La justicia penal de La Plata ordenó la detención del cura Eduardo Lorenzo, acusado de abusar sexualmente de al menos cinco adolescentes que concurrían a su parroquia, pero la medida no se hará efectiva por un recurso de eximición de prisión presentado por su defensa, informó una fuente judicial.

Lorenzo, ex capellán del Servicio Penitenciario bonaerense, goza actualmente de una licencia y esta
alojado en una dependencia de Cáritas.

El sacerdote está acusado de corrupción de menores y abuso sexual de al menos cinco adolescentes entre 1990 y el 2008, en una causa que investiga la scal de la La Plata, Ana Medina, quien pidió la detención del cura a la jueza de Garantias platense, Marcela Garmendia.

La defensa del cura había pedido la eximición de prisión del sacerdote por lo que Garmendia debió resolver ambos planteos y tras rechazar la eximición de prisión del sacerdote, ordenó su detención.

Una fuente judicial explicó que "al no estar rme la denegatoria del pedido de eximición de prisión, ya que aún queda al sacerdote la instancia de ir a la Cámara Penal con ese planteo, la orden de detención no se efectiviza".

Los cinco hombres que brindaron testimonio ante la scal Medina relataron, con mucha angustia a pesar del tiempo transcurrido, un similar modus operandi de parte de Lorenzo para perpetrar los ilìcitos.

El cura se mostraba muy amistoso con los adolescentes de entre 13 y 15 años que concurrían a la Iglesia San José Obrero de Berisso y a la Parroquia Inmaculada Madre de Dios de la localidad platense de Gonnet.

El último hombre que se presentó en la scalía, semanas atrás, recordó que Lorenzo " me pedía que le hiciera masajes en los pies, o en la espalda, en su cama grande y comenzaba a refregarse contra mi".

El sacerdote fue sometido semanas atrás a pericias psicológicas en la Asesoría Pericial de La Plata, cuyos peritos concluyeron que Lorenzo "posee una personaldiad con características de manipulación, elevado autocentramiento y egocentrismo, con escasa autocrítica y autobservación impregnada de rasgos nacisísticos".

"Su organización psíquica resulta compleja (...) y una imagen de sí mismo grandilocuente, que encubre una personalidad psicopática perversa de la personalidad .

Ante los peritos, Lorenzo aseguró que "no soy un ángel, no me cuesta enojarme", pero en ningún momento reconoció que su desempeño sacerdotal haya sido objeto de cuestionamientos por los motivos que se le imputan y procuró destacar el buen vínculo con las familias y los hijos de éstas que concurrían a las parroquias donde se desempeñó.

El abogado Juan Pablo Gallego, defensor de una de las víctimas, aseguró que la no efectivización de prisión "es de gravedad institucional y un escándalo de magnitud" porque "se facilita la continuidad de la impunidad de Lorenzo".