Desde hace unos años, el maestro Sergio Ochoa (59) es el encargado del área de Lengua en los sextos grados de la escuela primaria José Bernardo Iturraspe; dice que por eso está acostumbrado a los “adioses” y sabe que está transitando los últimos meses de una larga vocación.

Esta semana vivió dos emotivos momentos, la celebración del 125° aniversario de la institución en la que trabaja y su último Día del Maestro como docente activo.

Recuerda perfectamente el inicio de su carrera un 6 de junio de 1986, sin embargo desde adolescente estuvo ligado a la vocación por enseñar. Ya por entonces dictaba clases en un hogar para niños huérfanos en Luján, provincia de Buenos Aires.

Finalizados sus estudios secundarios, cursó magisterio en la escuela Superior Nicolás Avellaneda donde se graduó. Casi inmediatamente comenzó a desempeñarse en su profesión, era una época donde los maestros eran pocos. Sin embargo asegura que nunca sintió diferencias con sus colegas mujeres. “He trabajado siempre con tranquilidad y con total comodidad”, dice Sergio.

Día del Maestro: la emoción de Sergio Ochoa en el cierre de su carrera

Cambios

Debido a su larga trayectoria como maestro de grado, Sergio reconoce que se han registrado muchos cambios en la forma de educar a los más pequeños, aunque asegura que siempre se fue adaptando y capacitando para sobrellevarlo.

“Se fueron notando pequeños ajustes, antes por ahí exigías algunas cosas más, tenías un mayor acompañamiento de los papás, no quiero decir que en la actualidad no esté, pero antes hablabas con ellos y se notaba enseguida el cambio en la conducta del alumno, en el estudio, en la responsabilidad. Ahora cuesta un poquito más, tal vez por las realidades que todos atravesamos, hoy los papás trabajan los dos, es diferente la convivencia”.

Aunque de todos los cambios no reniega de la tecnología, sí se asombra por los hábitos nocturnos de muchos niños: “Por ahí los papás no se dan cuenta, se van a dormir y el nene sigue con la Tablet, el celular o mirando tele. Eso es algo que se suele observar y tratamos de hacerlo saber a las familias”, sostiene.

La jubilación

“Uno espera jubilarse -dice el maestro Sergio-, los cambios son muy grandes y por ahí uno fue formado de una manera, si bien me he ido capacitando y adaptando a los nuevos tiempos, el sacudón es fuerte. Son muchos años levantándome a las 6 de la mañana para trabajar y hay que romper con todo eso y uno se queda como vacío”.

El docente reconoce que tendrá que buscar nuevas pasiones, “buscar qué sembrar ahora”, afirma con una sonrisa. “El hecho de estar en sexto grado uno se acostumbra a trabajar los adioses y eso te va curtiendo. Dejo algo -por su profesión- que me encanta pero la ley me dice que me tengo que ir, si fuera por mí seguiría. Dejo algo que me apasiona, gente que conozco y que quiero mucho como mis compañeras. Habrá que buscar otras pasiones para ir reorganizando la vida”.