Cuando escuchan la sirena, tienen que dejar a sus familias y ocupaciones y correr a sus cuarteles. La emergencia se vuelve prioridad ante todo. No cobran por arriesgar el pellejo en los siniestros y dejan muchas horas de sus empleos o vida personal por acudir a una emergencia.

Todos hacen cursos obligatorios de capacitación en sus cuarteles y son bomberos profesionales, pero deben conciliar esta actividad ad honorem con un empleo y con menos tiempo para sus familias.

Parece natural que lleguen los bomberos en cada emergencia donde se los necesita. Pero detrás de eso hay un enorme esfuerzo, solidaridad y sacrificio que no se ve.

Cuando en muchas manifestaciones populares donde se les reclama a los políticos “que sean voluntarios y los bomberos rentados”, desde Bomberos de San Francisco defienden que la actividad de estos auténticos héroes cotidianos debe seguir siendo voluntaria.

El Periódico reunió a Jorge Ronconi y Luis Silvestrelli, dos de los que fueron jefes del Cuerpo Activo, con quien se ocupa en la actualidad de comandar a este grupo de ciudadanos comprometidos, Hobey Salvático. Todos comparten sus experiencias y aunque tienen diferentes edades mantienen el mismo amor por la actividad y la institución.

Virtud de la institución

Según Luis Silvestrelli, quien fue jefe desde 2001 hasta el 2012, que una de las tantas virtudes de Bomberos de San Francisco es la de retener a sus antiguos miembros para que compartan sus experiencias y conocimientos. De tal forma que tanto Silvestrelli como Ronconi forman parte del Concejo Asesor.

En este sentido Salvático reconoció: “Pude aprender cosas de los cinco jefes que tuve y si bien cada uno le pone su impronta a cada gerenciamiento, uno adquiere muchas cosas de cada uno de ellos. Solamente tengo que copiar y mantener lo bueno que hicieron ellos y adaptar a las nuevas generaciones los cambios para que esto siga funcionando”.

Ser bombero es voluntario, ¿pero creen que la gente tiene naturalizado todo lo que arriesgan?

H. Salvático: A veces ni la gente que quiere ser bombero es consciente. Hay muchas personas que quieren ser bomberos y cuando llegan al cuartel se dan cuenta que no pueden cumplir con las exigencias. Nosotros somos voluntarios para ingresar, una vez adentro eso se terminó: se hace de corazón pero hay obligaciones que cumplir.

Silvestrelli: Bomberos no es un club donde venimos a divertirnos. Venimos a trabajar y son las 24 horas los 365 días del año. Y hay un detalle, nuestras capacitaciones, no son los días de semana, sino que vamos los sábados y feriados.

Ronconi: Siempre le decimos a los chicos que ser bombero no tiene que resultar una carga. Tenemos muchas exigencias. Y tenemos otra particularidad, que no tenemos ni días ni horarios, en cualquier comisión de básquet o fútbol de un club las actividades se pueden programar, nosotros no. Y seguramente que si estamos en algo importante es cuando nos suena la sirena y tenemos que acudir.

Defienden la vocación voluntaria del bombero

¿Cómo definen al bombero?

S: Es una persona doble, siempre digo. Está la persona de la calle más el voluntario.

H. S: Uno habla de prioridades en la vida, donde está nuestra familia, el trabajo y demás. Pero hay momentos donde se invierte esta pirámide y primero están los bomberos, porque cuando toca la alarma nos olvidamos de todo.

R: Lo otro que tenemos que agradecer es que todos tenemos una familia que nos apoya y nos acompaña, no es el bombero solo, sino sería muy difícil.

¿Son defensores de que el bombero siga siendo voluntario?

H.S: Somos una institución atípica si se quiere, cuando muchas instituciones apuntan a tener bomberos rentados, nosotros creemos que la mejor forma de seguir organizados y para que no haya diferencias es que todos seamos voluntarios.

S: Es diferente si se hace con pasión y no porque a fin de mes vas a cobrar un sueldo.

R: En el país casi el 90 por ciento de los bomberos son voluntarios y esta institución desde sus inicios siempre se brindó, con nuestros errores y virtudes, y si tuviéramos que hacer un balance creo que es muy positivo. Siempre tuvimos que generar nuestros recursos para vivir, con los subsidios no llegamos y así, luchando, trabajando, llegamos a nuestros 80 años.

¿Sienten el reconocimiento de la gente?

H. S: Todos los días tenemos muestras de afecto de la gente. De un incendio en una vivienda de Sáenz Peña, dos personas mayores nos hicieron llegar un sobre con mil pesos, “para que comamos unas pizzas”. Ese mismo día tuvimos que comprar un handy, e invertimos esa muestra de afecto. A esas cosas le damos mucho valor, como cuando estamos trabajando y se acercan los vecinos a preguntar si necesitamos algo. El reconocimiento está.