A poco más de un mes de su fallecimiento, integrantes del conjunto vocal "Cantaría" de nuestra ciudad, discípulos y eternos deudores del quehacer que en el ámbito coral tuvo como puntal a Rubén Oscar Guarnaschelli (1927-2018), decidieron llegarse hasta El Periódico para recordar su impronta.

Lo hicieron, además, para rendir tributo y en el convencimiento de que a veces se comete el error de pensar que los idealistas nunca podrán cambiar el mundo pero, revisando la historia, ellos son los únicos que lo han transformado.

El recuerdo de Rubén Guarnaschelli en el corazón de tres amigos
El coro polifónico en el Cerro de la Gloria en Mendoza.

Blanca Blom, que lo secundó por casi tres décadas y lo sucedió al frente del coro mixto oficial de San Francisco, recordó que provino de Santa Fe, donde ya tenía participación activa en el plano musical como instrumentista de la Sinfónica Provincial y creador de la Agrupación Coral Beethoven. Encabezó después el Coro del Centro "Ciudad de Rafaela" que hoy lleva su nombre. Al jubilarse, se dirigió a Europa donde Nury (hija de Rubén), tras dos décadas de perfeccionamiento constante, ya era destacada ejecutante del corno inglés y residía en Viena.

Allí, el incansable progenitor, apuntalado por su esposa Vilma Di Biasio, que fuera ejecutante de viola en la sinfónica citada, se empeñó en la formación de un Coro Eurolatinoamericano para difundir la música coral a capella.

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Rubén tocando el bombo.

Carlos Montiel, uno de los fundadores del Polifónico, sostuvo que, como le decía don Ata a la luna, andar y cantar era su forma de alumbrar. En nuestro medio hizo la puesta integral de "Cavallería Rusticana", ópera que  representó en varias ciudades argentinas. Realizó el milagro de llevar a su grupo cuatro veces a Europa y México; abordó la ''Misa Criolla'' en diversas ocasiones junto a su creador, Ariel Ramírez; su coro cantó con ''Opus Cuatro''; e impulsó las Primaveras Musicales, promoviendo además la actividad de los coros en las escuelas.

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Otra pionera, cantante y amiga de los inicios, María Elena Giletta, expresó que Rubén falta de Alicante (España), su  última residencia, pero seguramente estará tratando de gestar un coro en algún bello lugar, porque ''la música no tiene fronteras'', como sostenía. “Pero más allá de dónde se encuentre, siempre vivirá en nuestro corazón, por su integridad y estatura moral”, apuntó.

“La misma que se reclama en nuestro monumento a San Martín, ‘velar se debe la vida, de tal suerte que viva quede en la muerte'”, concluyó.

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Año 1980 en Arezzo, Italia, en un Concurso Internacional de Coros.
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Se inauguró una sala de ensayo con su nombre.
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