Videoclub San Francisco es uno de los más antiguos de la ciudad que todavía sobrevive a los hábitos de consumo, la aparición de Internet y hasta la piratería. Alberto Bertotti (72), su propietario, se enorgullece de ser el último vendedor de películas originales y de haber resistido el avance de la tecnología.

Comenzó en el rubro hace más de 30 años con un socio y lleva 28 con su propio local ubicado en la esquina de Salta y Jonas Salk. “El flaco” Bertotti, como todos lo conocen, es un apasionado del cine y lejos está de querer dejar su negocio, pese a que admite que en la actualidad la rentabilidad es baja. Es más: piensa en nuevas posibilidades de negocios para anexar a su video y así aumentar su ya fiel clientela con la que cuenta.

¿Cómo nace su pasión?

Nosotros íbamos al cine con toda la familia, iba con mi vieja y mis hermanos más chicos, era una costumbre y así nació esta pasión. Si no te gusta el cine no podés tener un videoclub. Y con mi socio habíamos empezado comprando unas películas usadas en VHS en Santa Fe, después abrimos las cuentas en los sellos distribuidores, cosa que no era fácil porque te exigían una cierta cantidad determinada de compras. Así empezamos. Esto es una pasión mía, sinceramente, porque  económicamente en la actualidad el videoclub no es una actividad rentable, estamos luchándola pero me gusta tanto que mientras la gente siga viniendo voy a seguir.

¿Internet o la piratería resultó ser el mayor enemigo de los videoclubes?

La gente opina que es Netflix y honestamente, sacando las series, realmente veo que no tiene ni la sombra de lo que podés encontrar en un videoclub. Pero tenés muchos contenidos en canales y eso creo que le ha restado público al videoclub, la comodidad de estar en tu casa y que es relativamente barato. Con respecto a la piratería no sé si resultó tanta competencia, a la gente que le gusta ver cine de buena calidad viene acá porque sabe que me manejo con originales.

¿Cómo se subsiste en la actualidad?

Hay que implementar estrategias. Mi hijo se encarga de mandarles e-mails a los clientes con los estrenos que van apareciendo. También hemos anexado el alquiler de videojuegos, que es importante. También sumamos muchas series que se alquilan por temporadas. Y estamos analizando agregar más cosas al negocio, algo relativo a los videos como venta de disfraces, cotillón. 

¿Por qué cree que los clientes se mantienen?

Por un lado son clientes de muchos años, a los que uno ya sabe qué les gusta. Es más, muchas veces hago las compras pensando en los clientes. Por ejemplo te doy un caso: las películas de cine europeo sé que les van a gustar a varios clientes, entonces las traigo. Y después tenés lo que son las películas de consumo masivo que son las de acción y últimamente las de súper héroes, que están de moda.

Hay una frase que dice que ‘todo tiempo pasado fue mejor’, ¿se aplica en el cine? ¿Qué opina?

Lo que pasa es que depende la edad con la que interpretes esa frase. A mi edad te puedo decir que sí, que todo tiempo pasado fue mejor, sin ninguna duda. Porque muchas de las películas actuales ni las veo y las tengo que traer porque son muy comerciales. Por otro lado, si a un chico joven le hacés ver una película de hace 30 años te va a decir que es mejor lo de ahora. Yo mismo he madurado en mis gustos, ahora disfruto mucho del cine español, el francés y antes era impensado verlo.

¿Conoce si los videoclubes continúan en las grandes ciudades el mundo?

Sí continúan, en Estados Unidos y en Europa, por supuesto que quedan los videoclubes importantes. Son refugios culturales para los cinéfilos pero se mantienen. Otros le han anexado diferentes cosas, también.

Al estar tanto tiempo con el cine, ¿la vida también se transforma en una película?

(Risa) No, no tanto. Como todo negocio, tenés que estar atrás y tenés que jugarte, a veces dejando de lado cosas. Más en este negocio que estamos los sábados, domingos y días feriados.

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En Videoclub San Francisco Bertoti asegura que Titanic, la película del director James Cameron estrenada en 1998, rompió el récord de alquiler en su negocio. “El flaco” llegó a comprar ocho películas para poner en alquiler.

En un segundo lugar se ubica El Guardaespaldas, el recordado film de 1992 protagonizado por Kevin Costner y Whitney Houston.