El experimentado jugador Martín Muller afronta desde hace unas semanas también un nuevo rol en el club El Ceibo, porque además de ser el jugador en actividad emblema del club, ahora también está al frente de la categoría u19, una edad casi determinante en el futuro de los jóvenes en relación al deporte.

Müller vuelca su experiencia y comparte con estos jóvenes, algunos que también compiten con él, las vivencias de una carrera que lo vio pasar por varias situaciones en el plano personal y colectivo. De descender dos temporadas consecutivas a coronarse campeón de la Liga Sudamericana y de la Liga Nacional.

En diálogo con El Periódico, contó cómo atraviesa esta etapa en su segunda -o primera- casa y dio detalles de un pequeño balance de su carrera. “Desde muy chico yo tenía claro que quería ser jugador de básquet y empecé a prepararme para eso y hoy entiendo que si no hubiese sido jugador de básquet, todo lo que recibí como enseñanza me hubiera servido para cualquier ámbito de la vida. Hay reglas y valores del deporte que las vuelco al ámbito laboral y me sirven mucho, a mí y a la gente que me rodea”, dijo Müller.

- ¿Cómo te llevás con este nuevo rol de entrenador?

Terminé el curso hace poquito y estoy muy agradecido al club porque me abre las puertas para hacer mis primeras armas con un objetivo muy claro. Tomo la u19 como un premio para los más jóvenes que vienen trabajando bien en u15 y 17, más los u18 que tengo, la idea es que sea una categoría trampolín de inferiores a primera división y que los chicos empiecen a tener roces con jugadores más grandes, con hicos que juegan a nivel nacional que tienen otro tipo de rodaje y lo venimos haciendo muy bien. Los chicos están muy entusiasmados, con predisposición y con ganas de algún día que sean ellos que llevan la bandera  de la primera división y poder decir que son chicos formados en el club.

- ¿Cómo lo combinas con tu rol de jugador?

Como jugador mi rol es más desde la experiencia desde el acompañamiento a los más jóvenes y tratar de ser, de algún modo, un entrenador dentro de la cancha y poder sacar ventaja desde ese lado.

Hago todo lo que está a mi alcance para estar a la altura de la competencia, pero entiendo que mi función pasa por otro lado y no en lo físico.

- Entrenás a una categoría de chicos que atraviesan una edad clave en el deporte. ¿Cuánto te sirve como ejemplo tu experiencia?

Es fundamental ponerse en la cabeza los chicos, entender su situación, por lo que ellos pasan y cuáles son sus prioridades. A esa edad siempre tiene que ser prioridad el estudio, ser buenas personas, educados, está por sobre todas las cosas y lo que yo trato principalmente es de optimizar los tiempos, que pasen la mayor cantidad de tiempo posible en el club por eso es que cuando hay feriados o domingos hago entrenamientos para que en vez de estar en el quiosco estén acá adentro, jugando con los compañeros, entrenando seriamente, pero entendiendo que esto es un juego e inculcarle valores y reglas que yo sé que el día de mañana les van a servir.

¿Cómo te adaptás al cambio de mentalidad de los jóvenes?

Es difícil comparar porque es poco el tiempo que pasa de una generación a otra con respecto al avance tecnológico que hay también. Se hace difícil porque uno entiende que en nuestra infancia había muchas cosas que no estaban a nuestro alcance como lo están hoy.

El contexto cambió mucho. Entiendo que al chico hay que incentivarlo, insistirle mucho más, ofrecerles algo que los atraiga para venir al club porque cuando se enganchan, cuando ven que hay alguien con ganas de enseñarles, que está dispuesto a aprender a la par de ellos, que les promete venir a un lugar donde van a entrenar, a divertirse donde el principal objetivo es que ellos se desarrollen como personas, cuando entienden eso tienen muchas ganas de venir al club, así que pasa por ahí. Ofrecerles a ellos algo que los entusiasme, actualizarse en cuanto a los gustos y costumbres de los chicos de hoy, pero entiendo que no hay que renegar de eso, hay que buscarle una vuelta y ofrecer algo que los motive, los entusiasme y los levante del sillón de su casa para venir a pasar más tiempo con sus compañeros en el club y no en el kiosko. Entenderlos y aceptarlos.

¿Cómo manejan la ansiedad y todo lo que conlleva hacer una pretemporada, ilusionarse con el torneo después de un año sin competencia y ahora tener que esperar?

Entendiendo la gravedad de la situación sanitaria, que es gravísima, se aceptan las medidas que se toman. Es una situación atípica, están pasando cosas graves y se entiende el marco que estamos viviendo.

La manera como lo encaró El Ceibo es excelente. La dirigencia está igual que el primer día, con el mismo ánimo, mismo cumplimiento y sé que eso no pasa en todos lados, acá está sucediendo y es muy valioso. Desde los entrenamientos está bárbaro también porque estamos entrenando al 100% siempre pensando que el fin de semana vamos a competir, sea con quien sea, haya o no partido. Preparamos la semana de la misma manera que una semana de competencia, después nos tuvimos que ir adaptando porque hubo casos positivos en el plantel, pero es muy profesional, los que están aislados también tienen su laburo, los que podemos venir a entrenar venimos todos los días. Cuando se incorporaron los chicos que fueron positivos armamos grupos separados también, por eso es muy profesional.

