El Papa Francisco presidió el Vía Crucis este viernes por la noche en Roma. foto: Prensa Vaticano.

El Papa Francisco dedicó el servicio de Viernes Santo a las víctimas del tráfico de personas, un tema que dominó este año el ritual que recrea la crucifixión de Jesús en el Coliseo de Roma previo a la Pascua.

Miles de fieles y turistas asisten cada año a la procesión del Vía Crucis que se desarrolla en el Coliseo romano.

Las meditaciones de este año, que se leyeron en voz alta durante la procesión, fueron compuestas por la monja italiana Eugenia Bonetti, quien trabaja para rescatar a los migrantes y mujeres obligadas a prostituirse por traficantes de personas en las calles de Italia. 

"Reunidos en este lugar, en el que millares de personas en el pasado sufrieron el martirio por ser fieles a Cristo, queremos ahora recorrer esta “vía dolorosa” junto a todos los pobres, los excluidos de la sociedad y los nuevos crucificados de la historia actual, víctimas de nuestra cerrazón, del poder y de las legislaciones, de la ceguera y del egoísmo, pero sobre todo de nuestro corazón endurecido por la indiferencia.Una enfermedad, esta última, que también sufrimos nosotros, los cristianos", es uno de los fragmentos leídos durante la celebración.

Se escuchó también decir: "Señor Jesús, es fácil llevar el crucifijo al cuello o colgarlo como un ornamento en las paredes de nuestras hermosas catedrales o nuestras casas, pero no es tan fácil encontrar y reconocer los nuevos crucificados de hoy: las personas sin hogar, los jóvenes sin esperanza, sin trabajo y sin perspectivas, los inmigrantes obligados a vivir en las barracas en los márgenes de nuestra sociedad, después de haber padecido sufrimientos inauditos".

"La situación social, económica y política de los migrantes y de las víctimas de la trata de personas nos cuestiona y nos sacude. Debemos tener el valor, como afirma con fuerza el Papa Francisco, de denunciar el tráfico de seres humanos como un crimen contra la humanidad", agrega.  

Fuente: La Nueva Mañana