El 10 de mayo pasado falleció a los 84 años uno de los formadores referentes del básquet de San Francisco. Se trata de Néstor Posetto, quien nutrió a este deporte en la ciudad en la época dorada, al frente de jugadores dotados de una técnica capaz de amargar una fiesta cordobesa para alegrar al este cordobés. Sin lugar a dudas, una especie de herencia de la generación campeona de 1964.

Posetto fue de esos entrenadores que enseñaba a jugar, que apuntaba fomentar las habilidades técnicas y brindar esas herramientas primordiales para el juego. De los que transforman realidades, potencian virtudes y fomentan el espíritu deportivo.

Fue uno de los motores que le dio el carácter formativo a la Asociación El Ceibo, pero también con pasos en Sportivo Belgrano -donde dirigió a un equipo inolvidable-, Alumni, 9 de Julio de Freyre, Devoto, Banda Norte -entre otros equipos de la provincia- y seleccionados locales.

Un formador que dejó una huella en el básquet local
Un formador que dejó una huella en el básquet local
Un formador que dejó una huella en el básquet local

Un mentor

Para Aldo Manzotti, reconocido formador de El Ceibo, fue una guía en su carrera como jugador y como entrenador. Posetto fue quien lo ayudó a iniciar ese camino. “En 1975, con 16 años, Néstor me pone en primera, para mí fue, y hasta el día de hoy lo sigo pensado, la época dorada de básquet en San Francisco porque todos los equipos éramos parejos y con muy buenos jugadores”, explicó.

“Él me empezó a llevar a los encuentros nacionales de minibásquet, me acuerdo que fuimos a Buenos Aires con El Ceibo (1978), tenía muchos contactos ahí y yo iba como monitor, eso me empezó a entusiasmar y fue ahí cuando me incentivó para que tome la escuelita de El Ceibo. Empecé a trabajar al lado de él hasta que se fue a Sportivo y gracias a eso yo pude seguir con esta carrera de entrenador que es lo que hago hasta el día de hoy con 62 años, y que me encanta”, señaló.

Manzotti explicó que Posetto, allá por la década del 70, ya se manejaba con videos porque “era un estudioso” del básquet. “Me prestaba los videos, tenía locura por el básquet y siempre me llevaba con él para aprender. Fue un gran formador, supo trabajar muy bien con grupos difíciles, con jugadores que en cancha no eran fáciles de llevar, buenas personas, pero jugadores de gran personalidad. Yo soy un formador y por el ejemplo que tomé de Néstor”, comentó.

Un formador que dejó una huella en el básquet local

La carpintería, el “laboratorio” del básquet de la época

Néstor tenía una carpintería en calle Vélez Sarsfield, allí se juntaban a hablar de básquet todos los entrenadores, jugadores y exjugadores de la época. “Era un gran carpintero, de la vieja época con detalles artesanales. Recuerdo que por ahí pasaban Scarmagnan, Peretti, Migliore, Lovera; toda gente del básquet. Recuerdo las bagna caudas del ‘judío’ Scarmagnan y los asados en esa carpintería”, narró Fernando Posetto, hijo de Néstor.

Aldo, con 17 años, estaba siempre ahí, entre Posetto, Ángel González y también Alberto Vega: “Yo me escapaba del negocio y le decía a mi viejo que me llame al teléfono de la carpintería. A media mañana iba Néstor Rivoira, Heriberto Sánchez, Juan Peiretti y nos poníamos todos a hablar de básquet”, rememoró Manzotti

Un formador que dejó una huella en el básquet local

“Era muy capaz en generar habilidades para el juego”

Fernando Posetto, además de ser hijo de Néstor, es uno de los basquetbolistas de San Francisco que transcendió a nivel nacional, dueño de cuatros ascensos a la Liga Nacional y más de 4.000 partidos en el profesionalismo.

Sus inicios estuvieron marcados, como no podía ser de otra manera, por legado paterno: la pasión por el básquet y por El Ceibo (aunque también jugó en Sportivo Belgrano). “Tomé la pasión en un juego en el que estuve hasta los 39 años y esa pasión -por el básquet, por el club, por disfrutar un partido- fue inculcada y tuvo mucho que ver mi viejo”, contó.

