Este fruto es originario de China e India, y está disponible en nuestro mercado todo el año. En otros tiempos se lo consideraba un excelente purificador. Ahora sabemos que, además, contiene una serie de propiedades, amparadas en la vitamina C, la gran destacada.

El limón participa en la formación del colágeno, necesario para el crecimiento de nuestros huesos y dientes. Además, aumenta la absorción del hierro de los alimentos. Un truquito con respecto a esto: si preparas carne con una ensalada, agregá lentejas y aderezá todo con jugo de limón. De este modo, tu organismo podrá asimilar el hierro mucho mejor.

El limón también tiene propiedades desintoxicantes, cicatrizantes, sustancias de acción astringente y antioxidantes que favorecen el cuidado de tu piel.

Es, también, una fuente poderosa en minerales. El más abundante, el potasio. Y el contenido de agua es de un 80 por ciento.

Nos aporta pocas calorías porque generalmente no consumimos el limón como fruta fresca, sino que sólo utilizamos su jugo como refresco, para aderezar o realzar el sabor de diferentes platos.

Al momento de elegirlos, tocalos porque su cáscara debe ser firme, de textura fina y brillante; prestá atención a su color, debe ser amarillo intenso, y sentí su aroma, que debe ser envolvente y refrescante.

El limón es el cítrico energizante por naturaleza. Si la vida te da limones, ¡a hacer limonada!

CONSEJOS LIMONEROS

- El limón se mantiene mejor a temperatura ambiente.
- En heladera, ubicalos en los gabinetes inferiores sin bolsas, para evitar la concentración de humedad.
- Antes de exprimirlos, sumergilos unos minutos en agua caliente para aprovechar mejor su jugo.
- Rociá la ensalada de fruta con jugo de limón para evitar que se oxide y tome ese color amarronado.
- Si hacés arroz o papas frías en ensalada, agregá unas gotas de limón al agua de cocción para que no se peguen.