Cuando José Bernardo Iturraspe llegó a estas tierras no habría imaginado la gran extensión de San Francisco. Para la época en que decidió fundar el pueblo las especies arbóreas autóctonas predominaban hasta donde la vista podía permitir observar, hoy son pocas las que subsisten. 

Una de las que sobrevive de aquella época - aproximadamente - es un algarrobo blanco que le da nombre a una plazoleta y ha sabido escribir su propia historia. Al día de hoy con su gran sombra sigue siendo uno de los lugares más frescos de la ciudad, aunque también uno de los que pasa más desapercibido. 

La plazoleta del Algarrobo está en Perú al 900 y el árbol que le dio nombre tiene más de 150 años. Con su imponente presencia da sombra al espacio y a los residentes de la zona.

A diferencia de otros sectores que tienen la misma función, sus atractivos son limitados. El árbol es la estrella en un terreno donde no hay un juego, ni un cartel identificatorio, ni se cuenta su historia

La sombra única de este árbol que se encuentra en Perú al 900.
La sombra única de este árbol que se encuentra en Perú al 900.

Lucha por vivir

El árbol, que es considerado uno de los más antiguos de la ciudad, originó esta plazoleta que este año cumple 14 años de vigencia y casi siempre estuvo igual. Llegar a ese punto requirió de varios años y actores. 

Durante el gobierno de Jorge Luis Bucco se había presentado un proyecto de ordenanza para que el árbol adquiriera categoría de “interés municipal”. El detalle es que el algarrobo afectaba propiedades privadas así que quedó en suspenso. 

Tiempo más tarde en 2005, cuando Hugo Madonna era intendente, se aprobó una ordenanza (N° 5470)  donde se firmó un acuerdo con el propietario para que el terreno pase a manos del municipio. 

Indemnización de por medio, el terreno y el algarrobo sí podrían ser conservados, pero la declaración de “interés municipal” no llegó hasta abril de 2010. En ese momento Martín Llaryora le otorgó ese estatus. Además se lo incluyó en el catálogo de espacios de valor patrimonial e histórico sujeto de protección y conservación.

Se necesitaron así tres intendentes para que el algarrobo sea resguardado. Al día de hoy podría considerarse que es el habitante natural más viejo de la ciudad y el lugar más fresco sin dudas.