Pasa que merma mucho el hecho de la intensidad y la motivación al tener dudas, lo que más te mata es no saber lo que va a pasar, nosotros nos preparamos y el fin de semana no se juega y llega un momento donde necesitás empezar a competir para saber que estás entrenado que lo que vos laburaste lo tenés que volcar a un partido...

Martín Müller: “Me formé con los valores que hoy quiero que tengan mis hijas”

- ¿Qué ves cuando mirás para atrás en tu carrera?

No hace mucho que agarré la caja donde tengo las camisetas de cada club donde jugué, las empecé a mirar un poco y empecé a ver las fichas de accesos a los estadios de la Liga de las Américas, la medalla de oro de la Liga Sudamericana, las camisetas que usé cuando salí campeón y me dio un poco de adrenalina, melancolía y me puse a pensar en todo lo que pasó.

Me tocó pasar por cosas donde entendí que el deporte me empezó a devolver todo el sacrificio y para todo lo que yo me había preparado a lo largo de mucho tiempo. Cuando vos te preparás, entrenás duro y hacés las cosas bien, a la larga la competencia y la vida te ponen en el lugar que merecés y eso no significa salir campeón. Te forma como persona, ganás por otros lados también y hoy estoy muy tranquilo porque siempre me preparé para ser el mejor jugador posible en todos los equipos donde jugué, siempre traté de presentar mi mejor versión, con códigos. Estoy contento y muy agradecido porque me formé con los valores que yo hoy quiero que tengan mis hijas y para el futuro sé que todo lo que recorrí me sirvió.

- Dentro de poco se cumplen 14 años del título de la Liga Sudamericana con Libertad: ¿Qué fue para vos?

El título con Libertad de la Liga Sudamericana fue el más especial de todos porque venía de un par de tropezones feos siendo muy joven, me había tocado descender dos años consecutivos y es difícil sobreponerte porque empezás a replantearte las cosas. ‘En qué momento iba a disfrutar de lo que hacía’ es lo que pensaba, y ganamos una Liga, de las de antes que duraban todo el año donde jugaban los mejores de Sudamérica. Yo lo veía a Marcelo Milanesio salir campeón de la Sudamericana y tenía el poster en la pieza, era mi ídolo, y de golpe yo estaba ahí viviéndolo. Sin dudas fue el momento más especial, después ganar la Liga Nacional era hasta más difícil y la ganamos.

- Y de ese título venías de dos descensos ¿Cuáles fueron los puntos fuertes para reponerte de la cabeza más que todo?

Siempre tuve claro que el resultado es una consecuencia y si me tocó ir a un equipo y al equipo le fue mal por algo era, pero vos podés entrenarte al mango igual todo el tiempo y que al equipo le vaya mal porque el juego colectivo no pasa solo por lo actitudinal. Si entrenás duro, te preparás, hacés horas extra -que es lo principal- estás enfocado y te cuidás es muy raro que cuando termine la temporada no te quedes con algo positivo, más allá del resultado colectivo.

Sufrí el golpe de haberme tocado algo que es lo peor que te puede pasar como deportista que es descender y dos veces seguidas -más allá de las lesiones-, venía a mi casa y tenía mucha contención de la familia, mi novia que hoy es mi mujer y siempre estuvo conmigo, siempre me motivó, quiso que yo vaya más allá, mis viejos también, entonces cuando tenés esa suerte de tener gente que se pone contenta por vos y te ayudan a progresar, ahí es más fácil. Y después la motivación está dentro de cada uno, en la competencia que juegues, el creer que tenés mucho para mejorar, esforzarte para eso y las ganas de competir y medirte contra los mejores. Me pasó siempre, siempre me creí a la altura de competir con los mejores del país, a veces sale bien y a veces sale mal. Hay que soñar e ir detrás de ello, si se da bien y si no te van a quedar muchas cosas positivas del camino.

- Entrenaste, jugaste como profesional, al mismo tiempo estudiaste y te recibiste. Hoy trabajás de eso. Predicás con el ejemplo.

Hoy con las facilidades que hay para estudiar a distancia, organizarte tus horarios de estudio, no puedo concebir que un jugador se dedique solo a jugar. Entiendo que el profesionalismo te deja muchos tiempos muertos, entrenás dos horas a la mañana y tenés ocho horas, hay que optimizar el tiempo. Yo creo que la vida pasa por ahí, en optimizar el tiempo y vivirla intensamente. Estudiar te abre la mente, te mantiene despabilado, te mantiene enfocado, te mejora el intelecto, el habla, la comunicación. No tengo ninguna duda que los jugadores que paralelamente desarrollan el intelecto haciendo una carrera, lo verán reflejado en la cancha también. Yo lo entendí de un poco más grande. Lo que les digo y les pido a los chicos es que mínimamente hagan algo: cursos virtuales, clases de idioma, porque los va a mantener enfocados y los va a hacer mejores jugadores, no tengo ninguna duda y principalmente les da mayores herramientas para mañana encarar la vida. Tuve esa suerte, pude estudiar mientras jugaba y el día que me bajé del profesionalismo empecé a laburar de lo que había estudiado, desde ese punto de vista también fui un privilegiado, pero me preparé para que las cosas sucedan.

“Desde muy chico yo tenía claro que quería ser jugador de básquet y empecé a prepararme para eso y hoy entiendo que si no hubiese sido jugador de básquet, todo lo que recibí como enseñanza, me hubiera servido para cualquier ámbito de la vida. Hay reglas y valores del deporte que las vuelco al ámbito laboral y me sirven mucho, a mí y a la gente que me rodea”, dijo Muller.