Carlos Presman es un médico, escritor y divulgador de temas de salud, especialmente los que tienen que ver con el bienestar de los adultos mayores. En Córdoba, su ciudad de origen, pero también en todo el país, es muy reconocido por sus libros Letra de médico (utilizado en varias carreras de Medicina) y las novelas Ni vivo ni muerto y Vivir 100 años

Recientemente lanzó su último trabajo, realizado en conjunto nada menos que con el pintor y dibujante Carlos Alonso y publicado por la editorial universitaria Eduvim: Cuadernos de anatomía de Carlos Alonso, que será presentado el próximo 25 de agosto en San Francisco a partir de las 20 en el Centro Cultural, ubicado en la esquina de Mitre y Juan José Paso. 

Antes de ello, Presman dialogó con El Periódico sobre su obra pero también sobre varios aspectos que hacen a una de sus especializaciones: la vejez como una etapa más de la vida.

- Plantea en uno de sus libros la posibilidad de llegar a los 100 años. Podríamos preguntarnos para qué y además cómo los vamos a vivir a esos 100 años.

- Ahora estamos atravesados por un nivel de incertidumbre inusual, en donde se replantean todos estos aspectos de la larga expectativa de vida que se tiene en la Argentina. Esta crisis sanitaria, política, económica, social que estamos atravesando vuelve a poner en valor la esencia de la vida y posibilidad colectiva de una mayor longevidad. Siempre decimos que la vejez es un éxito colectivo, que podamos vivir mucho tiempo tiene su razón más profunda en cómo convivimos. No es un hecho menor que la jubilación, por ejemplo, permita a todos comer, que los accesos a los sistemas de atención médica funcionen; que salir a la calle a caminar, hacer actividad física o recreativa, no conlleve un peligro por razones de seguridad. Hay que poner la mirada en cómo estamos conviviendo y en qué condiciones vivimos.

- Claro, para muchos puede ser ¿uff, 100 años de esta vida en estas condiciones?

- Eso lleva a a repreguntarse qué futuro queremos. El pasado ya no está, el presente es efímero, lo único que verdaderamente tenemos como sociedad es el futuro. Y está faltando un proyecto común que imagine un futuro mucho más saludable y con mejores condiciones de vida que el que estamos atravesando en el presente. Y eso, a pesar de cuarenta años de democracia, no lo estamos pudiendo alumbrar. Una sociedad que se ha mostrado muy apática en estas últimas elecciones, fragmentada, que es un hecho inédito en nuestro país que haya tanta diversidad de opciones pero nadie construye una hegemonía y un sueño colectivo.

- También hoy tenemos muchísima información de cómo cuidarnos y llegar a vivir mejor. Sin embargo, pareciera que nos cuesta tener un proyecto de nuestra propia vejez.

- No hay una receta única y quizás las sugerencias que se hacen de manera universal todo el mundo las conoce, como una actividad física regular, una buena alimentación, tener buenas horas de sueño, marcos de convivencia amables y respetando las diversidades. No hay una sola vejez. Pero las condiciones de vida se han vuelto muy adversas para realizar todo eso. En un contexto en que no sabés si vas a poder llegar a fin de mes, ese marco de incertidumbre atraviesa y es causal de enfermedad mucho más que cualquier sugerencia que se pueda hacer. Estamos viviendo tiempos de estrés crónico, de hiper vigilancia y con muy poca satisfacción.

- Está bien plantearnos qué queremos para nuestra vejez, porque eso nos obliga a pensar qué vamos a hacer hoy para eso. 

- Creo que hay que tener un proyecto vital. No volvernos sobre nosotros mismos. Creo que cada uno tiene un propio proyecto y sus propias aspiraciones. La idea es tratar de conservar de jóvenes pasiones que no te hagan volverte sobre vos. La vida no es solo biología. La vida es existencia y la existencia implica que alguien necesita de uno y uno necesita de los otros. Para lo cual está participar, salir, involucrarse. No ser indiferentes al dolor ajeno.

- Hay una frase para resumir eso que dice que una persona se puede morir a los 50 y lo entierran a los 70.

- Sí, la vida no es solo biología. La vida es existencia y la existencia implica que alguien necesita de uno y uno necesita de los otros. Entonces existir en la sociedad implica eso. Para lo cual está participar, salir, involucrarse. No ser indiferentes al dolor ajeno.

- O sea no es una cuestión de solo cuidar el cuerpo o la genética de cada uno.

- Exactamente. Es mucho más trascendente el componente social de la convivencia que la carga genética o la biología que cada uno hereda.

- Si bien es bueno plantearse qué queremos hacer con nuestra vejez, con esta situación de incertidumbre el tema es si podremos construir eso, si tendremos esas posibilidades.

- Claro, este malestar social tiene su contracara que es el bienestar social. Y siempre hacemos mucho hincapié en que la vejez es un éxito colectivo. La suposición de salvarse de manera individual es fallida. Siempre hay que tener en cuenta este concepto: que todos tenemos un viejo adentro, el viejo soy yo en el tiempo. Y que la longevidad es un éxito colectivo.

- ¿Cómo fue la experiencia de trabajo con Carlos Alonso para su último libro?

- Con toda humildad me parece que es lo mejor que he podido escribir. Con la excusa del cuerpo, de la anatomía, se cuentan historias de vida. Fuimos tomando órgano por órgano y encontrando el misterio que hay atrás de los pulmones, el corazón, los pies, las manos, los sentidos, el cerebro y el cuerpo entero. Así como en la bibliografía científica se registran los catálogos de enfermedades, el arte también es una forma de registrar y ser testimonio de una época. El cuerpo funciona también como un manifiesto de una etapa histórica y personal, las huellas que dejan en el cuerpo el paso del tiempo o el hambre. Hay dos frases que inauguran el libro. Una que le pertenece a Carlos Alonso que dice que pintar es romper el silencio. Y la otra que hace alusión a que durante la pandemia mueren aproximadamente unas cinco millones y de personas. Y en igual periodo mueren siete millones de personas de hambre. Estos contrastes que a veces la realidad nos oculta. La idea es bucear con las herramientas de la ciencia y el arte qué pasa en el cuerpo.

- Para quienes lo lean puede ser una invitación a reflexionar sobre nuestro cuerpo y qué estamos haciendo con él.

- Absolutamente. El cuerpo es como una escultura, una obra de arte sobre la que cada uno va trabajando. Consciente e inconscientemente. Por eso hay cuerpos de deportistas, de artistas, de periodistas, de modelos, etc. Que además están atravesador por cirugías, accidentes, instancias particulares, herencias. La idea es abordar no solamente el legado genético sino también el legado de derechos. Hay cuerpos que nacen con derecho y otros que nacen a la intemperie.

- Quizás como sociedad tengamos que perderle miedo a la vejez, porque pareciera que nadie quiere llegar a eso. Lo asociamos con enfermedades y problemas.

- Es una etapa más de la vida. Hay una frase del libro Cuadernos de anatomía que dice “El desafío central parecería ser si vamos a vivir muriendo o si vamos a morir viviendo”.