En febrero de 2018 Bomberos Voluntarios de San Francisco abrió las puertas del cuartel para las mujeres que desearan ser bomberas: era la primera vez que las mujeres podían estar a la par de los hombres dentro del cuartel y un cambio rotundo en su historia. Cinco años después de eso el semillero se agranda y ya aparecen las nuevas generaciones.

Algunas de las chicas ya manejan las unidades más grandes y están presentes con la misma fuerza de voluntad que los varones ante cada llamado en que son convocadas. La adaptación fue rápida y natural entre los más jóvenes porque en cierta forma era la misma historia social y cultural la que empujó este cambio.

En ese primer grupo de aspirantes estuvo Denise Bruna (30), que además de bombera tiene un negocio familiar y casi toda su vida anheló que un día le permitieran inscribirse como aspirante.

“Hace mucho que quería entrar, desde los 15 años. En mi casa se hablaba de los bomberos, mi abuelo estuvo en la comisión. Cuando se dio era algo que esperaba”, recordó emocionada.

La joven es integrante de esa primera camada y considera que el crecimiento personal, grupal entre chicas y en todo el cuartel fue muy grande.

Así como a ella en su momento le transmitieron diferentes valores que identifican a la institución y los que forjan entre colegas, ahora Denise lo hace con los que vienen detrás y tienen los mismos sueños.

Ritos iniciales

Las primeras chicas entraron en 2018, juraron el 2 de junio de 2019 y en este tiempo no solo pasaron los años, sino que también crecieron mucho.

“Venimos haciendo carrera, acumulamos muchas experiencias y hacemos un poco de todo. A las camadas nuevas intento incentivarlos e inculcarles los valores, más que todo de compartir el aprendizaje, acompañarnos, porque sabemos que los que siguen son ellos”, dijo Bruna a El Periódico.

Los avances son notables, hay chicas que son choferes en los vehículos más grandes, mientras que otras también conducen los más chicos. Asimismo, hay otras mujeres en el segundo nivel de formación.

No obstante, lo que más desea Bruna es el bienestar de las que vienen detrás: “Espero que las nuevas puedan tener esta experiencia y disfrutarla. Ellos también nos pueden enseñar muchas cosas porque como compañeros compartimos muchas cosas”.

Nueva generación

En el cuartel hay buena camaradería, las chicas han ido demostrando que pueden con todo y si se ven en problemas siempre hay un compañero al rescate. Lo fundamental es que ellas están cómodas porque no tienen tareas menores que los varones, sino que tienen independencia y forjan su perfil diariamente.

“Nos sentimos cómodas, aunque algunos mayores a veces pareciera que tienen miedo de que no podamos hacer algo, pero se los vamos demostrando. Por eso creo que el valor del compañerismo es el más importante que tenemos que transmitir a quienes ingresan”, afirmó Denise.

Esa fue la impresión que tuvo Verónica Ludueña (17), aspirante menor a bombera voluntaria que el año pasado terminó el secundario y está enfocada en su formación.

“Siempre quise ser bombero, mi hermana también lo es y me gustaba verla en un camión. Acá no se elige a las personas que están, pero todas te rodean y llenan de compañerismo. Esa fue mi impresión al entrar: todo es en equipo, desde la limpieza hasta para tomar un mate”, resaltó.

Con la mirada puesta en su compañera sostuvo que aprenden de los más grandes, de lo que les transmiten y definió a las bomberas de una forma fuerte y sencilla a la vez: “Las bomberas del cuartel somos unas luchadoras, generan igualdad”.

Con orgullo las chicas mantienen su espacio que ganaron con mucho esfuerzo.
Con orgullo las chicas mantienen su espacio que ganaron con mucho esfuerzo.

Transformación

El jefe del Cuerpo Activo, Diego Gaetán, recordó que el ingreso de las mujeres como bomberas fue un tema de diálogo durante muchos años y que eran conscientes de que las circunstancias los ponían frente a ese desafío.

“Llegó un día en la jefatura del comisario general Hobey Salvático y la presidencia de Darío Muratore en que se decidió darle para adelante. Hoy estamos pronto a cumplir cinco años de este primer ingreso”, relató.

El trato que era solo entre hombres debió adaptarse para incorporar a las chicas, pero todo el proceso fue rápido y natural. Si surgía una inseguridad, siempre había un compañero para solucionar cualquier eventualidad en una salida.

En cuanto a las compañeras activas y en plena formación Gaetán explicó: “Ahora son siete las bomberas voluntarias. ‘Las viejas’ les decimos, y hay un pelotón que se está formando. Cuando terminen el curso de primer nivel podrán jurar y en la Escuela de Aspirantes Menores hay un pelotón formándose, son chicos de 12 a 16 años que podrían ascender a los 18”.

Para Bomberos hay algo que no cambia y no depende del género: “Nosotros inculcamos el respeto, la responsabilidad de lo que implica ser bombero voluntario. Eso es importante porque juramos que vamos a salvaguardar bienes y vidas humanas, y no es poca cosa. Lo recalcamos desde el primer momento que ingresan ya que es primordial”, resumió Gaetán.