Pudo haber sido un lugar más de recreación en la ciudad pero fue mucho más que eso. La pileta del Club Sportivo Belgrano se erigió como una de las principales opciones de encuentro y recreación en San Francisco por un lapso de 45 años.

Sus instalaciones comenzaron a construirse en 1966 bajo la presidencia institucional de Alejandro Cleri, finalizándose e inaugurándose en 1967 ante la directiva de Osvaldo Stiefkens. Por aquel entonces el intendente municipal era Antonio Lamberghini (cumplía su segunda etapa en el cargo). Pero su máximo auge se dio en la década del 90’, bajo la concesión de Guillermo Asteggiano, cuando se convirtió en uno de los principales atractivos de verano junto a las piletas de la Fábrica Militar y San Isidro.

Recuerdos

Durante su apertura al público, las instalaciones de calle Dorrego fueron visitadas por un gran marco de público que asistía diariamente y pasaba largas tardes bajo el sol del este cordobés.

Una de aquellas personas que no olvidan lo vivido en “tierra verde” es Rosa, quien rememoró sus tardes de juventud junto a El Periódico.

“No vivíamos muy cerca del club, teníamos que viajar bastante para llegar, pero elegíamos ese lugar junto a mi esposo porque era el que más nos gustaba, tenía un predio divino con todas las comodidades”, manifestó.

En cuanto a la convivencia dentro de las instalaciones, Rosa recuerda que solían disfrutar plenamente los días y que la pasaban muy bien. “Asistía mucha gente, era todo bastante familiar, mucha gente adulta y grupos de jóvenes”, evocó.

En cuanto a sus quehaceres dentro del club mencionó: “Me quedaba siempre al lado de la pileta tomando sol junto a mi marido Juan y tomábamos mates. Nunca faltaba la oportunidad de encontrar amigos con los que charlar durante la tarde”.

“En general siempre la pasamos bien, conocimos mucha gente. Hemos dejado parte de nuestra juventud allí, no había verano en el que no fuéramos”, cerró con melancolía.

Defendiendo los colores

Entre tantas historias que se entrelazaron con aquel establecimiento recreativo y social, se encuentra la de Susana, quien tenía otras prioridades para zambullirse al agua en Sportivo, ya que el club supo tener su equipo de competición en natación.

“Mis padres me mandaron a practicar natación en el club cuando yo era muy joven”, comenzó recordando la ex deportista que compitió vistiendo los colores de Sportivo en los campeonatos locales y regionales junto al equipo de esa época.

“Recuerdo que había equipo de básquet también pero el club no contaba con fútbol femenino”, contó. Ya entrada en edad, Susana supo ganar varios títulos junto al grupo de nadadores del club aunque lo que más recuerda es que “asistía muchísima gente y el predio tenía circulación constante”.

“Lo que hacía distinto al club de otros es que era muy familiar. Si ibas a pasar el día seguro te encontrabas con amigos. Era como una segunda casa para todos”, finalizó.

Cuando Sportivo también fue una pileta
Julio de 2013. La pileta ya estaba abandonada y comenzaban a taparla.

Fin de la actividad

En su apogeo, la pileta fue testigo y escenario principal de un grave accidente que casi le cuesta la vida a un joven sanfrancisqueño que disfrutaba de las instalaciones en el verano de 1996.

Tras aquella situación, si bien se registraron buenas temporadas en cuanto al número de visitantes, comenzó a mermar la actividad proporcionalmente al paso de los años hasta su cierre definitivo en el año 2012.

Bajo tierra

Hoy en día aquellas piscinas (la grande y la de niños) se encuentran tapadas por toneladas de tierra que nivelaron el terreno y conforman gran parte del estacionamiento interno que posee el club en el estadio.

Ninguna comisión directiva se pronunció al respecto, lo que da a entender que no hay proyectos que intenten reflotar la pileta, aquella construcción de cemento hoy sepultada, pero que atesora consigo aquellas tardes en las que hizo feliz a cientos de sanfrancisqueños.