Durante 2020, la venta de psicofármacos como el clonazepam o el alprazolam, que sirven para tratar los problemas de ansiedad, creció cuatro veces más que el expendio del resto de los medicamentos en el país. Así lo señala un estudio de la Confederación Farmacéutica Argentina (Cofa), que relevó las operaciones del sector durante el primer año de la pandemia

El dato confirma la tendencia del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Nación, que señala que el aumento estuvo relacionado con “el estrés, la ansiedad y la incertidumbre” que produjeron la pandemia y el aislamiento.

Precisamente son los ansiolíticos, los tranquilizantes y los inductores de sueño los recetados para lidiar con estas situaciones. El clonazepam, por ejemplo, se ubica entre los 15 fármacos más vendidos en el país y su tasa de crecimiento supera varias veces el promedio general, señala el informe.

“Esta tendencia creciente en la venta de psicofármacos se mantiene en 2021, aunque en un porcentaje levemente menor: 4,51 por ciento de aumento total contra 5,69 por ciento en el año de la pandemia”, indica el estudio. El año pasado, se comercializaron en la Argentina 51.951.691 unidades de psicofármacos, más de uno por cada argentino, si se toma toda la población del país.

Durante 2020 se vendieron 538.514 unidades más de clonazepam y 344.880 unidades más de alprazolam que en 2019. “Cantidades que triplican y quintuplican el promedio general de unidades dispensadas”, agrega el estudio.

Los medicamentos que son utilizados para tratamientos psiquiátricos y actúan sobre el sistema nervioso central muestran un crecimiento de un seis por ciento en 2020. En el caso de los sedantes, fue de un 9,18 por ciento y en los antipsicóticos, de un 8,59 por ciento. Además, se vendieron 20 millones de antiepilépticos.

Esta fotografía señala un nuevo universo de consumidores que no existía antes de la pandemia. “Muchas personas que no eran usuarios de la salud mental comenzaron a consultar por trastornos o estados que en un primer momento fueron del orden de lo cotidiano y en otros casos se transformaron en patologías de base”. Es decir que hay una mayor demanda de este tipo de atención que tras la pandemia se convirtió en permanente”, señala Diego Zapata, presidente del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba.

Tendencia

El coronavirus produjo un quiebre en la tendencia a la baja que venía evidenciándose en el consumo de drogas recetadas en general. “Durante el año del inicio de la pandemia, el total de medicamentos vendidos fue de 689.838.945 unidades, lo que rompió con la tendencia descendente de 2019 al aumentar un 1,35 por ciento”, apunta el informe.

Si se pone la lupa en otros puntos, se puede observar que el expendio de medicamentos como el paracetamol, que se utiliza para dolores de cabeza o para molestias musculares, creció un 6,5 por ciento con respecto al año anterior.

El impacto de la pandemia en el expendio

“En 2020 se vendieron unos siete millones de unidades más de productos que actúan sobre el sistema nervioso central (SNC), y entre ellos se destaca la fuerte demanda de paracetamol”, reza el informe. Vale recordar que se recomendaba este medicamento en caso de sufrir algunos de los efectos secundarios por la vacunación, como fiebre, dolor de cuerpo o estado gripal.

Causas

Hay varios motivos que explican este aumento. En primer lugar, el relevamiento apunta a la pandemia y sus efectos como un gran detonante del crecimiento del consumo.

Para el médico Darío Gigena Parker, especialista en adicciones y actual secretario de Prevención y Asistencia de las Adicciones de la Provincia, la “huella de la pandemia no va a ser tanto el problema infectológico, sino los traumas de aquellas personas que sufrieron la enfermedad, el estrés y la incertidumbre”.

La advertencia está en sintonía con las previsiones de los organismos internacionales, como Unicef, que señalan que los efectos que se ven ahora son sólo “la punta del iceberg” de la consecuencias en la salud mental de la población.

“La razón del aumento de psicofármacos se debió en gran parte a los trastornos de la salud mental que trajo el Covid-19, como el insomnio y los problemas de sueño”, agrega el estudio de Cofa.

Paso seguido describe tres elementos que ayudan a comprender la dimensión de este fenómeno en el país: la automedicación, ya que hay una gran facilidad para el acceso a distintas sustancias; la “medicalización”, que genera la necesidad de tomar una pastilla para aliviar cualquier molestia, y la publicidad, que estimula el consumo de medicamentos.

Zapata coincide en señalar el aumento de la utilización de psicofármacos y lo hace extensivo a otros casos. “Hay un incremento del consumo de todo tipo de sustancias y hay un aumento de conductas adictivas, que es diferente del consumo de psicofármacos recetados, que también creció”, apunta el psicólogo.

Advertencia

Por su parte, Gigena Parker indica que el abuso de los psicofármacos encierra un gran problema: son adictivos. “Son medicamentos que tienen una indicación y no se pueden usar por más de 90 días porque generan tolerancia y transforman el sistema nervioso. Estando normal, una persona ya no lo necesita porque producen una dependencia continua”, explica el especialista, y recomienda monitorear su consumo.

Gigena Parker coincide con el diagnóstico sobre el crecimiento del consumo de medicamentos. “Todos los estudios que hemos visto –tanto locales, nacionales como internacionales– reportaron un aumento en el uso de drogas legales. Existen también un consumo sin indicación médica, la circulación sin recetas y las malas indicaciones sin haber intentado alternativas no farmacológicas para el problema del paciente”, dice.

Fuente: La Voz del Interior