El caso de una persona que ingresó en la década de 1970 en el hospital Doctor Emilio Vidal Abal, de la localidad de Oliva, con el presunto diagnóstico de esquizofrenia paranoide y que ha vivido allí gran parte de su vida –en una trayectoria que incluyó una causa judicial– reactivó el análisis sobre los modelos de internación y tratamiento de personas con este tipo de trastornos.

El secretario de Salud Mental de la Provincia, Emilio Filipponi, afirmó que el objetivo de la cartera sanitaria es reducir a la mitad la población de personas internadas en los próximos dos años. Actualmente, hay 783 pacientes en las instituciones existentes en la provincia –unas 374 en el hospital Vidal Abal–, una cifra que se ha ido reduciendo en las últimas décadas en el marco del modelo de “desmanicomialización”.

Filipponi afirma que hay factores que dificultan la resocialización, como la edad (y la de sus familiares) en el caso de pacientes geriátricos y la zona de procedencia, cuando esta está alejada del establecimiento.

A veces, afirma el secretario, lo que impide que la persona abandone la institución es el desconocimiento de sus allegados sobre los derechos de los pacientes y de sus familias.

“Se cree que un diagnóstico en psiquiatría es absoluto. Muchos pacientes no pueden volver con sus familias, pero sí hay otras alternativas, como las casas de medio camino”, describió el funcionario.

“Tenemos un núcleo remanente de pacientes de la Colonia Vidal Abal. Cuando era nacional, llegó a tener entre cuatro mil y cinco mil pacientes. En 1981, pasó a la órbita provincial y, con el advenimiento de la democracia, también se comenzó a trabajar con la influencia del modelo europeo de resocialización de pacientes, muchos de los cuales volvieron a otras provincias o, incluso, a otros países de donde provenían”, contó, en diálogo con La Voz. Filipponi afirmó que hay recuerdos de las escenas de arribos en distintos medios de transporte de personas que llegaban directamente para ser internadas, lejos sus sitios de origen.

Hace poco más de diez años, la Provincia impulsó la reforma definitiva del modelo y, actualmente, la meta es que tiendan a desaparecer los establecimientos especializados con internación, los cuales deberían ser reemplazado por los servicios de salud mental en los hospitales generales.

Filipponi también aludió a frecuentes prácticas sociales –sobre todo, las relacionadas con el lenguaje– que estigmatizan a los pacientes y que afectan, también, su derecho al tratamiento.

“La salud mental es la menos comprendida, la que genera mayores malentendidos”, aseveró, en relación con la comprensión de esta área de la salud. Asimismo, mencionó que el cambio de paradigma que se impulsa enfrenta obstáculos. “Hace falta una fuerte embestida ideológica para los que resisten el cambio. Hemos podido externar pacientes que hacía 25 o 35 años que estaban internados, y es claro el cambio que se produce en ellos”, graficó.

Respecto de las críticas que se realizan sobre el estado de los establecimientos o sobre los déficits en materia de atención, respondió que, en muchos casos, se trata de una tarea que implica un gran esfuerzo no reconocido. “En esto no hay sábados ni domingos, hay una gran tarea individual para cada proceso de reinserción social de los pacientes”, enfatizó el funcionario.

Fuente: La Voz del Interior