Dómina presentó "Bustos es Córdoba" en la Feria del Libro de San Francisco
El historiador se refirió a su libro, en donde profundiza en la personalidad del caudillo cordobés Juan Bautista Bustos, su gobierno durante casi una década y su legado en nuestra provincia y también en el país.
El reconocido historiador cordobés, Esteban "Tito" Dómina, presentó este sábado su libro "Bustos es Córdoba" ante un excelente marco de público, acompañado y presentado también por el profesor de historia, comunicador y referente local Daniel Pastore.
Domina se refirió a su libro, en donde profundiza en la personalidad del caudillo cordobés Juan Bautista Bustos, su gobierno durante casi una década y su legado en nuestra provincia y también en el país.
La tesis inicial del historiador es que la figura de Bustos no tiene el reconocimiento que merece y considera que fue relegado a un lugar secundario en la historia de Córdoba y el país. Y asegura que su personalidad y espíritu son bien representativas de Córdoba, por lo que de ahí surgió el título de la obra.
Resumen del libro
Sobre Juan Bautista Bustos pareciera sobrevolar un extraño sortilegio que lo condena al olvido o, al menos, a un lugar secundario en la historia argentina, alejado de los primeros planos. Pese a haber sido un protagonista relevante de la primera hora patria, gobernador de Córdoba durante casi una década y figura con proyección nacional en esos tiempos fundacionales, no fue recompensado con el condigno registro histórico.
La historiografía clásica lo redujo al rol de un caudillo más, y con supina liviandad se le formularon idénticos cargos que a personajes elegidos por la elite ilustrada para estigmatizar a quienes, en su hora, cometieron la osadía de confrontar o cuestionar a gobiernos o mandamases porteños. Sin embargo, esa lógica maniquea de la historia, aplicada a mansalva, no le cabe a Bustos; no aplica para alguien que puede exhibir una trayectoria honorable.
La presente reseña biográfica no es un relato complaciente ni laudatorio. Procura ayudar a dilucidar la paradoja plantea da: si no era ni autoritario ni violento; si creía en el valor de la educación, en el ejercicio de la soberanía popular y en los derechos ciudadanos, en la libertad de expresión y en el orden le gal, y durante su gestión no descuidó la economía ni la prudente administración, ¿por qué se lo condenó al olvido?
No fue un superhombre ni careció de defectos, que obvia mente los tuvo, y como todos los mortales, cometió errores u omisiones. Tampoco fue el único constructor de la Córdoba virtuosa, legada a las actuales generaciones; hubo muchos igual mente dignos y honorables, quizás con más talento o sapiencia.
Sin embargo, Bustos sobresale en ese podio de notables por derecho propio. Trasunta con fidelidad el espíritu cordobés, naturalmente indómito, y representa cabalmente una visión alternativa a la de los centros ancestrales de poder. En pocas palabras, Bustos es Córdoba.