Todo marcha normal por calle Corrientes. Los entrenamientos previos al arranque de temporada 2015/16 del TNA se desarrollan con igual intensidad en el gimnasio y en la madera del Severo Robledo. Se espera el sorteo del fixture para el 1 de octubre para saber con quien toca arrancar el 16 de ese mes la ilusión por el ascenso a la Liga. A cargo de esos trabajos están el entrenador en Jefe Osvaldo Arduh y el preparador físico Daniel Pérez.

Osvaldo volverá a tener dentro de su cuerpo técnico este año, como lo hiciese el año pasado en Instituto, a su hijo Nicolás. Y Daniel entrena por primera vez a su hijo Ignacio, de 17 años, en un plantel profesional. Esa situación, sin embargo genera la dicotomía de siempre: el de la confianza y conocer al otro y el de ganarse lo propio, más allá de ser hijo o padre de alguien.

Ver crecer al hijo

"Yo a mi hijo lo entreno desde los cuatro años, esta va a ser la primer experiencia de él dentro de un plantel profesional aunque el sea recién Sub 17. Es muy importante para él que este con un equipo profesional, para que vea desde adentro lo que es y para que, sobretodo, tome la responsabilidad. Creo que va a ayudar en su crecimiento tanto desde la parte de juego como de su persona”, inicia Pérez cuando El Periódico le pregunta por la situación de trabajar con su hijo, y agrega “ Estar con chicos más grandes que hace poco los veía jugar desde afuera, por la tele, y ahora puede entrenar con ellos es algo muy grande. Para mí obviamente es un alegría enorme, pero yo no quiero influir en lo más mínimo en ninguna decisión de él, menos del cuerpo técnico. Tengo que ser totalmente imparcial. Es uno más, y si se tiene que ganar sus minutos se lo ganará él, no por ser mi hijo porque él hará lo suyo para estar en el plantel”.

 

Aprender del viejo

 El año pasado estuve ayudándolo en Instituto. Tiene sus pros y sus contras. Es bastante exigente a la hora de los trabajos y en mi casa me corrige las cosas: mejora esto, ponete las pilas en esto, me recalca el tema de los horarios, de llegar temprano, de llegar antes y es bastante exigente pero me gusta porque me ayuda a aprender”, sostiene Nicolás Arduh con respecto lo que significa trabajar con su padre.

 

Pero no todo fue tan simple “Para empezar a trabajar con él me tuve que pelear, digamos, porque es como le dije quiero trabajar con vos, llevame de lo que sea. Te hace falta alguien que limpie en la cancha, que sea utilero. Y el me decía que no, que era complicado. Me metí, de a poco, al principio estaba parado a un costado, y después me empezó a dar responsabilidades, y de a poco me he ganando la confianza, y ahora me tiene bastante confianza”, cierra Nicolás.