La cuarentena decretada a nivel nacional, bien vista para frenar el avance del coronavirus en el país, tiene su lado negativo porque resulta un problema para aquellas personas que trabajan de forma independiente y que dependen de su oficio para poder subsistir.

Si bien muchos coinciden en que la medida es necesaria, también están de acuerdo en que el hecho de no poder realizar su trabajo de manera habitual afecta el bolsillo y los ingresos familiares.

Hugo es electricista y desde que se decretó la cuarentena sólo está habilitado para trabajar ante casos de urgencia. Sin embargo, si bien aún cuenta con esa opción, no siempre consigue repuestos, lo que le dificulta trabajar y, por ende, cobrar.

“Hay una familia que quiere que vaya porque les estoy terminando una pieza, por ahora están durmiendo en una habitación de huéspedes y lo necesitan, pero no puedo ir”, contó respecto a uno de los trabajos que deberá esperar.

Cinco historias de los que no pueden trabajar en cuarentena

Explicó que tiene el permiso a nivel nacional para moverse porque debió viajar a Colonia Marina. "Allá hay unos silos en lo que se rompió la noria donde tiran las semillas. A la vez hay una planta que necesita aireador, se rompió un aparato y acá no se consigue. Hemos preguntado si nos atendían pero nadie nos contesta. También hay un bobinado de un contacto que no podemos conseguir de una máquina seleccionadora de granos. Son cosas en las que no podemos avanzar. Tenemos permiso para ir a trabajar pero no tenemos repuestos”, explicó sobre su situación.

Asimismo, el entrevistado se refirió al aumento de precios, que no sólo se da en los alimentos: “Por ahí tampoco conseguís buenos precios y la gente no quiere pagar locuras. Hay cosas que nos han cobrado el doble. Por ejemplo, un automático de tanque que estábamos pagando casi 480 pesos nos lo quisieron cobrar 940. Hay gente que es oportunista en esto”, dijo crítico.

Por último, la gestión de los “papeles” necesarios para circular es otro inconveniente. “El otro día fui a ver una bomba y cuando salía de verla vino Gendarmería y empezó a pedir papeles. Yo me salvé porque vio que tenía la bomba en el auto pero la gente por ahí le esquiva a todo esto porque tiene miedo, porque te sacan el auto. En Frontera, por ejemplo, me dijeron que a cada domicilio que voy tengo que llevar un permiso, y son dos horas para hacer un permiso, hay que llevar hasta el número del documento del cliente”, sostuvo.

“Me las estoy rebuscando”

Mauricio Pérez es mecánico de autos y desde que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio no pudo abrir su taller.  

“Trabajo solo, hace del día uno de la cuarentena que no puedo abrir por decreto nacional. Y así pueda, las casas de repuestos están todas cerradas y los clientes están en cuarentena total así que es lo mismo en todos los casos”, explicó.

Los ingresos que le deja ese trabajo es el único sustento con el que cuenta. “De las ganancias de mi taller se pagan los gastos como alquiler, luz e impuestos y así también lo que uso para vivir. A eso se le suma el monotributo, la mutual, el crédito de la casa y todo lo que conlleva vivir a diario, que no es barato”, detalló.

Sobre cómo sigue su vida, señaló: “Me las estoy rebuscando en casa encerrado, como dice Alberto. Algo de dinero tengo en ahorros con lo cual en tiempo de cuarentena puedo subsistir. El problema va a ser cuando pase todo esto. Van 20 días sin poder trabajar, sin generar el tan preciado mango. Y cuando volvamos a la normalidad los impuestos, las deudas. La luz sigue llegando, la panza hay que llenarla y no hay ingresos para lo que se viene”.

"Estamos muy preocupados"

Vanesa Cantarini y su hermana tienen un salón de peluquería. Como en otras actividades, no pueden recibir a sus clientas. La situación las preocupa, ya que los ingresos que les dejaba la actividad eran muy importantes para la familia, donde todos trabajan de forma autónoma.  

"Es terrible. El salón es una sociedad con mi hermana, las dos somos las dueñas y estamos arreglándonos como se puede. Nuestros maridos también trabajan independientemente y es nuestra fuente de trabajo la peluquería, nuestro mayor ingreso. Mi marido trabaja en la construcción, es contratista, y mi cuñado es jardinero, ninguno de los cuatro estamos trabajando", expresó.

