“No tengo secretos, la gente viene y me pregunta cómo las hago, yo les explico todo, los ingredientes, la cocción pero siempre vuelven y me dicen que no le salen cómo a mí (ríe). Es la mano de muchos años”, asegura Hilda Legnazzi (63) que tiene una verdulería en calle Lamadrid al 3200 y le incorpora la venta de empanadas caseras como para tener un ingreso extra en su comercio.

La mujer aprendió el arte de cocinar cuando era jovencita. Heredó el amor por la cocina de su mamá y su abuela, pero comenzó con las empanadas una vez casada y cuando tenía un almacén con su ex marido, alrededor de 40 años atrás

“Empecé para tener algún producto más que ofrecer al negocio, por necesidad”, explica. “Nunca me fijé en ninguna receta –agrega-, al igual que el condimento lo hice siempre como a mí me parecía, nunca con una medida específica”.

Secretitos

Hilda reconoce que las empanadas al horno son más sanas, “pero las fritas son más ricas”. Y luego cuenta: “A mis empanadas las hago con masa Galeano, que ya le conozco la mano. Para las saladas primero pongo el pimiento con la cebolla bien triturada y luego le agrego la carne y se condimenta. Siempre les pongo una pizca de azúcar, una cucharadita, así no quedan tan fuertes”.

Todos los días Hilda cocina de tres a cuatro docenas y también hace a pedido. En cuanto a las empanadas de jamón asegura que probó de diversas formas pero que la gente siempre las pide bien simples. “Deben tener un buen jamón para que salgan sabrosas”, reconoce.

La comerciante tiene clientes fijos que no cambian sus empanadas por ninguna. “A la gente les gustan, me doy cuenta por cómo las piden, pero también valoran la atención y el esfuerzo que les dedico”, afirma Hilda.

PRECIOS
Las empanadas de Hilda de carne salada, dulce, jamón y queso tienen un precio de 80 pesos la docena. Mientras que 90 cuestan las árabes.