Sergio Clemente nació en Porteña y a los 21 años se mudó definitivamente a San Francisco. Ingresó a los Bomberos Voluntarios en 1996 y se retiró en 2016, cumpliendo 20 años de servicio. Actualmente a los 66, vive con su esposa con la cual tiene tres hijos, Matías (37), Carolina (36) y Sara (35). Se jubiló de su trabajo personal y de su actividad como voluntario. Hoy le dedica más tiempo a su segunda pasión que es la pesca y a la capacitación bomberil, viajando por todo el país. Sergio es realmente una voz autorizada y cuenta su paso por la institución.

Sobre sus comienzos en la actividad comentó: “Cuando vine a San Francisco lo conocí a Emilio Cornaglia, por intermedio de él ingresé al establecimiento. A mí me gustaba la parte del orden, la disciplina, todo lo que se refería al protocolo en sí”.

Al indagar al entrevistado sobre su pasión por el voluntariado, se mostró muy conmovido. “Para ser bombero hay que llevarlo en el alma y en el corazón, es tener la predisposición para servir a los demás, si vos no tenés vocación, tanto dentro como fuera de la institución, no podés ejercer la actividad”, afirmó Clemente.

En un primer momento integró el área de formación, posteriormente pasó por el departamento de ceremonial y protocolo y luego trabajó en el sector de prensa y comunicación. También estuvo como coordinador del Plan Provincial de manejo del Fuego en la Federación de Bomberos Voluntarios.

Su especialidad: rescate en accidentes vehiculares

En su carrera, estuvo a cargo del grupo de rescate vehicular de la provincia de Córdoba. Hoy, se desempeña en la Academia Nacional de Bomberos como instructor y sub coordinador del área liberación de víctimas en accidentología.

Héroes retirados: Sergio Clemente, 20 años de sacrificio, abnegación y desinterés

“Siempre me gustó el área de capacitación. No me gustaba tanto fuego, por eso me especialicé en rescate vehicular. Adquirí conocimientos en Chile, después viajé a Estados Unidos donde hice el curso de certificación de instructor”, relató Clemente.

El transcurso de los años llevó a sufrir transformaciones en el área. En consecuencia, aseguró: “Lo que yo noté es un cambio en la metodología del trabajo. El equipamiento generalmente es el mismo. Lo que pretendemos desde la Academia Nacional es que se conozcan en todo el país las nuevas técnicas, que los bomberos hablemos el mismo idioma y trabajemos de la misma forma desde Ushuaia a Misiones”.

Por su parte, mencionó que a medida que van pasando los años, “la tecnología te incita al cambio en la parte operativa. Yo pasé por casi todos los cambios dentro de la Sociedad. Todos son traumáticos, pero la institución se fue adaptando y hoy creo que está muy bien en la parte de liberación de accidentados”, agregó.

Su paso por bomberos

“El mayor problema de la actividad del voluntario es el apoyo familiar, si no tenés el apoyo de tu familia es imposible. Lo positivo principalmente es el hecho de conocer muchísima gente, yo tuve la suerte de viajar por todo el país y al exterior y tengo muchos amigos gracias a la profesión”, narró.  

Por último, referido a los jóvenes bomberos dijo: “Tienen que mentalizarse de que esta actividad tiende a ser profesional y necesitas capacitarte y entrenar. La persona que ingresa a la institución tiene que entender que sacrificio, abnegación y desinterés son tres palabras que deben llevar grabadas siempre”.