La grandeza de los clubes se mide por el compromiso de su gente, por los títulos obtenidos y los gestos deportivos. Los hermanos Claudio y Gustavo Vaudagna representan, en cierta forma, gran parte de la identidad de La Hidráulica de Frontera.

Claudio es “profe” del club desde su fundación y los comienzos en la Liga Rafaelina, allá por 2008. Gustavo se sumó unos años después, invitado y motivado por la labor de su familiar. Ambos afirman no tener ojos para ningún otro club y no cambiarían esta “familia” por nada en el mundo.

“Decidí embarcarme en este proyecto y creo que no me equivoqué, hace 11 años que estoy en el club, pasaron muchos jugadores, cuerpos técnicos, siempre con responsabilidad y haciendo bien el trabajo he perdurado, me he llevado bien con todos los técnicos que pasaron por el club y esa fue la clave. Cada uno tiene su forma de trabajar, me fui adaptando y ellos se adaptaron a mi forma también”, explicó Claudio.

“Fueron 11 años muy lindos y se han obtenido más victorias que derrotas. Estuve en inferiores y primera, hoy estoy solo con las divisiones mayores”, precisó.

Luego, contó que hace 7 años trabaja con los más chicos: “En inferiores antes los chicos venían a jugar al futbol nomás y había que acostumbrarlos a hacer la parte física tres veces a la semana, se fueron acostumbrando. Otros clubes tienen un profe por categoría y yo tengo a todas. Se me hace fácil porque hay colaboración mutua de todos y estoy muy agradecido, no hay falta de respeto, tenemos una cantidad de chicos bárbaros y nos llevamos muy bien”, indicó.

“Hoy está lindo, mañana llueve y ya se complica porque no tenemos lugar. Empezamos a ver y capaz que vamos a la plaza, a la vereda del poli, y los chicos van, eso te motiva mucho. Uno por ahí dice hoy no va nadie, me tengo que mojar todo y no va a ir nadie. Y llegas y tenés 30 o 40 tipos esperándote para entrenar. Los técnicos, tipos con familias, con trabajos, están siempre predispuestos, acompañado a los chicos, llevándolos a la casa, buscándolos”, comentaron.

Su lugar en el mundo

“Tuvimos la posibilidad de ir a otros clubes, pero no, no hay comparación”, sentenció Gustavo. “Todos los años hay propuestas, suena el teléfono con dos o tres propuestas, pero uno acá está cómodo, uno encontró su lugar en el mundo. A veces cuesta pero siempre hay algo más por hacer, yo ya gané todo acá: en inferiores, en primera, ascendimos, jugamos el grupo uno contra los equipos de Rafaela. Sin embargo, siempre hay un nuevo desafío”, dijo Claudio.

“Este es un club donde los chicos se apoyan mucho en los entrenadores y en los profes, más que un club de futbol es una familia donde los chicos encuentran mucha contención, sobre todo en inferiores. Se hace un laburo muy bueno en ese sentido, no es esa relación fría de jugador-técnico y se corta ahí. Acá el chico habla los problemas que tiene, se lo ayuda, si alguien está con problemas se le busca una solución, si quedan a pata se los lleva a casa, siempre se da una mano”, indicó.

“Esto es lo mejor que te puede pasar, renegar, no tener los materiales, laburar con poco. El día que entremos a un depósito y veamos más de 20 conos no vamos a saber qué hacer”, contaron entre risas.

“En los inicios había que acostumbrar a los chicos a entrenar cuatro veces a la semana, sobre todo en inferiores, que por ahí se iban a jugar a otras ligas. Enseñarles hábitos alimenticios, acostumbrar a los chicos de Primera que esta es una liga semiprofesional y tenían que comenzar a cuidarse, los otros equipos tienen jugadores pagos y nosotros nunca tuvimos jugadores pagos. Siempre corremos desde atrás con eso”, señaló Claudio.

Una pasión que se trae de casa

“Desde que estaba en el primario que quiero ser profesor de educación física, fui ayudante de mi viejo en Estrella del Sur, en la categoría 1981. Si bien me gustó siempre, también hubo una influencia de mi viejo ‘Juanchi’ Vaudagna muy importante. Él amaba el futbol, laburó siempre con los pibes y era una persona especial”, indicó Claudio.

“Yo hago lo mismo que mi viejo, él se ponía a planificar los entrenamientos en un cuadernito todas las noches, ahora yo también lo hago porque tengo chicos de varias edades y eso me quedó de él. También de Claudio voy aprendiendo mucho, sobre todo cuando empecé”, explicó Gustavo.

Y en esa sintonía, Claudio agregó: “Yo como hermano estoy muy orgulloso de que él haya podido hacer lo que le gusta y haberle dado yo la posibilidad que se haga un nombre y una carrera dentro del fútbol”.

“Acá la gente es espectacular”, dicen los profes de La Hidráulica

Nunca DT

“De todos los técnicos que pasaron se aprende algo, pero nunca me picó el bichito de ser técnico. No sirvo para armar equipos porque me encariño mucho con el jugador y no sé dejar gente afuera. Tengo intercolegiales en la escuela y hago sorteos, me cuesta mucho, ni tampoco en el Baby. No tengo la personalidad para ser técnico”, destacó Claudio.

“Yo admiro a los entrenadores porque tienen que decirles a los nenes que no les toca jugar. Ellos vienen todos los días con la ilusión de jugar, son muchos y siempre juegan todos, pero a veces alguno queda afuera y es complicado ser técnico en esa situación, decirles que hoy no les toca es jodido. Yo ni emito opinión. Uno se encariña, yo llego al club y enseguida vienen todos atrás mío”, dijo Gustavo.

“Alberto Aimar fue quien impulsó todo esto, era un visionario… Carecíamos de iluminación de muchas cosas, los primeros años trabajé en inferiores también y Alberto, que era un loco lindo de esto, se venía a las 6 de la tarde, conseguía bizcochos y mate cocido, junto a la comisión, y se le daba el mate cocido a las inferiores y la primera lo hacía antes de entrenar. Todas esas son locuras lindas que uno recuerda. El club después despacito fue avanzado…”, dijo Claudio.

Agradecimientos…

“Quiero agradecer a mi familia, Marianela y Maia que son las que me aguantan, que están en la noches solas hasta que yo llego, que tienen que buscarse una actividad el domingo que yo no estoy. Después al club, a los dirigentes que han pasado, a los actuales, a jugadores que me han tenido que aguantar, agradecerles por la posibilidad que me dieron”, dijo Claudio.

“Yo agradezco al club, a la subcomisión, a la comisión, a mi esposa Lucila, a mi hijo Francesco, a los técnicos que me aguantan, ellos trabajan gratis acá, le meten muchas ganas. En otros clubes capaz van por intereses, ellos acá viene gratis y hacen el doble”, destacó Gustavo.

“También Zulema, mi mamá, y a Elida, a mi hermana Silvia. Siempre están pendientes de cómo nos va”, dijo Claudio.