¿Cómo va esa batalla?
- Bien, los alumnos saben que entran a la escuela y que está abierta a todo lo que necesitan ellos. Las necesidades de ellos por ahí difieren a las necesidades de otro tipo de escuela. Nosotros tratamos de estar en todo eso, siempre marcándoles el camino, guiándolos para que sepan lo que tienen que hacer. Y que sepan que hay un límite, que la escuela está para formarlos. Entonces, en conjunto con la familia, con reuniones, tratamos de marcarles ese camino para el bien de ellos.

- Cuando llegás cada día a tu función como directivo, ¿qué te planteás que tenés que hacer?
- Siempre hablo de ordenarte en el día a día. Todos los días como directivo te surgen cuestiones que no tenías esperadas, por cualquier motivo. Es fundamental priorizar temas en el día, a delegar o postergar. Todo no se puede hacer, porque si querés hacer todo en poco tiempo te fundís. En el día a día nos vamos haciendo, analizando con los profes y los alumnos.

- En otras notas hablaste abiertamente del tema de las drogas como un gran problema en el barrio. ¿Cómo ves la situación hoy en el sector?
- La droga es un problema en toda la sociedad argentina, clase media, baja o alta. Siempre digo lo mismo: el 95% de la gente del barrio es buena y laburante. Hay un porcentaje mínimo, como lo hay acá en San Francisco y en todos lados, que hacen quedar mal al barrio. No estamos al margen de toda esa situación, hacemos todo lo que tenemos que hacer desde la escuela, como charlas, prevención, informarles de la realidad. Los chicos tienen que entender que cuando salen afuera este es el mundo que nos toca hoy. Como le decimos a nuestros hijos, este es el mundo que nos toca, lo que ustedes tienen que saber muy bien es saber elegir, porque la última palabra la tienen ustedes. Hay que armarse paciencia, con el tiempo vemos un progreso no solo en el alumnado sino en el barrio. Nobleza obliga, lo tengo que decir, hubo un cambio muy grande desde que asumió la presidenta comunal. Hasta con la Policía del barrio. Y por lo que estoy viendo, está muy tranquilo todo. Y eso se refleja después en la escuela, los chicos están tranquilos.  

- O sea que tenés una visión más positiva y optimista del barrio, que por ahí no es lo que puede parecer de afuera.
- Sí, soy optimista. No te estoy diciendo que tiene que seguir así, sino que tiene que seguir mejorando. Tengo mucha esperanza de que va a estar mejor. Siempre se lo digo a la presidenta comunal: el corazón y el motor de todo esto es la escuela, es lo que va a formar a estos chicos que el día de mañana van a ser padres, abuelos, y que van a bajar una línea a sus hijos. Cuando entendamos que la escuela es el motor principal de todo esto, va a ser mucho más fácil. Creo que en la pandemia se entendió y quedó muy claro el lugar que ocupa la escuela en la sociedad. Y ni hablar del lugar que ocupan los docentes. Porque no es solamente transferir conocimientos, va mucho más allá, el docente está en mil cosas que por ahí los padres no se dan cuenta. Hoy ser docente en una escuela vulnerable como la nuestra no es fácil, no cualquiera puede estar trabajando en la escuela en que estamos nosotros. 

- Es decir no se pueden manejar de la misma forma en que lo hace un docente o un directivo de una escuela del sector céntrico o de otro lugar. 
- A ver, hay una visión del director en escuelas donde a lo mejor ocupa un lugar y se lo ve ubicado desde muy lejos y no tiene tanto contacto con los alumnos porque la escuela es grande. La nuestra no es grande, tenemos 92 alumnos. Yo tengo que estar en todo, desde gestionar y hacer cuestiones administrativas, hasta ver los materiales de limpieza, del kiosco, acompañar a las asistentas escolares, a los profesores, y estar supervisando todo. Por supuesto, delegando, pero para que funcione como corresponde tenés que estar supervisando todo.

- Decías que en la pandemia se ha revalorizado el rol de los docentes. ¿Te parece que hay una exigencia muy grande hoy sobre los docentes y por encima de sus funciones, y que eso no es suficientemente reconocido?
- Sí, veo que es así. Lo que veo que falla muchísimo es la contención familiar. Lo más importante es que esté la familia por detrás, y veo que por la situación del país hay padres que no pueden porque trabajan todo el día o por otros motivos, entonces delegan todo lo que tienen que hacer en su casa con los profes. 

- ¿Eso lo ves en el día a día?
- Sí, tengo tutoras, maestras integradoras, un equipo, y una de las cosas que falla es la contención familiar, apuntalar a tu hijo. No es solamente darle un plato de comida, andá a la escuela y arreglate. No, el papá tiene que estar presente. Cuando vienen a le escuela los papás, siempre les digo que si quieren vengan todos los días, que las puertas de la escuela están abiertas, si quieren ver a sus hijos y hasta ingresar a las aulas, no tengo problema. Pero que el chico vea que el papá está presente. Eso es fundamental. Ya nos hemos acostumbrado, se viene haciendo bien, igualmente uno trata de tener mucha ayuda de la familia para que esto sea más fácil.

