Mientras Liliana Velázquez, junto a su familia, lucha por su recuperación, en las escuelas de San Francisco está latente la idea de que en cualquier momento una pelea entre alumnos puede tener consecuencias similares a la que tuvo aquella del Ipem Nº 264, en barrio Parque. En esa oportunidad la joven fue golpeada salvajemente en su cabeza con un hierro por un compañero, provocándole el hundimiento de su cráneo y la pérdida de masa encefálica.

Sucede que las peleas entre los adolescentes no cesaron. Los docentes consultados por EL PERIÓDICO, que prefirieron no dar sus nombres para evitar sanciones, indicaron que poco cambió luego de ese trágico hecho.

A comienzos del mes de abril, en una escuela pública ubicada en pleno centro, un alumno fue cortado por un compañero con un cuchillito que se utiliza para sacarle punta a los lápices. Fue herido levemente en su cuello y cara. Según declaró su madre a un medio radial, el agresor tomó de punto a su hijo, a tal punto que una vez le bajó los pantalones en el patio del colegio. El motivo de la pelea fue que la víctima había realizado un asado en su casa y no lo había invitado.

“Los disparadores de las peleas son cualquier boludez”, indicó un docente con total indignación. Agregó que “peleas hubo siempre en las escuelas pero ahora son agravadas. Antes nos pegábamos dos cachetadas y después nos abrazábamos; eso cambió”.

Por ejemplo, semanas atrás en un colegio de la periferia de San Francisco se tomaron a golpe de puños dentro del aula dos alumnos de cuarto año y en la trifulca fue golpeado el profesor que los quiso separar.

Para una profesora con varios años en la profesión, “existe una orden no escrita de que las denuncias no trasciendan”. Es por ello que a los medios de comunicación rara vez llegan. 

Con respecto a la gravedad de las peleas aseguró: “Después de Liliana Velázquez todavía no se evidenció nada grave porque las peleas no terminaron en nada grave, solo fueron golpes”.

El año pasado –recordó la docente- una escuela se hizo conocida porque en varias oportunidades retiraron en ambulancia a chicos que resultaron golpeados tras una discusión. “Una vez un alumno empujó a otro y lo hizo golpear contra un banco. Se lastimó el hombro, distinto hubiese sido si se golpeaba fuerte en la cabeza”, sostuvo.

Más violencia

En el mes de octubre del 2011, un grave episodio puso nuevamente en alerta a los docentes cuando un alumno del Ipem Nº 50 le disparó a otro estudiante de la Escuela Normal Dr. Nicolás Avellaneda a la salida del colegio. El joven fue herido de bala en un pie y debió ser atendido en el Hospital Iturraspe.

Ese mismo año también, en una escuela cercana a la avenida Urquiza dos mujeres se fueron a las manos dentro de la secretaría del colegio.

Algo cambió, pero en un colegio

Quizás por haber estado en el ojo de la tormenta durante mucho tiempo tras lo sucedido con Liliana, en el Ipem  Nº 264 “Teodoro Asteggiano” hubo algunos cambios positivos.

Según conoció este medio, los cursos pasaron a tener un tope de 25 alumnos, algo que reclama hasta hoy la comunidad educativa al considerar que en muchas aulas hay más de 30 alumnos y es muy difícil dar clases.

Otro punto positivo fue que muchos alumnos lograron asimilar el momento de violencia vivido y se unieron para realizar campañas solidarias para ayudar a una compañera, lo que logró aflojar la tensión dentro del colegio.

Contra los docentes también

A fines del año pasado EL PERIÓDICO publicaba una nota con declaraciones de docentes que sienten temor en algunos cursos. También informaron situaciones de maltrato y amenazas de agresiones por parte de los jóvenes y algunos padres. “Tenemos registros de casos donde personal fue amenazado de muerte frente a todo el curso porque llamaron la atención o colocamos una mala nota”, detalló una profesora. “Una  compañera –que tiene una contextura física pequeña- fue cercada por un grupo de alumnos y uno la agredió por atrás sin poder defenderse”, afirmaba. “Llegó a la sala de profesores con un ataque de nervios y nos dijo que estaba pensando en pedir licencia por la situación insostenible que se generó con ese grupo”.

Grahovac pide que los adultos se preocupen

El ministro de Educación de la provincia, Walter Grahovac, estuvo en San Francisco semanas atrás acompañando al gobernador De la Sota. Consultado por EL PERIÓDICO sobre los hechos de violencia en las escuelas dijo: “No me preocupa la violencia escolar, lo que me preocupa es la violencia en esta sociedad, lo que también repercute en las escuelas”.

Al mismo tiempo dijo que hay violencia escolar porque todo acontecimiento que puede pasar en la calle puede ocurrir en la escuela. “Es un problema que tenemos que abordar todos, nos falta prepararnos, aprender a respetar la opinión del otro y falta mayor preocupación de los adultos de cómo acompañamos a nuestro jóvenes”.