“Empezó a trabajar con subcomisiones de padres, a tener al club rodeado de la familia a generar cosas que hoy parece común, pero en esa época no lo era”, contó Fernando Posetto.

“No sé cómo hacía en esa época -en la cual había que ir a ENTEL a pedir una comunicación a Buenos Aires-, él recibía videos, revistas e iba a capacitarse y fue todo un adelantado. Hoy hace casi 25 años que vivimos en la época del marketing donde se profundizó la capacitación, las clínicas, pero él lo hacía 40 años atrás”, agregó.

“Su perfil fue la formación en fundamento, hace 10 años que hablamos de volver a los fundamentos y no inculcar tanto el juego parecido a la NBA, que el chico se nutra y sepan usar el fundamento para después inculcarlo en el juego en general. En eso él era muy capaz, en generar habilidades en el juego”, agregó.

“Su obra máxima fue ser entrenador del minibasquet de El Ceibo, en primera él dirigió a equipos con jugadores que trascendieron por sí solos. El equipo que le gana a Córdoba, que tenía el “pichi” Campana, trascendía al entrenador. Eran una máquina, ganaron con todos los entrenadores con mi viejo en Sportivo, con el Judío en Córdoba, con Peretti; con todos ellos”, contó Fernando.

Un formador que dejó una huella en el básquet local

Gabriel Andrés: “Néstor proponía charlas a corazón abierto”

El exjugador de Sportivo Belgrano y Lanús en Liga Nacional -entre otros- tuvo a Néstor como entrenador en la “verde” y en Banda Norte de Río Cuarto. Andrés lo recordó no como un simple DT, sino como un gran entrenador y mejor persona.

“Néstor te enseñaba muy bien la fundamentación, para darte todas las herramientas y alternativas para que vos te puedas desempeñar en el juego. Fue un tipazo, una calidad humana bárbara que proponía charlas a corazón abierto, se prestaba siempre al diálogo”, comentó.

Y agregó: “Para mí Néstor era más un formador que un técnico, siempre lo entendí. Hacíamos mucho hincapié sobre lo que él nos decía y uno siempre saca algo de los entrenadores que tuvo y lo que Néstor tenía era que le llegaba mucho al jugador”.

“En esta fecha hemos tenido mensajes de chicos que lo consideraban un padre deportivo, que descubrimos ahora la trascendencia que tuvo en sus infancias”, dijo Fernando Posetto.

Aimasso: "Era un enamorado de la fundamentación"

El actual presidente de la Asociación de Básquet de San Francisco fue compañero y colega de Néstor. Lo recuerda como uno de los artífices de la generación dorada de El Ceibo y del básquet local que alcanzó títulos provinciales y nacionales.

En ese marco, Aimasso recordó las charlas y las nuevas estrategias que por aquel año estaban lejos del interior ya que no había una federalización del básquet, época previa al nacimiento de la Liga Nacional. "Hoy cambió todo. El trabajo que se hicieron en los distintos clubes, lo hizo Néstor en El Ceibo, Bertotti en Alumni y yo en Sportivo sacó a grandes jugadores, a nosotros nos aguantaban los dirigentes y permitían que a esos chicos que los agarrábamos a las 6 u 8 años, trabajarlos y llevarlos a una primera división y ganar partidos, campeonatos, provinciales, argentinos y hasta sudamericanos. Hoy no se espera al jugador de la ciudad", explicó.

"Néstor era una enamorado de la fundamentación, de la formación", dijo Aimasso.

"Yo lo aprecié mucho, trabajamos juntos y nos llevamos muy bien. Lo que destaco de él es la perseverancia de educar a los chicos como buenas personas y de fundamentarlos técnicamente, lo hacía como un colegio, año a año iba sumándoles más... Era una persona que le gustaban los ataques fijos, hoy en los partidos no hay ataques fijos. Los equipos de Néstor eran ordenados", comentó.

Aimasso también recordó que Néstor tenía una gran capacidad para convocar a la familia al club, de armar comisiones de padres y organizar viajes, también junto a los entrenadores de la ciudad. "Habíamos formado la comisión de técnicos donde íbamos a congresos. Armábamos también un departamento de cadetes, integrados por pibes que no jugaban al básquet los tratábamos de formar como dirigentes. Era muy importante, hoy no tenemos dirigentes en los clubes, cada vez son menos o son los mismos", rememoró.