- En esto de que la escuela es el motor para el desarrollo del barrio. ¿Qué logros celebrás y, por el contrario, qué cuestiones te desaniman?
- Básicamente, el crecimiento de la escuela hoy. Hoy tiene un nombre y apellido la escuela, todos saben lo que hacemos. Tenemos un buen número de alumnado, alumnos que van terminando su trayecto en tiempo y forma. Por supuesto, tenemos un porcentaje que no egresa en tiempo y forma, y cuando indaga en eso es porque van a trabajar, porque necesitan trabajar. Tenemos muchos proyectos y está en pleno crecimiento.

- Supongamos que mañana viene un Gobierno y te dice que lo que vos pidas te lo van a dar, sin importar la cifra. ¿Qué es lo primero que pedís?
- He pedido tanto ya… porque una de las cosas que tiene que tener el director es gestionar las cosas que necesita la escuela para cambiar la realidad de los chicos. En Santa Fe, personalmente, tengo muchísimo apoyo. En estos cinco años he gestionado muchísimo para la escuela y ha salido todo, estoy muy contento. Ahora estamos haciendo fuerza con la primaria para que se termine de hacer el comedor escolar, que es fundamental para nuestro barrio y la escuela. Se hizo una parte y ahora falta terminarla. Supuestamente tiene que salir en un futuro cercano y con eso la escuela daría un salto de calidad enorme y no se irían chicos a otra escuela con comedor, que es un problema que tenemos. Hoy la escuela está muy linda, bien parada. Este año estamos con el objetivo de ponerle aire acondicionado a todas las aulas, pero tiene todo lo que tiene que tener. El otro día el Gobierno de Santa Fe nos trajo netbooks para los chicos de primero, segundo y tercer año. Cada uno con su computadora en el aula. Pero si me preguntás qué quiero ya, es terminar el comedor.

- Eso le daría la tranquilidad y seguridad a las familias de que sus hijos van a estar contenidos y con alimentación en el colegio.
- Tenemos que entender la realidad de la escuela nuestra, nosotros la necesitamos en perfectas condiciones porque la familia no tiene para darle todo eso. Entonces necesitamos que cuando entre el niño tenga para comer y todos los elementos necesarios para trabajar con el profesor. Todo lo que necesita. Para que cuando termine y tenga que salir de la escuela, no le sea una sorpresa ir a la UTN o a cualquier otro lugar a estudiar y encontrarse con todo ese mundo. Tiene que ser normal para ellos. 

- A veces priman y se bajan ciertos mensajes de desánimo en la sociedad o de que con los jóvenes todo está perdido, que la educación no funciona y la escuela no puede hacer nada. Pero vos hablás de cambiar la realidad de los chicos en la escuela y que lo están logrando a eso.
- Hasta el último día que me jubile, voy a estar luchando por eso. No me voy a resignar a que la juventud está perdida. Al contrario, me sorprendo todos los días con alumnos con ganas para hacer cosas. Por supuesto, veo un porcentaje de chicos que por ahí están desanimados, uno no está exento de la realidad del país. Pero nosotros somos formadores y tenemos que mostrarles que hay una esperanza en todo esto, que tienen que estar preparados, tienen que tener su título. Hoy tu compromiso es estudiar, tenés que estar formado. Todos los docentes tenemos que tener la posibilidad de estimular al alumno, de llevarlo un nivel más arriba, que tenga fe que esto se va a acomodar y que cuando llegue el momento lo aprovechen.

- ¿Qué mensajes o devolución de ellos recibís que te enorgullecen del trabajo que hicieron como docentes?
- En el momento, chicos de 13, 14 o 15 años por ahí no te lo demuestran mucho. Después cuando se van y pasan un par de años, te visitan y te agradecen. Es lo que nos pasa a todos en la vida, de grandes nos damos cuenta del valor de ciertas cuestiones. Eso es lo que más te llena, el abrazo de un alumno, un agradecimiento o un gesto te das cuenta que el esfuerzo de uno sirvió y eso es lo más importante. 

- Con el temporal de diciembre de 2018, la escuela resultó muy dañada y el techo de una de las alas se había venido abajo. ¿Cómo está hoy después de ese problema?
- Quedó todo en perfectas condiciones, llevó un tiempo porque en el medio hubo cambio de Gobierno en Santa Fe entonces se demoró un poco. Pero hoy tenemos esa ala en perfectas condiciones, ya estamos pensando en poner los aires condicionadas. Siempre digo que estamos junto a la presidenta comunal y la directora de la primaria haciendo fuerza en el día a día.