Ser intendente de San Francisco es un trabajo que se va tornando cada vez más complejo, sobre todo por la evolución que va teniendo la ciudad, el desarrollo de diferentes sectores, las necesidades que van surgiendo y el contexto provincial y nacional que siempre nos tiene reservada alguna sorpresa. Pero esa complejidad no es algo nuevo, sino que en realidad cada época tuvo sus problemas. Ya el primer intendente, don Benjamín Dávila, tuvo que enfrentar lo que fue el primer juicio en contra del municipio por un tema que al día de hoy sigue siendo una cuestión de debates y anuncios: los desagües.

Dávila fue electo el 2 de septiembre de 1894 y asumió el 8 del mismo mes, cuando se cumplían sólo ocho años de la fundación de la colonia y unos seis del paso del ferrocarril, que definió el traslado de la población a su actual emplazamiento. Con tan poco tiempo de vida, San Francisco prometía un fuerte crecimiento. Por esa razón, por decreto del 1 de septiembre de 1893 el Poder Ejecutivo de la provincia creó Comisiones de Fomento para las villas de San Francisco y Cosquín. Esas comisiones debían estar compuestas de tres miembros: presidente, secretario y tesorero, los que “tendrían a su cargo la administración y cuidado en lo relativo a la higiene, moral, instrucción primaria, ornato, alumbrado público, vialidad vecinal y todos los que por ley fuese resorte de la administración municipal”. En el artículo segundo del mismo decreto se aclaraba que las comisiones de fomento “someterán al Poder Ejecutivo proyectos de gastos e impuestos a establecerse, cuidando de mantener el equilibrio correspondiente entre los recursos y los gastos”.

Esa primera Comisión de Fomento estuvo integrada por Raimundo Cartier (presidente), Alfredo Mantero (secretario) y F. Eichemberger (tesorero).

Además, la Ley Provincial 1295 promulgada en enero de 1894 disponía que “en toda población que dentro del radio determinado de cuatro leguas contuviese un número mayor de 1.500 habitantes se crearía la municipalidad con arreglo a las prescripciones de la citada ley”. Así, luego de demarcar el perímetro del municipio de San Francisco y confeccionar el padrón se convocó a elecciones para el 2 de septiembre de 1894, comicios en los que Dávila resultó electo como intendente, para luego asumir en sus funciones el 8 de septiembre del mismo año. Pasaron ya 116 años de esto.

Intendente sin foto

Las fuentes que consultamos no pudieron proporcionarnos una imagen, un retrato o fotografía de Dávila. Es por eso que recurrimos a la galería de intendentes que desde hace varias administraciones funciona en el Palacio Municipal, para ver si allí encontrábamos el rostro del primer intendente, pero tampoco allí se encuentra su imagen. No sólo eso, sino que ni siquiera está mencionado: el primer retrato es el de Cartier, presidente de la comisión de fomento, y el segundo es el de Guillermo Furnkorn, presidente del primer Concejo Deliberante y sucesor de Dávila.

Pero este intendente “sin rostro” no pasó sus 14 meses de gestión sin hacer nada. La gestión de su gobierno se vio acuciada por imperiosos problemas a resolver, propios de la población en franco crecimiento, enfocando su trabajo en lo que a higiene, salud, tránsito y desagües se refiere.

El primer problema serio para las autoridades de 1894 y 1895 fue hacer frente a la terrible epidemia de cólera. La municipalidad actuó eficazmente ante esta imprevista situación y logró que la enfermedad no se extendiera, contando para tal fin con el apoyo económico del gobierno de la provincia. Esta preocupación por los intereses de la salud de la población determinó la instalación de un consultorio médico municipal para la atención de los servicios de asistencia pública. Se creó también el cargo de comisario de higiene para la inspección sanitaria del municipio, sancionándose diversas disposiciones para la conservación de la higiene en los locales públicos y particulares.

