La temporada de la Liga Argentina terminó prematuramente para San Isidro. El equipo de calle Corrientes se había preparado para pelear en los puestos de arriba pero no logró alcanzar el objetivo y tuvo que conformarse con mantener la categoría.

Su capitán, Germán Sciutto, dialogó con El Periódico y contó cómo vivió un torneo que fue muy desgastante en lo psicológico. Además, aseguró que con 40 años y una gran carrera deportiva sigue motivado para continuar en actividad, aunque está sin contrato. ¿Será en San Isidro?

¿No paraste después del torneo?

Después de un año un poco complicado y con muchas turbulencias, creo que ahora me estoy poniendo a punto, he descansado sólo diez días. Me quedaron muchísimas ganas de seguir jugando y entrenando, me puse enseguida a entrenar para no dejar caer el físico y mantenerme en estado. Tengo ganas de seguir jugando, que es lo que me entusiasma para no dejar en estos largos cuatro meses y mantenerme en forma, esperemos que pasen lo más rápido posible.

¿Cuál es tu motivación para seguir con este sacrificio?

Me motiva mucho la gente que me ve en la calle o que me ve en el gimnasio, la gente que me manda fotos, me manda mensajes y realmente uno no lo espera. Me dicen que estoy bien y eso a uno lo motiva, voy a tirar al aro y los pibes me dicen “estás viejo pero estás bien” (risas). Mi familia también me apoya mucho, mi señora me tiene que aguantar muchas cosas, creo que la familia es fundamental. El mensaje de la gente que está en el básquet y la gente que no, eso es lo que me motiva y el amor que tengo hacia el básquet y al club.

¿Cómo fue esta temporada para vos como líder y capitán del equipo?

Al ser un año difícil uno tiene que estar mentalmente más fuerte y tiene que tratar de que el equipo no se caiga, de transmitirle tranquilidad a los más chicos y este año fueron muchos. Hay que de dejarlos al margen de las circunstancias, fue medio complicado, pero siempre con optimismo. Estando en la posición que estábamos por ahí el clima que se sentía era muy tenso y había que calmar las aguas por todos lados, fue muy desgastante a nivel mental.

¿Y en lo deportivo?

He jugado más de lo que yo quería y creía que iba a jugar, porque mi intención era jugar 20 o 22 minutos y terminé jugando un promedio de casi 30 minutos, que para mí es muchísimo por la edad que tengo. Me la banqué, pero prefiero jugar 20 minutos de calidad que 30 regulando. En los últimos 5 minutos se me complicaba jugar al nivel que quería entonces tenía que regular. Me quedé con el sabor amargo de no seguir escalando, San Isidro es un club que siempre está en los primeros puestos y este año fue todo lo contrario.

¿Esa cantidad de minutos de más influyeron en la lesión?

Por supuesto. Estoy totalmente convencido de que la lesión fue por los minutos de más. Uno conoce el cuerpo, busca todos los detalles para estar bien y uno de los motivos de la lesión fue ese. Yo veo cómo me lesioné, me desplomé, fue una jugada simple, nadie me tocó ni toque a nadie. La culpa la tengo yo. El equipo no estaba bien de visitante, uno quiso hacer un esfuerzo más y eso lleva a estas cosas: fatigas, lesiones. Gracias a Dios zafé de la cirugía porque si tenía que operarme hubiese sido una catástrofe, creo que quedaba al margen del básquet.

¿El formato de la Liga Argentina también te condiciona?

Uno no está preparado para jugar tanto, ni en Liga Nacional, porque los partidos son muy largos y las distancias también. La estructura del campeonato no está diseñada para progresar como equipo y se hace difícil porque casi no entrenamos, uno entrena al 50% porque te cuidás para jugar, tratás de descansar y todo eso hace que el jugador se caiga. Jugar continuamente no te hace progresar, te mantiene. Si entrenás mucho y jugás poco vas progresando paulatinamente.