En el lavadero de su casa de barrio 20 de Junio, Rocío Bai (22) ambientó el espacio con dedicación y calidez para atender a sus clientes favoritos: los perros. Allí, esta joven diagnosticada con síndrome de Asperger desde pequeña, logró convertir su pasión por los animales en un emprendimiento propio: Patitas Mojadas, una peluquería canina donde aplica sus conocimientos y también una conexión especial con sus clientes de cuatro patas.

Rocío atendió a El Periódico con un visible nerviosismo, aunque con una amplia sonrisa y alegría. En el lugar ya aguardaban dos de sus clientes preparados para sus sesiones de cortes y lavados.

“Hace unos meses empecé sola con mi peluquería. Soy peluquera canina profesional y me relaciono más rápido con los animales que con la gente. Tengo autismo, síndrome de Asperger, y eso creo que me ayuda a tener esa conexión para que los animales confíen en mí”, contó alegremente.

Laura Montoya, mamá de Rocío, destacó el esfuerzo y la sensibilidad de su hija: “Ella siempre fue feliz con los animales, desde chiquita. Quería ser veterinaria, pero no quería alejarse de su familia. Así que la apoyamos en su camino hacia la peluquería canina”.

Cursos y capacitaciones

Más allá de su amor hacia los perros, Rocío se capacitó y lo hace constantemente para dar lo mejor a sus clientes.

Comenzó su camino con un curso de un año en la ciudad de Esperanza, y continuó capacitándose con referentes como Daniela Scolaro, reconocida peluquera canina a nivel nacional e internacional.

Para Rocío, cada perro es único y merece un trato especial: “Para mí son como mis hijos por un rato -dice con ternura-. Les hablo, les muestro cada herramienta que voy a usar con ellos, como las tijeras o la máquina rasuradora, para que se sientan cómodos. Si están asustados, por ejemplo, prendo la máquina y se las apoyo contra el cuerpo para que sientan la vibración y no tengan miedo”.

Su trabajo incluye cortes y lavados para todas las razas y estilos. Para ello, utiliza productos de calidad para los perros y rechaza rotundamente el uso de jaulas o sedantes.

“No me dedico a simplemente pasar la máquina al animal, sino al mantenimiento del pelo del perro. Muchos me dicen ‘pelalo porque sufre mucho’ y no es recomendable. El pelaje de ellos los protege tanto del frío como del calor. Si las personas nos peláramos y saliéramos al rayo del sol sin protección, nos haría mal. Para los perros es igual”, explicó.

Rocío y su mamá Laura.

Un camino lleno de desafíos

El recorrido de Rocío no ha sido fácil, pero siempre estuvo acompañado por el apoyo incondicional de su familia. Su madre recordó cómo descubrieron la condición de Rocío. “Fue diagnosticada con Asperger a los cinco años, luego de muchas idas y vueltas por varios doctores. La adoptamos cuando tenía casi cuatro meses y siempre supimos que lo suyo eran los animales”, relató.

Laura se refirió al aprendizaje constante que implica criar a una persona con Asperger. “Ella es sumamente sensible y la transición a la adultez para los niños con esta característica es complicada, porque la sociedad no está preparada para convivir con personas que ven el mundo de una manera mejor. Rocío ve el mundo como bueno y eso nos enseña a nosotros. Es un placer acompañarla, porque nos hace ser mejores personas”, aseguró emocionada.

Luego, la mujer reflexionó sobre las dificultades que atravesó su hija durante su trayecto educativo. “El sistema educativo no está preparado para recibir niños que tienen estas características diferentes, porque si no son acompañados por un equipo de profesionales se complica. Uno como papá no quiere que el colegio se queje de tu hijo, pero a veces los compañeros no los integran. El bullying del que ahora se habla tanto, hace 20 años no se trataba en las escuelas, y se la agarraban con ella. Fue difícil para Rocío y para la familia, pero siempre estuvimos presente para ella”.

Pensar en grande

Aunque trabaja desde su hogar, Rocío no deja de proyectar su futuro: “Mi sueño es abrir un local propio, bien amplio, donde los clientes puedan sentarse y ver todo el proceso: el baño, el corte, el secado. Quiero que estén seguros de dónde llevan a sus perros”, explicó, mientras uno de sus clientes caninos la observaba atentamente.

Por su parte, Laura asegura orgullosa que su hija ya dibujó y tiene en mente todos los detalles para el futuro local: “Siempre le digo que ella no tiene un techo, que sueñe en grande, porque si se lo propone, lo va a lograr”, cerró.

El síndrome de Asperger: es un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes.

La terapia conductual y de formación en la comunicación permite a los pacientes con trastornos del aprendizaje socializar mejor.

Contacto: @patitasmojadas.pelu

Tel: 3564 33 9365