Un estremecedor caso de abuso sexual y sometimiento conmocionó en las últimas horas en la localidad de Miramar, la provincia de Buenos Aires. Los efectivos policiales de la Comisaría de la Mujer, acostumbrados a denuncias de todo tipo, no salían de su asombro la semana pasada, cuando la mujer que tenían enfrente revelaba su sufrimiento. 

De acuerdo con la versión relatada, la denunciante había visto cómo su pareja, un hombre con el que compartió casi toda su vida, abusó sexualmente de la mayor de las hijas de ambos, una niña de 12 años, reveló el diario La Capital.

Pero la historia de perversión y sometimiento, según la investigación policial, se remonta mucho más atrás en el tiempo. La mujer que hizo la denuncia fue, antes, criada por el acusado, empleado de un establecimiento rural de la ruta 77.

La investigación pudo establecer que la mujer, de 29 años, fue adoptada por el presunto abusador cuando era una adolescente de alrededor de 14 años y vivía en situación de vulnerabilidad. Se convirtió en una especie de tutor, pero cuando ella cumplió 17 el vínculo cambió y se convirtieron en una pareja, de la que nacieron cuatro niñas.

Según la denuncia, la situación se volvió aún más compleja en noviembre de 2017 cuando la mujer observó cómo el padre de sus hijas abusaba sexualmente de la mayor de ellas.

Según explicó ante la Policía, fue testigo del momento en el que el hombre obligaba a la menor a hacerle sexo oral. Sin embargo, el nivel de sometimiento era tal que no logró contarlo hasta hace unos días, cuando radicó la denuncia. 

Las mantenía encerradas

Según lo que pudieron saber los investigadores del caso, el hombre mantenía a la mujer y a las niñas encerradas en su casa de Miramar y casi no las dejaba salir. El casi nulo nivel educativo y la absoluta dependencia económica provocaron que la denunciante demorara en relatar el suplicio.

Cuando lo hizo, los uniformados iniciaron una investigación que derivó en una orden de restricción de acercamiento, para impedir que pudiera entorpecer la investigación y en resguardo de la mujer y las niñas. 

Sin embargo, no lo cumplió, ya que le envió diversos mensajes a la mujer y por eso la Justicia ordenó su detención. Personal policial llevó a cabo el procedimiento en el campo donde trabaja el acusado, que no impuso resistencia.

Un grupo de peritos entre los cuales se encuentran una médica ginecóloga y una psicóloga, ya había establecido en forma preliminar que el relato de la mujer sobre la situación presenciada y los dichos de su propia hija, eran compatibles con una situación de abuso y sometimiento. 

Imputado

Según manifestaron los investigadores, el cuerpo de la menor no presenta indicios, marcas ni lesiones compatibles con la penetración.

De todas formas, debido a la normativa recientemente modificada, casos como estos pueden ser caratulados como “abuso sexual con acceso carnal”. Y así fue como lo dispuso la fiscal Florencia Salas, que imputó al hombre por ese delito.

Ahora restará esperar para conocer cómo continúa la investigación y saber si además le cabe alguna imputación por el sometimiento que, según el relato, sufrían las víctimas.

“Mamá, vamos a poder cruzar a la playa”, fue una de las frases que la menor le dijo a su madre después de enterarse de que su padre no se le acercaría más. Al escucharla, los uniformados de Miramar todavía no salían de su asombro.

Fuente: La Capital.