El robo de alimentos y otros productos de perfumería es un fenómeno que preocupa a supermercadistas y vigiladores privados, que deben intervenir con mayor frecuencia frente a estos “hurtos menores”.

En el mes de junio, el caso de un hombre de 70 años fue noticia en toda la ciudad luego de haber robado productos de un súper céntrico de la ciudad. Hecho por el cual terminó detenido, causando un acalorado debate en las redes sociales al tratarse de un adulto mayor. Ese día debió intervenir personal de seguridad, quien le hizo un seguimiento a través de las cámaras. Tenía entre sus prendas productos de rotisería, alfajores, queso y caramelos varios.

El más reciente ocurrió el jueves por la noche, en un supermercado chino de avenida Urquiza, cuando un “cliente” de 38 años terminó detenido al querer llevarse sin pagar dos latas de Atún, un champú y una crema de enjuague. Este fue detectado por medio de las cámaras de seguridad y una vez en la caja donde iba a efectuar el pago de otros productos que había llevado, el dueño del local le pidió que devuelva lo que tenía escondido y al recibir un “no” se trenzaron en lucha. Rápidamente llegó la Policía.

En Córdoba Capital, semanas atrás, se registró el caso de una anciana de 80 años que fue acusada de robar en un supermercado y que terminó falleciendo, presuntamente, a causa de la detención en una comisaría. Pero también dejó al descubierto este drama social que revela las dificultades de muchas familias para cubrir sus necesidades.

Aunque además de estos robos de alimentos también se producen cotidianamente “desprecios”-como lo denominaron algunos supermercadistas- por parte de personas de buen poder adquisitivo que por ejemplo, se comen un chocolate o se toman un yogurt sin pagar mientras recorren los pasillos del local.      

Los elegidos

Las tácticas son variadas, pero los productos elegidos son siempre de las mismas góndolas: cajas de leche, panificados, bandejas de carne, paquetes de fideos, algún champú o jabón de tocador, pastas dentales y hasta bebidas.

La terminología jurídica los denomina “hurtos famélicos”, y aunque muchas veces son descubiertos en el mismo momento en que son cometidos, no siempre terminan denunciados, aunque sí los comercios hacen uso del derecho de admisión de los presuntos ladrones.

Alimentos y perfumería, el blanco de quienes se quieren llevar un extra del súper

Desde Supermercados Chapulín, uno de sus propietarios, Jorge Careglio, reveló que “los robos hormiga” se han incrementado en los últimos meses, aunque señaló que no manejan una estadística sobre esta problemática y que todavía no representa un problema serio para la cadena de comercios que maneja.

“Por ahí nos encontramos con cosas que antes no ocurrían y que no solamente pasan en los supermercados sino situaciones cotidianas como los robos cada más vez comunes. Sí se ha incrementado el robo de mercadería, no tengo estadísticas de cuánto, pero notamos que hay más gente entrando en esa situación”, reflejó.

Según el empresario, diariamente se encuentran con todo tipo de “hurtos”, desde comida, bebidas y hasta productos de perfumería. “Tenemos nuestra seguridad y las cámaras para controlar este tipo de situaciones, pero de todos modos la gente se arriesga y comete estos hechos de igual forma”, sostuvo.

Similar situación

El gerente de la sucursal de supermercados Pingüino de San Francisco, Pablo Barberis, admitió que manejan una estadística mensual que se imputa a la cuenta por pérdidas en robos o consumo.  

“Hay un dinero preestablecido que se imputa a la cuenta de pérdidas y representa estadísticamente un 0,25% del stock que manejamos mensualmente. Diariamente detectamos faltantes de artículos robados o consumidos. Desde salames secos, chocolates, caramelos, hasta productos lácteos. A veces la gente se toma unos tragos de un yogourt y deja la botella, eso aparece. Y luego los productos abiertos y que han sido sustraídos como cremas corporales, pastas dentales, la perfumería siempre es un blanco”, reconoció.

Luego admitió: “Hemos tenido hace unas semanas una seguidilla de robos de salames secos, le sacan las etiquetas y se los esconden. También registramos faltantes en indumentarias y juguetería”.

Para el gerente, “la crisis económica acrecentó un poco la situación de la cual nadie está exento y aparecen estas cosas raras como los robos de salames o alguna persona que se ha llevado algo de comida”. Sin embargo, también manifestó: “A veces te sorprendés, hemos detectado gente de poder adquisitivo que por ahí tiene ese tipo de actitudes. Hay una mezcla importante dentro de este tipo de hurtos”.

Derecho de admisión

Los representantes de ambos supermercados coincidieron en que las agencias de seguridad privada que trabajan en sus locales manejan un protocolo de acción ante estos hechos y que luego se aplica el derecho de admisión.

“Los guardias de seguridad tienen un protocolo de trabajo, le retiran la mercadería y le piden que se retire del negocio. Luego se aplica el derecho de admisión sobre la persona”, explicó Careglio.