A medida que se acercan las elecciones legislativas, las disputas internas en la provincia de Córdoba en Juntos por el Cambio se van poniendo de manifiesto y cada sector juega sus cartas con miras a la confección de las boletas que finalmente presentará la alianza. 

Los movimientos del ex presidente Mauricio Macri el mes pasado en Córdoba, en el que avaló como candidatos a Luis Juez y Gustavo Santos trajeron desde entonces bastante revuelo en el radicalismo, cuyos principales dirigentes interpretaron como una intromisión de Macri para imponer con el dedo a sus candidatos.

Con su interna más ordenada luego del reciente Congreso Provincial, desde la UCR consideran que son sus dirigentes los que deben liderar las candidaturas en Córdoba, basándose en la amplia estructura que presentan a nivel provincial. Entre los principales nombres están los de Mario Negri y Ramón Mestre, que de no llegar a un acuerdo podrían dirimirlo en las PASO.

El sanfrancisqueño Marco Puricelli, dirigente radical que formó parte del gobierno municipal de Mestre, consideró que este dirigente podría ser quien encabece la lista de disputados, al tiempo que criticó la actitud de Macri. Puricelli, actualmente director ejecutivo en la Cámara de la Madera Mueble y Equipamiento de Córdoba (Cammec), resaltó que el radicalismo muestra acciones concretas de unidad y que busca mayor protagonismo dentro de Juntos por el Cambio.

Después del congreso partidario, ¿en qué etapa está el radicalismo de Córdoba?

La interna fue un proceso virtuoso, más allá de todas las complicaciones que tuvo en la previa. Ordenó las referencias partidarias, nos obligó a todos los radicales a movilizarnos en cada rincón de la provincia. Esto de que es un partido muy amigo de la interna o que vive en un proceso de interna nos ha servido porque si bien quedaron dos expresiones claras dentro del radicalismo a nivel provincial, las dos expresiones tuvieron que movilizarse, tuvieron que hablarle al afiliado, tuvieron que convocarlo a un proyecto. Quedaron autoridades internas electas por una mesa, que no es lo mismo que cuando quedan electas en una mesa de pocos dirigentes. Y lo que se encargó al Comité Provincia es empezar a preparar con protagonismo el proceso legislativo. No es un proceso legislativo más, el kirchnerismo está a siete diputados de tener una disponibilidad en el Congreso en términos históricos y ya nos demostró lo que lo que sucede. El proceso de Córdoba no es aislado, está ocurriendo en Buenos Aires con una interna que movilizó a más de 100000 afiliados y terminó con una referencia clara en la presidencia de Maximiliano Abad, militante oriundo de Franja Morada. En Buenos Aires aumenta su participación y deposita su confianza en una figura como Manes, que le da una visibilidad nacional al radicalismo que le ha costado desarrollar con dirigentes que vienen de la política. 

Es decir, un radicalismo más protagonista pero siempre dentro de Juntos por el Cambio.

Una conclusión después de la presidencia de Macri es que quedó un radicalismo fuerte, que está dispuesto a tener otro tipo de toma de decisiones y de participación dentro de Juntos por el Cambio. A la herramienta Juntos por el Cambio son sectores muy minoritarios la que la están discutiendo un sector muy minoritario y que por ahí no están leyendo o interpretando lo que está exigiendo la sociedad a los radicales. 

¿Y cuál es el objetivo que plantean dentro de Juntos por el Cambio en las próximas elecciones legislativas? 

En primer lugar, hay que respetar lo que la sociedad nos está exigiendo. Juntos por el Cambio resultó ser una herramienta eficaz frente al peronismo y hacía más de dos décadas que no éramos capaces los argentinos de plantear un proyecto de país diferente. En segundo lugar, hay un radicalismo que está buscando ser protagonista y liderar un proceso de cambio, está planteando una oposición y una forma de liderar la Argentina diferente en algunos casos a lo que el PRO. Los radicales de Córdoba no titubeamos a la hora de plantearnos como una oposición a Unión por Córdoba, donde reconocemos lo que hizo bien y estamos dispuesto a continuarlo, pero también hay temas en la agenda que son fundamentales para lograr que Córdoba vuelve a recuperar el protagonismo en políticas públicas a nivel nacional. El radicalismo tiene muchas cosas para decir y plantear, y no se ha sentido escuchado del todo o no ha sido capaz de capaz de plantear una agenda concreta. En tercer lugar, ser conscientes de que como partido político tenemos todo para enfrentar electoralmente pero para también para plantear una alternativa en la provincia de Córdoba. Los hombres y las mujeres del radicalismo en Córdoba son ejemplares para cualquier área de gobierno el día de mañana en un eventual gobierno de Juntos por el Cambio. Simplemente hace falta analizar su labor legislativa, cómo están apoyando las pymes, como están apoyando la agenda de género, cómo están apoyando la agenda de la educación. Cuando empecemos a dejar atrás la pandemia, hace falta ver el trayecto legislativo que han tenido para saber qué estamos pensando para Córdoba. Y esa planificación de los dirigentes radicales de Córdoba, es una agenda de gobierno. Córdoba tiene una matriz productiva que necesita ser revisada. En el Gran Córdoba el 62 por ciento de los jóvenes son pobres, están por debajo de la línea de pobreza. El combo pobreza, exclusión y marginalidad en la pandemia, en algunos casos problemas de salud graves que la pandemia tapó, si encima no damos a esos jóvenes las herramientas educativas que hacen falta para que podamos imaginar una matriz productiva diferente. 

¿Esos van a ser algunos de los ejes de la campaña?

