La Asociación para el Medio Ambiente y su Dinámica (Amad) fue al hueso hace unos días –o mejor dicho al tallo- cuando exigió a la Municipalidad que controle los residuos de plaguicidas en frutas y verduras que se venden en nuestra ciudad.

Esta entidad se basa en antecedentes en la Capital cuando hace unos años atrás el Foro Ambiental Córdoba advirtió sobre la necesidad de controlar los residuos de plaguicidas en las frutas y verduras en el Mercado de Abasto de Córdoba, caso que terminó en la Justicia. Pero a su vez tienen en cuenta los consejos de médicos, ingenieros agrónomos y biólogos: “Es común que un profesional de la salud te diga hoy que lavemos la fruta, que no comamos tal o cual alimento o te indican cómo trabajar con la verdura. Te lo dicen los médicos, es algo común y si lo están haciendo es por algo”, argumentó el titular de Amad a El Periódico, Luis Gaviglio.

Según un reciente informe, los controles que realiza el Senasa sobre las frutas y verduras que se venden en todo el país arrojaron la presencia de 80 agroquímicos, entre ellos, cuatro sustancias que están prohibidas y otras seis que no están autorizadas. Lo que más llamó la atención es que en muchísimos casos se usan venenos en cultivos para los que no cuentan con permisos y en otros superan ampliamente los límites máximos autorizados. Una enorme cantidad de esos pesticidas, herbicidas y fungicidas terminan en nuestros platos y heladeras.

Por qué se usan

La utilización de agroquímicos y plaguicidas sirve para evitar plagas que echen a perder una cosecha, quedando luego residuos tóxicos en las frutas y verduras. Desde los organismos de control aseguran que el impacto de estos está controlado para que no afecte la salud de los consumidores, pero para evitar cualquier problema recomiendan lavar correctamente los productos.

Entre sus solicitudes al municipio, Gaviglio advirtió que debe mejorarse la aparatología en el área de bromatología, dotarla de la tecnología adecuada para hacer estudios propios y controlar fehacientemente lo que los sanfrancisqueños comen. Pero hoy esto no está en mente del gobierno de nuestra ciudad, quienes confían en las certificaciones de los mercados en donde se adquieren estos alimentos que luego se comercializan en los negocios. Además hay un tema de presupuesto.

Las frutas, verduras y hortalizas que llegan a San Francisco provienen en su mayoría del mercado de concentración ubicado en la ciudad de Santa Fe. Según Samuel Vítola, de reconocida familia de verduleros locales, el 90 % llega de la vecina provincia. El resto procede de Mendoza, Córdoba, Mar del Plata y La Plata, provincia de Buenos Aires. Algo puede llegar también desde Salta, dependiendo la estación del año en que nos encontremos.

“Lo que come San Francisco es lo que come la Argentina completa, no hay secretos en la fruta y la verdura. Para encontrarlos hay que caminar las quintas de donde provienen estos alimentos”, respondió el comerciante ante la consulta de El Periódico.

Agrotóxicos: piden que se controlen las frutas y verduras también en la ciudad

El rol del Senasa

Hasta el 2017 no había información oficial sobre la presencia de veneno en frutas y verduras. Luego de que la ONG Naturaleza y Derecho presentara un recurso de amparo por el silencio oficial, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informó que en el 63 % de los controles realizados entre 2011 y 2013 se detectó la presencia de restos de agroquímicos. Y que el 7 % de las muestras tomadas entre 2014 y 2016 tenían exceso de pesticidas, herbicidas y fungicidas, aunque en este último caso se cuestionó la metodología, ya que el 30 % de los controles reportados fueron hechos en frutas secas, kiwis y bananas.

Claro que el Senasa no controla todos los lotes de productos, sino una porción que considera representativa, y solamente trabaja sobre los que tienen tránsito federal. Esto se traduce en que consumimos frutas, verduras y hortalizas con venenos prohibidos o no autorizados para esos productos, ya que solo una pequeña porción es detectada.

Ante este panorama, Gaviglio apuntó: “Es necesario realizar los controles para hacer esas verificaciones en la ciudad y ojalá no se detecten plaguicidas arriba de los parámetros establecidos. La autoridad local tiene la obligación de realizar este tipo de controles y llevar el registro epidemiológico correspondiente. Queremos que haya voluntad política para llevarlo a cabo sino seguimos caminando para atrás en la cuestión bromatológica y ambiental. Ya nos pasó con la carne podrida que se comercializaba en las carnicerías. No hay que esperar más”.

Cabe recordar que en mayo de este año, Gendarmería Nacional allanó de forma simultánea domicilios y carnicerías ubicados en las ciudades de San Francisco y Frontera y luego de una serie de procedimientos decomisaron 2.771 kilos de carne de origen animal en avanzado estado de descomposición y no apta para consumo.

Qué controla el municipio

Silvia Rufino, responsable del área de Control Bromatológico en la Municipalidad de San Francisco, informó que los controles que pide Amad son realizados en los mismos mercados de concentración de alimentos, como pueden ser el de Córdoba o Santa Fe.

“Los controles los realizan los mercados. Los municipios lo que hacemos es verificar que la mercadería que se vende venga de mercados habilitados y darle la aptitud para que sea comercializada”, explicó Rufino a El Periódico.

“Les pedimos a la verdulería la facturación de los mercados con control, nosotros no verificamos nuevamente el tema de plaguicidas. Como hacemos con el frigorífico con el certificado del vacuno que está apto para salir a comercialización”, ejemplificó.

Sobre la posibilidad de que provengan alimentos directamente de quintas, la titular de Bromatología respondió que prácticamente “no llegan a San Francisco”.

Recomendación

En cuanto a las recomendaciones, lo principal tiene que ver con el lavado con agua potable de las frutas y verduras. Si bien se pueden pelar, existe una concentración de fibras y nutrientes en la piel que se pierde si no se consume. En el caso de utilizar lavandina o cloro, no deben ser más de dos gotas.

Rufino remarcó que la seguridad de los productos que salen a la venta surge en base a la documentación que se controla y aclaró que el municipio no realiza análisis por falta de equipamiento, el que es muy costoso. Pese a ello opinó que se deberían hacer controles bacteriológicos al azar y recordó la época en que había alerta sanitaria ante la enfermedad del cólera: “Tomábamos muestras de verduras y analizábamos a nivel bacteriológico, pero no a nivel de plaguicidas”.

Al ser consultada sobre si el consumidor debe estar tranquilo con lo que consume, contestó: “Se le puede dar tranquilidad al consumidor, pero también deben lavar la verdura no solo por los pesticidas, sino por lo bacteriológico, por el mismo traslado de la mercadería, que se lave, se desinfecte. Lo que es plaguicida viene controlado”, insistió.

Los cajones en la vereda, no

En nuestra ciudad existe una ordenanza para que los cajones de frutas, verduras y hortalizas no se encuentren en las veredas de los negocios, algo que no se cumple. Según Rufino, al margen de las molestias que puedan ocasionar a los peatones, los alimentos están expuestos a todo tipo de contaminación ambiental.