María Pineda tenía 16 años cuando cocinó su primer asado en la casa donde vivía con su familia en la ciudad de Morteros. Su padre fue quien le enseñó el arte de asar, lo que ella recibió con los brazos abiertos ya que se considera una persona a la que le gusta aprender. Por eso, confesó, no se puso para nada nerviosa al momento de prepararlo. Aunque también destaca a su mamá y su abuela como las primeras maestras que tuvo en el arte culinario.

El pasado fin de semana, 41 años después de esa experiencia, la mujer participó –junto a su esposo que ofició de fogonero- del Festival Criollo en la localidad santafesina de Cayastá, en un concurso de asadores a la estaca, obteniendo el segundo puesto de un total de 19 participantes.

“Cocinar es una pasión muy grande que tengo prendida como un abrojo sobre mi piel”, asumió a El Periódico la mujer de 57 años, quien tiene cuatro hijos y dos nietas.

En la última competencia en Cayastá debió cocinar un costillar.
En la última competencia en Cayastá debió cocinar un costillar.

Pineda se dedica a la gastronomía desde niña, un poco antes de hacer su primer asado: “Trabajo desde los 11 años. Comencé como lavaplatos pasando por distintos rubros hasta que un día, muy joven, me convertí en cocinera”, manifestó.

En 1978, recordó que entró como niñera a una confitería muy importante de Morteros. Allí le llamaron la atención los banquetes que preparaban para los festejos especiales, platos que en su casa no se servían. Fue durante las siestas de esa época, cuando los niños que cuidaba dormían, que atendía bien concentrada al trabajo de las cocineras y se sorprendía con sus técnicas.

Tiempo más tarde, María tendría su gran oportunidad al enterarse que estaba pronto a inaugurarse una estación de servicio en su ciudad y que tendría un espacio gastronómico. Se animó y se presentó al trabajo. Una chef reconocida de Córdoba fue quien la entrevistó y le dijo que tenía “mucho para dar” en la cocina.

Grandes desafíos

Pineda hoy tiene un emprendimiento de empanadas y de postres en su casa (@_lacocina_demary) y es contactada para todo tipo de eventos. Además, le encanta trabajar en desafíos multitudinarios, ya que –dice- esa adrenalina la rejuvenece: grandes locradas, ravioladas y hasta una torta gigante en 2019, para un aniversario de Morteros.

Con colaboradoras de un taller de cocina que dictaba en una Fundación para mujeres en vulnerabilidad, se propuso el objetivo. Para ello pidió a los vecinos que colaboraran con los ingredientes y consiguió una cámara donde guardarla una vez hecha.

Dupla explosiva. Junto a su pareja cocinan la mejor carne asada.
Dupla explosiva. Junto a su pareja cocinan la mejor carne asada.

“La torta llegó a pesar 200 kilogramos, fueron 2000 porciones que volaron rápidamente”, rememoró y contó que ese mismo año hizo un budín inglés de casi dos metros de largo.

Cocinera solidaria

Pineda se destaca además por su solidaridad. Desde el 2020, mientras duró la parte más crítica de la pandemia, llegó a cocinar 200 raciones diarias para la gente que no podía trabajar: “Lo hice con la ayuda de mi familia y la gente de mi ciudad que colaboraba con toda la mercadería que hiciera falta, desde carne, fideos y verduras”, señaló.

Dicha acción le dio pie para abrir el merendero y comedor solidario "Calcuta". Este espacio no solo brindaba comida, sino además ropa, útiles y medicamentos. También trabajó como cocinera en tres salas cuna.

Una asadora con sus secretos

Como si fuera poco, la morterense se destaca en el ámbito de las brasas. Hace un par de años se consagró con su hija en el tradicional certamen de asadoras en Marull, entre otros logros. Si el torneo es mixto, su pareja es su esposo con quien también conoce de buenas performances.

“En diciembre pasado fuimos a Montes De Oca y participamos con casi 70 competidores, los mejores asadores de la toda la Argentina y de Paraguay obteniendo el puesto 15. Fue un placer enorme, un mimo al corazón. Y el pasado fin de semana logramos un segundo puesto en Cayastá

Y gracias a ello participaremos en octubre en Santo Domingo, Santa Fe, en otra instancia. Estamos felices por que amamos hacer todo esto, es adrenalina pura”, remarcó.

En el caso de Cayastá tuvieron que cocinar un costillar que pesaba entre 15 y 20 kilos: “El jurado pidió que salga el jugo transparente, ese era el punto que querían. El tiempo de cocción era de cinco horas pero una vez que clavás la estaca no la podés mover, así que si el viento te juega en contra tenés que buscarle la vuelta para terminar de asarlo”, indicó.

Sobre los secretos de un buen asador, Pineda confesó: “Para mí está en la sazón, yo por ejemplo preparo mi sal saborizada con vino tinto y otros condimentos. Y después trabajar el fuego de una manera correcta”, dijo y agregó sobre el punto justo de la carne, lo que siempre genera polémica: “El punto justo es cuando lo cortás y el jugo de la carne sale transparente y no rojo. Además por fuera se ve un colorcito bien dorado”.

Pineda mira hacia atrás y dice sentirse “orgullosa” por soler estar “entre tremendos asadores”. Para ella cocinar no distingue entre géneros.