La Copa del Mundo, las tres estrellas, la fecha del título, la cara de Messi, la bandera o la camiseta con los colores celeste y blanco, la palabra Scaloneta en honor al DT de la Selección y lo que alguno que otro se le pueda ocurrir ya empiezan a lucir en las pieles de los sanfrancisqueños.

Es que el furor por el título obtenido por Argentina en el Mundial de Fútbol de Qatar despertó todavía más el sentimiento nacional, sobre todo ante el sentido de pertenencia que generó este plantel dirigido por Lionel Scaloni pero liderado futbolísticamente por otro Lionel, el capitán y el 10: Messi.

Florencia Díaz tiene 26 años y como muchos no había nacido cuando Diego Maradona levantó por última vez el trofeo en 1986. Sí su papá de 68 y su mamá de 62 años, habían visto a Argentina campeón en dos oportunidades. Fue con ellos y con su pequeña hija que miró seis de los partidos que Argentina jugó. Empezó como una especie de cábala que terminó ideando una promesa colectiva: tatuarse si éramos campeones.

“El primer partido lo vimos en casa con mi pareja y mi hija. Amargados por el resultado (derrota 2 a 1 frente a Arabia Saudita), decidimos que él iría a ver los restantes con sus amigos y yo con mi familia. El segundo partido ganamos (2 a 0 ante México) y seguimos con esta cábala. Entonces cada vez que jugaba Argentina me juntaba con mis viejos, comíamos una picada y él se quedaba con sus amigos”, narró a El Periódico la joven de barrio Sáenz Peña.

Frente a ella, dándole color a su brazo, se encuentra el tatuador Enri Correa, quien ya dibujó la copa y las tres estrellas y se apresta a pintarlas con amarillo: “Apenas terminó el partido me llegaron diez mensajes por lo menos. De golpe, gente con ganas de tatuarse”, reconoció y contó que enseguida se puso a diseñar una copa que a muchos les gustó.

La copa del mundo en proceso en el brazo de Florencia.
La copa del mundo en proceso en el brazo de Florencia.

Florencia, presa de la ansiedad, fue una de las que escribió el domingo a la siesta: “Estaba en Rosario, cuando terminó de patear el penal Montiel le escribí a Henry porque quería tatuarme la copa. Los mismo mis viejos, ellos no tienen tatuajes y nos propusimos hacernos el mismo tatuaje si éramos campeones”, dijo entre risas.

Sobre el modelo a elegir, aclaró: “Tenía pensado la copa, la fecha y las tres estrellas. No sabía dónde. Dije de hacer algo colorido, vi la idea que hizo Enri y le dije lo más pronto posible mejor”. El feriado de este martes le vino como anillo al dedo.

Florencia se reconoce futbolera y contó que siguen con su pareja mucho a River Plate, club del cual son hinchas. Sobre el Mundial agregó que fue “maravilloso” compartirlo con sus padres a los cuales veía emocionarse ante cada gol argentino. Sobre si ellos se van a tatuar finalmente, dijo: “Quieren ver primero cómo me queda a mí”.

Silvina: Scaloneta y Messi en su pierna izquierda

Silvina Funes es otra futbolera sanfrancisqueña. Fana de Boca Juniors, aseguró que siempre creyó en lo que podía dar la Selección Argentina en Qatar.

Es por eso que a pocas horas de conseguir el título se tatuó en uno de sus tobillos a Messi besando la copa, con la palabra “creer” y la fecha 18/12/22, la cual quedará inmortalizada en almanaque futbolero. En el mismo sector de la pierna, pero del lado interno, la palabra Scaloneta. Las obras corresponden a la tatuadora Sabrina Lesta.

“El tatuaje fue una promesa previa al Mundial, sabía que era lo que quería aún sin saber lo que podía pasar. En mi cabeza nunca estuvo otra imagen que no sea Messi levantando la copa”, aseguró a El Periódico.

Los tatuajes de Silvina, fiel creyente de la Scaloneta.
Los tatuajes de Silvina, fiel creyente de la Scaloneta.

Funes, de 26 años, hace gala de su confianza en todo momento sobre los players argentinos y su momento actual: “Era el Mundial, era el grupo, era el cuerpo técnico, tenía que ser nuestra. No se puede explicar lo que fueron los siete partidos y ni que hablar lo que va a significar para mí y para muchos el 18 de diciembre. El día más feliz de mi vida, mi sueño hecho realidad”, afirmó.

Luego contó que vio los partidos de sus “viejos” y que como en toda casa, en la suya también hubo cábalas: “Era sentarnos en los mismos lugares, tener la misma ropa en todos los partidos, las velas a la bandera y a todos los santos de mi mamá y el himno por lo bajo en cada partido; cábalas que no se rompieron”, reconoció.

Silvina dijo que eligió tatuarse además la palabra “creer” porque siempre eligió hacerlo: “Desde el día uno cuando Lionel dijo que la gente confíe, que el equipo no nos iba a dejar tirados le creí y se cumplió. Tenía que ser este, era nuestra Copa”, señaló.

El boom del fútbol en los tatoos

Cada celebración o festejo futbolero es inmortalizado en la piel. Lo fueron las copas de la era Carlos Bianchi con Boca, las obtenidas por el River de Marcelo Gallardo, por mencionar algunas. El Diego (Maradona) también es uno de los jugadores más dibujados sobre pieles. Y ya con el Mundial de Qatar, Messi se volvió aún más gigante y popular.

Henry Correa tatuando en su estudio de Bv. 25 de Mayo, frente al colegio San Martín.
Henry Correa tatuando en su estudio de Bv. 25 de Mayo, frente al colegio San Martín.

“Se quieren tatuar mucho a Messi, que es un poco más complejo porque debe ser una buena foto y de calidad para que salga lo mejor posible. Y ya tengo varios pedidos”, destacó Correa, quien se dedica a este arte desde hace una década y asumió: “El fútbol siempre es un atractivo al momento de elegir un tatuaje”.