En los últimos cinco años, creció un 25 por ciento la cantidad de ingresantes a las carreras de informática. Así se desprende de los resultados de la investigación Por qué estudiamos informática. Indagación sobre trayectorias universitarias: instituciones, estudiantes, género y trabajo, que realizó la Fundación Sadosky, a través de su iniciativa Program.AR. Los datos son correspondientes al período 2011-2020 y fueron suministrados por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación (SPU) y algunas Universidades Nacionales. Según los registros, los estudiantes de informática fueron 110.000 estudiantes en 2020.

La tendencia al alza también se corrobora entre las mujeres, aunque todavía representan menos del 18% del total (en el resto de las disciplinas el porcentaje de mujeres asciende a casi el 62%). Sin embargo, el informe señala que “las nuevas inscriptas han crecido porcentualmente a un ritmo mayor que el de los hombres, por lo que es posible que este comportamiento tenga efecto en la composición por género de la población de los estudiantes de los próximos años”.

Junto con el crecimiento de los alumnos, también se notó un aumento en la oferta de carreras informáticas, incluso con opciones más cortas que se suman a las convencionales. En la actualidad, hay 335 carreras informáticas en todo el país, que conforman el 5,6% del total de las carreras del sistema universitario. Hay un mayor porcentaje de oferta de gestión estatal (72 %) versus la oferta de gestión privada (27 %) y una mayor presencia de oferta de grado (54 %) frente a la oferta de pregrado (46 %). El 80% de las universidades ofrecen carreras informáticas, y son 88 universidades de un total de 110. El 73% de estas carreras son ofertadas por instituciones públicas.

Creció un 25% la cantidad de ingresantes a carreras de informática en el país en los últimos 5 años

Según Mara Borchardt, quien dirige ProgramAR (el área dentro de la Fundación que encaró el estudio), “viene cambiando el escenario” y explica que lo que se ve “es para todas las carreras informáticas en general y se diferencia claramente de todo el resto del sistema, donde se ve un mantenimiento pero no un crecimiento”. En ese sentido, agrega que “en esa tendencia se destaca el crecimiento de las mujeres como nuevas inscriptas”.

El estudio cuenta también con un apartado para entender cualitativamente a los estudiantes. En ese sentido se realizaron más de mil encuestas a estudiantes. Allí se destaca que del conjunto, el 35 por ciento ya trabaja en el sector TIC. Sobre este punto, Borchardt explica que “es muy significativo en términos de lo rápido que se insertan en el sector. Lo significativo de la experiencia, aun no teniendo el título, consideran que tienen la formación para un primer trabajo”. Y agrega: “Son trabajos en relación de dependencia y en el cual se sienten conformes y sorprendidos en términos de condiciones de trabajo. Y un punto más: la mayoría de las personas no necesariamente estaban buscando trabajo, sino que los fueron a buscar”.

Caída de los egresados

Una de las cuestiones que demuestran los datos de ProgramAR es la caída de egresados en los últimos años. Si se lo compara con 2011, hubo 18% menos en 2019 y 33% menos en 2020, aunque con el asterisco que fue el año del comienzo de la pandemia. Estos porcentajes para el resto de las disciplinas fueron de 21% -más altas- (2019) y 5% -mucho más bajas- (2020) respectivamente. En este contexto fue menos negativa la evolución de la gestión privada frente a la gestión estatal.

Según el estudio, “la salida laboral temprana suele ser una de las principales causas mencionadas a la hora de explicar los altos niveles de abandono en estas carreras. Sin embargo, cabe preguntarse en qué medida realmente esta es la explicación, siendo que es el caso de muchas carreras el que las y los estudiantes realicen paralelamente la carrera y un trabajo de gran cantidad de horas”, señala. Y agrega: “El que logren trabajos dentro de la propia profesión podría resultar incluso beneficioso, pues al desarrollarse en una actividad relacionada con su profesión, permitiría reforzar conceptos y conocimientos, que podría resultar en una ventaja a la hora de rendir las materias. Una incógnita relacionada que surge, es en qué medida los contenidos que se ofrecen responden a los requerimientos laborales actuales, cuál es el rol que cumplen las empresas a la hora de completar la capacitación y los requisitos que demandan para la incorporación de recursos humanos, y/o qué criterios académico-administrativos podrían estar restringiendo o limitando las condiciones de cursada”.

Discriminación en el ambiente informático

El informe también señala discriminación hacia las mujeres y las diversidades. “Las malas noticias son que las mujeres siguen siendo muy pocas y que las diversidades, al menos para el período analizado, ni siquiera cuentan en los registros oficiales. Si bien las estudiantes mujeres y diversidades reconocen la necesidad de políticas institucionales en favor de la igualdad de género, pocas instituciones tienen programas estructurados para trabajar en esta problemática y solo la mitad de los estudiantes que se autoperciben como varones cis comparten esta inquietud. Las discriminaciones más frecuentes son el menosprecio, la infantilización y el cuestionamiento de su capacidad, y tanto docentes como pares son identificados como responsables de estas actitudes en similar proporción”.

Fuente: La Nación