Por el momento, aseguró, están subsistiendo con ahorros, pero estos se terminan. "Es complicado por los gastos de la peluquería. Al no trabajar, al no facturar nada se complica para todo. Son muchos los gastos, tenemos que seguir pagando el alquiler, no estamos trabajando nada de nada".

Cantarini añadió que la situación marca un retroceso en los avances que venían logrando: "Hablamos todos los días con mi hermana, la venimos remando desde hace un montón de tiempo, cuesta afianzar y progresar y creíamos que estábamos en un buen momento y con todo esto decae un montón, no sé cómo va a seguir", declaró preocupada.

"Tengo la esperanza de que todo vuelva a la normalidad" 

Carolina Funes también es trabajadora autónoma, en su caso, dedicada a la estética de uñas. Si bien no cuenta con un salón, ya que acondicionó su casa para trabajar, sí tiene una buena cartera de clientas con las que, por el momento, no está pudiendo trabajar. 

Cinco historias de los que no pueden trabajar en cuarentena

"Mi rubro es bastante complicado. Tengo la suerte que tengo el ingreso de mi marido que trabaja para una empresa láctea. Había pensando en alquilar un local y después hice unas remodelaciones en mi casa y me seguí quedando acá. Por un lado mejor, porque con este parate se complicó un montón. Pero esos ahorros que tenía los invertí comprando nuevos colores, decoración y un montón de cosas para justamente empezar una nueva temporada. Pero bueno, tengo esa suerte de tener ese ingreso de mi marido", reconoció la trabajadora.

La esteticista reveló que, precisamente, con ese ingreso están viviendo ahora. "Tengo muy buena clientela desde que arranqué. Lo único que pido es que después de esto siga así. Ojalá, para todos los centros de estética. Las chicas que hacemos uñas todas trabajamos bien, cada una maneja un círculo de clientas. Hay mucha competencia pero todas trabajamos bien. Espero que después de todo esto se reactive todo otra vez", pidió.

La mujer reveló que apenas comenzó a diseminarse el virus, decidió cortar con las actividades: "Mi rubro fue lo primero que se cortó, por el tema del contagio, porque con las personas estamos muy cerca. Al estar en contacto con las manos, de mi parte enseguida lo corté".

Pese a todo, se mostró optimista de cara al futuro. "Estoy con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad y con el deseo de volver a tener el mismo trabajo y el caudal de clientas que tenía".

"Tuvimos la suerte que nos dieron plata adelantada"

La situación de los pintores de obra también es complicada. Sin embargo, el caso de Enzo Gudiño fue un poco mejor gracias a la ayuda de una familia para la que comenzó a trabajar apenas horas antes de decretada la cuarentena.

Cinco historias de los que no pueden trabajar en cuarentena

"Gracias a Dios venía trabajando bien ya desde el año pasado. Por suerte los pintores siempre algo tenemos. Se nos complicó un poco con este parate, parar de golpe tanto a mí como a los chicos que trabajan conmigo tuvimos la suerte de que donde estábamos trabajando nos dieron plata adelantada como para aguantar un poco esto, sino hubiese sido muy jodido. Personas muy buenas que confiaron mucho en nosotros porque ya habíamos trabajado para varios conocidos de ellos. Hoy en día no es fácil que confíen así en uno y le den plata adelantada. Justamente habíamos empezado el miércoles en esa casa y ya el jueves se había decretado la cuarentena así que nos tuvimos que volver. Me saco el sombrero con esa gente por confiar en nosotros. Encima que nos dieron plata por esos dos días que trabajamos, nos dieron para que tengamos para aguantar este cimbronazo", reconoció.

Gudiño reconoció que se encuentra administrando ese dinero para "aguantar" el aislamiento, y aseguró que otro ingreso en la familia, como el de su pareja, es de gran ayuda. "Lo estamos racionando, les voy dando a los chicos por semana y ellos se comprometieron en que después vamos a trabajar por menos plata. Hay algunos que me imagino que han tenido que cortar de golpe y la deben estar pasando mal, si yo no tenía esa ayuda también la estaríamos pasando muy mal. Mi señora trabaja, es empleada doméstica, le pagan el sueldo sin ir a trabajar pero asimismo si no hubiese tenido esa ayuda se me hubiese complicado muchísimo", subrayó.