Uno de los puestos con mayor carga de presión en un deporte es el de arquero, y más aún si se cambia el arco de fútbol por uno de hockey. Ese drástico cambio asumió Lucas Revillio, quien pasó de detener una pelota de fútbol para ahora tratar de hacerlo con una bocha.

“Arranqué con la actividad física en 1999, cuando tenía 5 años, porque mi papá me llevó un día y fui al arco, no recuerdo bien si porque no había arquero o era mal jugador”, recordó entre risas.

“Dejé en 2008 después del Nacional por falta de voluntad para entrenar y porque cuando me probé en Antártida Argentina y Sportivo Belgrano ya había dos arqueros delante de mí, y este es un puesto sin recambio”, manifestó el joven de 23 años, quien completó el Baby Fútbol en Don Orione (hoy Deportivo Oeste) y no encontró su lugar en las divisiones formativas de la Liga Regional.

De todas maneras, ese paso en falso por el elenco pingüino no lo privó de volver a intentarlo años después pero en otra actividad totalmente distinta al fútbol. “Decidí empezar por una amiga, le dije que quería hacer algún deporte y me dijo que pruebe con el hockey. Al principio dudaba por el tabú de que es para mujeres, pero descubrí que es una actividad como cualquier otra. Esperé a los Juegos Olímpicos para entender un poco más y en septiembre decidí ir y probar de una al arco”, sostuvo.

El guardián bajo los tres palos

“Encontré un deporte muy entretenido y sobre todo un grupo de compañeros que desde el primer momento me recibió muy bien, y eso termina influyendo siempre en cualquier deporte colectivo. Gracias a eso pude adaptarme rápido a la posición y a los nuevos ejercicios”, dijo, y agradeció la ayuda inicial recibida por parte de Matías Garetto y Rodrigo Enriello.

Diferencias y parecidos

Sobre las variables en cada de uno de los deportes que practicó, sintetiza: “Creo que hay más similitudes que diferencias con el fútbol. Mismas tácticas, mismas posiciones e igual cantidad de jugadores. Las diferencias están a la vista, como el uso de bocha, palo y traje en el arquero, además de las reglas”.

Sin embargo, reconoció que el haber atajado tantos años en una cancha de fútbol le dio un plus para su tarea actual. “Lo más complicado es adaptarse al traje que se usa en mi posición, pero ya se convirtió en algo natural”, aseguró.

Al ya cocinero profesional y hoy estudiante de la Licenciatura en Gestión Turística, no le pesó la presión del debutante y en sus primeros encuentros demostró su capacidad para el puesto logrando el segundo lugar en el campeonato de la Federación del Oeste y el título en la Copa de Honor sin recibir goles en su valla. “La consagración fue muy linda. En lo personal porque nunca había podido ganar nada y en lo grupal porque pudimos ganarle a Villa María en su cancha y sacarnos la espina, ya que ellos nos habían ganado la otra final acá.”, cerró.