Hay tanto para decir de Esteban Olocco que es difícil empezar por un punto en particular no solo por su calidad artística sino por el cariño y la nostalgia con que habló sobre su persona su hijo Marcelo.

En la galería de arte El Espacio están exhibidas las obras de este pintor fallecido en 2015, así que al momento de la conversación toda su magia invadía el lugar y eso permitió revalorizar todas las horas que invirtió en cada una de ellas.

Olocco nació en 1931 en la zona rural entre La Francia y Colonia San Bartolomé. Se crió en el campo y en toda su carrera artística hubo una reminiscencia a esto a partir del estilo surrealista. Ahí en el medio del silencio fue donde delineó sus primeros dibujos dejándose llevar por sus manos sin ningún tipo de perfeccionamiento.

Marcelo contó a El Periódico que “dibujaba con palitos en la tierra siempre en el patio”. Pasó el tiempo, los dibujos tomaron otra forma en la medida que él contó con recursos para hacerlo y se animó a ir por más.

Marcelo Olocco recordó a Esteban como padre y artista.
Marcelo Olocco recordó a Esteban como padre y artista.

Inicios

“Cuando ya estaba casado hizo un curso por correspondencia de dibujo, pero era prácticamente autodidacta. Eso le permitió empezar a buscar su estilo que representa lo que él vivió en el campo”, resaltó su hijo.

Marcelo compartió toda su vida con Esteban Olocco, el artista y el papá. Lo acompañaba cuando volvía de trabajar y se dedicaba a pintar las obras que ahora están en la galería, de día durante mucho tiempo trabajó como pintor de obra, con arquitectos, fue pue profesor del Taller de Artes Visuales y en la Escuela Ana Sullivan.

La dedicatoria de Esteban Olocco a su esposa que trascendió los límites

La obra más querida

El arte era parte del ADN del padre de Marcelo y lo sostuvo toda su vida. “A la noche él pintaba, lo hizo hasta poco antes de morir. Una noche cuando ya estaba bastante enfermo me dijo ‘no me sale nada’ y yo le dije vas a ver que sí. Empecé a hablarle y a incentivarlo entonces él pudo hacer dibujos, lo ponía mal que no podía crear”, relató emocionado.

De todo lo que pintó hubo una obra muy especial que Marcelo miraba con añoranza. Se trata del óleo “Recostado sobre la vidriera y esperándote”. Ese cuadro Olocco lo había vendido a un cliente en Rafaela, pero volvió a sus manos y al patrimonio familiar.

“Cuando mi papá muere a los pocos meses ellos nos devolvieron la pintura. Tiene una bonita historia, mi papá decía que apenas había conocido a mi madre en Devoto y él esperaba para verla pasar recostado en la vidriera de un negocio”, comentó.

Marcelo se convirtió en el custodio del acervo cultural de su padre aquel al que extraña mucho y mantiene vivo en los óleos que no deja de recorrer en el salón.

Olocco en su taller en vida (Archivo).
Olocco en su taller en vida (Archivo).

La exposición

Este mes los trabajos de Olocco serán los protagonistas de El Espacio, la galería de arte de El Periódico. Sus trabajos surrealistas que lo acompañaron siempre fueron cedidos para esta muestra en su memoria, en la galería que coordina Eugenio Boc-Ho.

A diferencia de otras ocasiones es una exposición para visitar, pero no para adquirir las obras. Se puede concurrir al local de El EspacioBv. 9 de Julio 1844 de martes a viernes de 16 a 19 y sábados de 9 a 12.

Sobre el artista se puede agregar que obtuvo varios premios en el país y el exterior. Entre ellos el Gran Premio de Honor, un título honorífico. También expuso en la Casa Rosada, en museos como el Emilio Caraffa, Spilimbergo, Arte religioso Rosario y en países como Alemania, Luxemburgo, Bélgica, Francia, Chile.

Estaba casado con Adoris Bono, quien también se destacó en el arte de la cerámica. Además, fue maestro de muchos otros artistas que continúan su legado y aprendieron de su mano.