El herbicida glifosato, comercializado por la multinacional estadounidense Monsanto, produce cáncer, según lo dictaminó ayer un tribunal de San Francisco (Estados Unidos). El fallo obligó a la compañía a desembolsar 289 millones de dólares para indemnizar a Dewayne Johnson, un jardinero y agricultor norteamericano que contrajo la enfermedad luego de pulverizar con el plaguicida entre los años 2012 y 2014.

Para el juzgado existe evidencia suficiente para vincular a las etiquetas comerciales de glifosato RoundUp y RangerPro con la dolencia que hoy aqueja a Johnson.

Johnson, durante dos años, efectúo reiteradas aplicaciones del herbicida en distintos predios de escuelas ubicadas en California. Según el tribunal, Monsanto actuó con malicia dado que conoce la elevada toxicidad del agrotóxico, pero se ocupó de nunca advertirlo de forma adecuada.

La decisión de la Justicia reabre la discusión en torno a la validez de los controles que en su momento derivaron en la habilitación comercial del producto en los Estados Unidos. De esa misma documentación, surgió el permiso para el uso y la venta del glifosato en la Argentina.

Pionero

Un estudio contundente que demostró la toxicidad del compuesto fue realizado por el argentino Andrés Carrasco, un científico –fallecido en mayo de 2014– que presidió el Conicet y con su trabajo probó que la sustancia produce desde muerte celular hasta malformaciones. La investigación de Carrasco documentó daños para la salud, con un agravante: el experimento se llevó a cabo sobre concentraciones de glifosato mucho menores que las que hoy se aplican en los campos. En estos años se sumaron evidencias científicas producidas en Francia e Inglaterra, en la misma dirección.

Fuente: La Voz del Interior