Pese a que en los últimos años la atención al público no fue su dedicación exclusiva, sino que decidió dar un paso al costado y dedicarse “a los números”, Elina Odetti estuvo al frente mucho tiempo de una firma dedicada a la comercialización de repuestos para tren delantero, suspensiones y frenos, que ella misma fundó.

Su trabajo, al frente de piezas de automotores, comenzó hace más de 20 años cuando siendo muy joven, y aprovechando que su marido se dedicaba al rubro, aunque como viajante, decidió abrir su propio comercio.

“Mi marido era viajante, viajaba a todo el interior del país y a mí se me ocurrió abrir al público. Después de varias idas y vueltas logré hacerlo, hace más de 20 años. Yo tenía idea de números, pero de repuestos en sí no conocía. Sabía que tal número era de tal cosa, porque eran números, pero a la pieza en sí no la conocía. Eso lo fui conociendo con la práctica, uno fue viendo un poco antes, pero después la práctica me fue llevando”, recordó Odetti, que hoy sigue trabajando firma en Direkar.

El trabajo, hace más de dos décadas, era muy diferente al actual. “Arrancó  multimarca, con muchas menos cosas que ahora, porque todo fue cambiando. Fuimos sumando marcas y productos también. Cuando abrí al público, porque esto estuvo cerrado bastante tiempo porque de acá se trabajaba y se mandaba afuera, abrí con un chico que estaba igual que yo”, rememoró entre risas, dando cuenta de las dificultades que debió sortear los primeros años.

“Después una al estar acá fue aprendiendo, conociendo. No había internet, los pedidos se hacían por teléfono o por fax, era todo muy distinto. Hoy por hoy tenés la facilidad de que si tenés una duda mirás por internet. Hoy los catálogos tienen fotos, tienen medidas. En su momento no era así, tenías que medir, llamar a la fábrica, preguntar si era esa medida, si no, se manejaba por catálogos pero no estaban ilustrados”, agregó.

“Un desafío”

Más que por necesidad fueron las ganas de enfrentarse a cosas nuevas lo que hizo que Elina decidiera abrir su propio negocio.

“Me gustaba y me gusta, lo hice como un desafío que después me ayudó, porque al poco tiempo falleció mi marido. No cabe ninguna duda que hubo una luz que me iluminó”, reconoció.

Así, tantos años después de ser la cara visible del negocio, reveló que ya la atención al público no es su prioridad. “Ya no, muy poco. Compro y pago, me dedico a la parte administrativa. Aunque cuando piden repuestos de autos viejos me pegan el grito. Ya de autos nuevos no estoy más aggiornada. Hay autos muy nuevos de los que capaz te conozco el código, pero volvemos al principio, no conozco la pieza”, agregó la mujer.

“Es dinámico”

Si tuviera que enumerar los motivos por los que le gusta su trabajo, la lista estaría encabezada por el dinamismo: “No es aburrido, no es monótono, tenés cambios, tenés que ver novedades, saber qué repuestos salieron nuevos y a lo mejor vos tenés uno y no va, entonces tenés que investigar y llamar, o lo buscás y después consultas con la fábrica. No es lo mismo que mostrar una remera, sino que tenés que averiguar medidas, tenés que vender el repuesto exacto”.

Pese a sus años frente al comercio, reconoce que ser una mujer que se desempeña en un rubro tradicionalmente o mal llamado masculino todavía hace que muchos clientes se sorprendan y hasta a veces desconfíen de sus conocimientos.

“Me lo hacen, es increíble. Cuando atiendo el teléfono más de una vez me dicen que les pase con Ventas y yo estoy en Ventas. Todavía ahora me pasa, no como era antes, es más abierto, pero sí. No sé si es por respeto porque ya estoy mayor y les parece que puedo no llegar a saber, o seguimos con el machismo”, reveló.

Sin embargo, reconoce que la cosa fue cambiando: “Lo mío ya no es tan poco común, hay muchas mujeres en fábricas que está bien, no deben estar fabricando, pero que están ahí trabajando y te pueden dar informes de una pieza. Está bien, tendrán los planos, pero hay muchas. Hoy por hoy acá hay varias chicas mecánicas”.

En ese sentido, hasta tuvo que pasar por una situación, que aún recuerda, en que un cliente la puso a prueba. “Las discusiones son moneda corriente, una vez me discutieron mal y dos o tres mecánicos saltaron a mi defensa”, recordó.

“Es muy distinto trabajar por obligación que hacer algo que te gusta”

“Si hoy me decís cerrá esto y ponete un negocio de ropa, no. Me gusta esto”, aseguró Odetti.

Y agregó: “No tengo problemas en engrasarme las manos porque agarro los repuestos, si tengo que mover o restructurar el negocio como hicimos en la pandemia no tengo ningún problema, porque me gusta. Y considero que si vos hacés algo que te gusta, lo hacés con amor, lo hacés bien, le ponés dedicación. Diferente a una cosa cuando vos estás obligada a algo”.

“Para mí es muy distinto trabajar por obligación que trabajar de algo que te gusta. Aparte es mío. Lo creé, lo parí, lo desarrollé. Será por eso que lo quiero”, cerró.