Una pequeña le robó el protagonismo al papa Francisco al subirse al escenario donde el pontífice daba su tradicional Audiencia General de los miércoles, saltando y aplaudiendo para deleite de la multitud.

La niña, que llevaba una camiseta rosa chicle, se soltó de los brazos de su madre y llegó al gran escenario de mármol de la Sala Nervi en la Ciudad del Vaticano.

Al notar nerviosismo entre algunos testigos, el Papa hizo señas a los agentes de seguridad que intentaban agarrarla para llevarla nuevamente a la platea. "Déjenla tranquila, Dios habla por los niños", señaló Francisco, cuando advirtió que la pequeña tenía una discapacidad.

(Reuters)
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"Esta pobre niña es víctima de una enfermedad y no sabe lo que está haciendo", dijo Francisco al final de la audiencia, que duró más de una hora. "Pregunto una cosa y todos deberían responder en su propio corazón. ¿Recé por ella cuando la vi? ¿Recé para que el Señor la sane y la proteja? ¿Recé por sus padres y su familia?", afirmó.

Y concluyó: "Cuando vemos a una persona que sufre, debemos rezar. Esta situación debería ayudarnos a hacer siempre esta pregunta. ¿Recé por esta persona que he visto y es obvio que sufre?".