La situación en el Merendero La Amistad de Frontera es desesperante. Este espacio –ubicado en Calle 100 al 950, casi avenida Sastre-, que nació allá por 2018, hoy entrega más de 250 porciones de comida y sus integrantes aseguran que no es suficiente ante la demanda que tienen.

“Esta semana nos quedamos cortos, vino una mamá y ya no teníamos más nada. Hice 10 kilos de arroz y no alcanzó, hice otros 10 kilos de polenta en la otra olla y tampoco alcanzó”, lamentó Paola Rapetti, encargada del lugar.

El espacio había nacido como merendero, pero se reconvirtió en pandemia como comedor para evitar el amontonamiento de gente. Las entregas de viandas se hacen tres veces por semana (lunes, miércoles y viernes) y en cada oportunidad más de 40 personas esperan -haciendo fila- su turno para recibir su porción, que la mayoría de los casos son para llevar y consumir con la familia, a veces –dicen en la fila- para dos días.

El merendero está a cargo de Paola, pero también ayuda su padre, su hijo Uriel y otros cinco cocineros que aportan su granito de arena. Entre las cocineras, también hay madres y abuelas que venían al merendero a buscar la comida para sus familias y ante el notorio crecimiento en la demanda decidieron sumarse para “ayudarse entre todos”.

“Me ofrecí para venir, me gusta venir y ayudar a Paola. Yo llevo para mis hijos y para mis nietos, somos una familia numerosa de siete personas. Mientras pueda voy a seguir colaborando porque la situación está cada vez peor y hay que darse una mano entre nosotros, no podés negar un plato de comida”, contó con timidez una de las ayudantes. “Antes teníamos más productos de planificación, pero eso ahora se va cortando porque en muchos lugares va mermando la producción”, agregó.

El merendero subsiste gracias a las donaciones que reciben de distintos vecinos y comerciantes que colaboran con alimentos. Además poseen una huerta propia y llevan adelante una campaña de socios donde unas 70 personas pagan su cuota. “Eso también mermó, nos pasa que nos dicen que este mes no pueden pagar. No podemos decir que no se recibe ayuda, se recibe de la gente que puede, pero por ejemplo el municipio (Frontera) no ayuda, no contamos con eso”, explicó Uriel.

“La situación está cada vez peor, se nota cada vez más la necesidad de la gente y cada vez son más las personas que acuden al merendero. Estamos entregando alrededor de 210 porciones, en la última semana se incorporaron 30 porciones nuevas, se agranda cada vez más. Viene gente del barrio San Javier, Estación Frontera y de San Francisco tenemos personas de barrio San Cayetano y de las 800; la mayoría son familias numerosas y hay unas 4 o 5 personas solas”, agregó.

Pan, carne y verdura. Desde el comedor señalan que en las últimas semanas se hizo muy difícil completar las viandas con productos de panificación porque la ayuda que reciben no es suficiente. Tampoco alcanza la verdura y la carne, atendiendo a los precios que hoy tienen esos productos.

Decenas de personas hacen largas filas en un comedor comunitario tres veces a la semana

En casa, con ‘changas’ o planes sociales ya no alcanza

Paola contó con dolor que mucha gente ya no puede vivir con el plan o asignación que otorga el Estado -

independientemente de tipo de ayuda que reciba- y tampoco de las ‘changas’.

Jorge, uno de los vecinos que concurre a buscar su vianda, se llega en bicicleta desde barrio Catedral de San Francisco. Tiene 61 años y es poco lo que gana con las changas. “Yo estoy muy conforme porque la comida es de primera, hay buena atención y no me puedo quejar. Yo soy solo y la situación es mala, tengo una edad avanzada, tuve varias operaciones que quedé arruinado y no puedo trabajar, solo puedo hacer changas como cobranzas o cortes de césped, pero no alcanza y los impuestos me tienen loco”, comentó.

El vecino contó a modo de ejemplo que le llegó una boleta de luz con el doble de monto que el mes anterior: “No sé qué voy a hacer. Le agradezco a Paola lo que hace, me hace acordar a mi mamá, son gente de buen corazón”, agregó.

María, otras de las vecinas que se acerca a buscar su ración de alimento, señaló que también viene de San Francisco, en su bicicleta, y lleva comida para sus tres hijos y su pareja. “Contacté a Paola por Facebook, antes iba a comer a la Red Solidaria, pero ahora vengo acá. Estoy sin trabajo, tengo una discapacidad y por eso ya no puedo trabajar, estaba haciendo algo, pero tuve que dejar porque también sufro de depresión”, detalló.

Y agregó: “Me pone muy mal esto de estar encerrada, me agarra depresión. Mi pareja sale a trabajar, él trabaja de albañil o de lo que sea y siempre hay que pagar algo, el alquiler, pan y no hay plata que alcance”.

El merendero entrega unas 750 viandas a la semana de merienda y cena; son alrededor de 250 viandas cada lunes, miércoles y viernes.

Cómo colaborar

Comunicarse al teléfono 3564-337896 (Paola). También podés hacer transferencia a este CBU: 0720261420000001239618 o acercarte al lugar Calle 100 al 950, casi avenida Sastre.

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