Por otra parte debido a la seria dificultad del tránsito vehicular, se hicieron los trámites pertinentes para que el Ferrocarril Central Córdoba instalara barreras en los pasos a nivel del Molino Iturraspe y Pasaje Mitre, agregándose más tarde la apertura del paso a nivel en la calle 1° de Mayo. Asimismo en 1895 durante la intendencia de Benjamín Dávila, el Registro Civil pasó a depender de la municipalidad de San Francisco. Había sido creado el 22 de marzo de 1893 para las colonias del Departamento San Justo, con sede en Estación San Francisco.

Desagües y juicio

Durante la gestión de Dávila el asunto de los desagües comenzó a ser una seria preocupación. A tal efecto se realizaron estudios de niveles y, con la colaboración de la empresa del Ferrocarril Central Córdoba, se iniciaron las tareas correspondientes. La municipalidad por su parte, creó un impuesto especial para solventar los gastos ocasionados.

José Lencinas, en su libro “El departamento San Justo, su pasado, su presente” lo explica de modo más detallado: “El problema de los desagües del municipio, cuyo solución ha constituido una preocupación permanente de las administraciones municipales, y que aún en la actualidad (estas palabras se publicaron en 1936) se mantiene como un problema de importancia fundamental, fue debidamente afrontado por la comuna, encargándose a los señores Farina y Cía., de la ciudad de Córdoba, la preparación de un proyecto de desagüe de la población. Los señores Farina y Cía. presentaron a la municipalidad una propuesta para efectuar el estudio correspondiente, pero como no especificaba un plan definitivo de trabajos, fue aceptada en forma condicional. Practicado el estudio sobre el terreno, los señores Farina y Cía. presentaron, en agosto de 1895, los planos y presupuestos de las obras de desagües, las que demandaban un gasto de $11.992,80. La propuesta para el pago de estas obras no fue aceptada por la municipalidad ante la falta de recursos para atender un compromiso como el que iba a originar la construcción de los desagües. Como la municipalidad había abonado todos los gastos ocasionados al efectuarse el estudio de los desagües, consistentes en gastos de pasajes, hospedajes de quienes lo practicaron y peones ocupados en dichos trabajos, se ofreció a los proponentes abonarles la suma de 250 pesos nacionales en concepto de adquisición de los planos. Como estas condiciones no fueron aceptadas por los señores Farina y Cía., éstos iniciaron un juicio por cobro de pesos, juicio que fue el primero que debió afrontar la municipalidad, la que designó como abogado defensor al doctor Tomás García Montaño, llegándose, más tarde, a una transacción que armonizó los intereses de ambas partes”.

Superado aquel primer juicio por nuestro primer intendente, hubo otras obras realizadas: “El ornato de las calles y de la plaza se inició también en esta administración, adquiriéndose a ese fin plantas en el pueblo de Jesús María”, explica Lencinas. Además fue durante la gestión de Dávila que se llevó a cabo la construcción del cementerio sobre terrenos donados por Carlos Gilli. La obra estuvo a cargo de Juan B. Picardo.

Finalmente el 19 de noviembre de 1895, después de un año de gestión frente a la municipalidad, Benjamín Dávila presentó su renuncia ante el Concejo Deliberante, la cual fue aceptada. El 27 de noviembre de ese año la intendencia quedó a cargo del presidente del cuerpo deliberativo, Guillermo Furnkorn. De él sí hay foto.

Texto publicado en El Periódico

 Fuente:

- Material de consulta gentileza del Archivo Gráfico y Museo Histórico de San Francisco y la Región.

- “El departamento San Justo, su pasado, su presente”, de José R. Lencinas.

- “San Francisco de Ayer y de Hoy”, del Centro de Estudios Históricos (Capítulo IV – Gobiernos comunales entre 1886 y 1940), de Norma Nelly Baronetti, Beatriz María Casalis, Marcela Alicia Díaz y Miryam María Tranquilli.