Uno cuando es oposición la agenda la plantea con proyectos, políticas públicas o reclamos. Hubo que hacer mucho esfuerzo para los miles de padre y madre de todo de todo el país que se movilizaron simplemente para que sea tu voz con respecto lo estaba pasando en la educación de sus hijos. Nosotros participamos de esas movilizaciones, la hemos organizado en algunos casos. Hemos apoyado al padre de la madre con todas las fuerzas políticas que podemos aportar. Y esa es parte de la agenda que vamos a sostener, forma parte de la agenda de todos los días y una agenda que la gente le está sufriendo.

Muchas veces se habló de intenciones del radicalismo de Córdoba para liderar Juntos por el Cambio, se viene diciendo hace mucho pero no lo logra. ¿Por qué esta vez va a ser diferente? 

En primer lugar, hay errores y acciones. Las acciones que marcan que es distinto en función de lo que ocurrió en otras oportunidades es que el radicalismo culturalmente hacia dentro del partido está hablando de unidad. Que hayamos ido a un proceso interno que ordenó los protagonismos y ordenó la mayoría dentro del radicalismo. Más allá de los discursos, la unidad está siendo generada con acciones hacia dentro del partido y hay una vocación de tratar de mantener a los dirigentes y las dirigentes en la misma mesa para debatir estos temas. Si no nos juntamos todos, no hay ninguna alternativa posible. Y en los errores, a veces los radicales nos enroscamos en un montón de discusiones por cuestiones que creemos que son de fondo y en realidad son simplemente errores. 

¿Y cómo evaluás los movimientos que tuvo Macri en la interna de Córdoba? 

Macri es un dirigente para el que todos hemos trabajado y hemos dado hasta el último de nuestros suspiros. Yo esperaba otra actitud de él a la hora de venir a Córdoba, a una provincia que los banco y lo respaldo en cada una de las acciones de gobierno. Yo esperaba que viniera como ex presidente a respetar una cultura que hay en Córdoba de cuidar Juntos por el Cambio y vino en calidad de dirigente partidario. Y ahí es donde radica el principal error, no fue la actitud de los ex presidentes radicales. Macri vino a Córdoba en calidad de dirigente partidario, vino a levantarle la mano a sus candidatos, emitió declaraciones que no se corresponden con la realidad en Córdoba. Vivimos en provincia que es pobre, muy compleja desde el punto de vista social. Esperaba que viniera a ayudar a construir una alternativa y no a pensar solamente en su partido. Me atrevo a decir que no se corresponde con lo que están pensando los jóvenes del PRO. Y además hay dirigentes que han hecho mucho por Macri y merecen una cuota de respeto personal, como Mario Negri, Ramón Mestre, Rodrigo de Loredo o Brenda Austin.

Pero no es una actitud nueva en el PRO. Siempre trató de imponer sus candidatos dentro de Juntos por el Cambio y evitó las elecciones internas. 

Sí uno lo ve en perspectiva, sí, no es una actitud diferente. Pero el manual con el que uno hace política va cambiando permanentemente. El mérito del PRO sirvió, ganamos en el 2015, se gobernó la Argentina y se planteó que se podía gobernar este país de una forma distinta. Pero el 2019 nos tiene que enseñar algo. Se podría haber ganado Córdoba, se podrían haber ganado otras provincias. Es duro decirlo, pero perdimos. Y Macri perdió, era el candidato nuestro en 2019. Y esto implica cambiar el manual, no alcanza con el dedo, con los métodos de construcción partidario tradicionales que ha tenido la dirigencia nacional del PRO, y en esto lo separo de la militancia. Se tiene que aplicar una receta nueva, con lo que ya hemos hecho se perdió en el 2019. Y por eso el radicalismo está pensando en participar en una interna en las PASO, en poner en valor los cuadros técnicos, los dirigentes que están haciendo una labor social enorme en la provincia de Córdoba, todo un valor que Córdoba necesita y que el radicalismo no lo va a entregar en una mesa de negociación. 

Sin embargo las posiciones más moderadas dentro de Juntos por el Cambio no siempre son declaradas por sus dirigentes y las posturas del ala extrema son las que terminan siendo predominantes como de toda la alianza.

La grieta no genera políticas públicas, no genera un país. Genera hinchadas, ciertas cuotas de fanatismo, un debate público que en algunos casos sirve y ayuda para plantear esas cosas que se están haciendo mal, pero no sirven para construir un proyecto de país. Lamentablemente en esta Argentina futbolera los debates antagónicos son los que más suman a la hora de captar la atención. Yo me enrolo en los sectores más moderados tanto de Juntos por el Cambio como de la UCR, y entiendo que con la moderación se plantea un debate mucho más honesto a largo plazo. Con 33 años, pienso en un país a futuro, y el protagonismo que tienen ciertos sectores de posiciones más extremas tienen más impacto mediático en el corto plazo. Creo que el radicalismo aprendió a que no va a salir a buscar un pique corto y quemar la energía en 100 metros, sino de un largo camino de plantear una Argentina diferente dentro de juntos por el cambio, pero con una posición muy clara. El gobierno provincial y nacional no tiene límites para gastar en publicidad y logra esconder ciertos temas que son relevantes y hacen a la Argentina a largo plazo.

¿Quién podría liderar la lista en Córdoba?

Mestre le aporta una visión de gobierno a Juntos por el Cambio que no la pueden aportar otros perfiles que tiene el radicalismo. Creo que en la lista tienen que estar todos, tiene que estar Brenda Austin, tiene que haber jóvenes, empresarios, técnicos, referentes sociales que se están acercando al radicalismo. Una figura como Manes que acepta el desafío de encabezar una legislativa es porque ve cosas que antes no veía. Demos el paso que sigue, que es armar una lista de la que después se pueda armar un gobierno. Se tendrá que definir, pero no tengo ninguna duda de que Mestre está en condiciones de liderar el tramo de diputados.